viernes, 7 de septiembre de 2007

Madre, Patria y 11-S

Madre, Patria y 11-S

Lo bonito y emocionante de las conmemoraciones, fiestas patronales, peregrinaciones, aniversarios y demás eventos sociales, es que en ellos personas de diversa procedencia, amigos y desconocidos, vecinos y foráneos, jóvenes y antiguos, hombres y mujeres, creyentes y no creyentes, se unen bajo un lema, una causa, una bandera, un recuerdo o una creencia común, para compartir momentos de unión, cariño, fiesta, simpatía, recuerdo, tristeza o solidaridad. Esto puede suceder en la peregrinación a Santiago, en la Feria de Sevilla, en San Isidro en nuestra querida y gran Madrid, en las fiestas de Calaceite, en las fiestas del Pilar en Zaragoza, para algunos en Noviembre en el Valle de los Caídos, para otros en el “opening” del Space de Ibiza o en el FIB de Castellón y para privilegiados en todos estos sitios.
Pero siempre hay alguien a quien le toca bailar con la más fea. Como a nosotros, esos ciudadanos de Barcelona que con cada día que pasa sentimos con más fuerza la necesidad de abandonar nuestra ¿patria? chica. No vivimos a gusto, ni nos emocionamos con la proximidad de las “grandes” fiestas de ¿nuestra? ciudad. Tenemos ante nosotros otro 11 de Septiembre que lo único que nos va a aportar son nuevas dosis de odio, de incredulidad, de hastío, de incomprensión y, en fin, de desesperación ante las continuas afrentas que sufre nuestra patria (¡esta si!), España, desde el poder, desde los medios, desde los grupos de presión, y por ende, desde la estupidez, la desinformación y la manipulación embebida en el pueblo catalán antaño adalid en la lucha por engrandecer la historia común española por todos los rincones de la tierra.
Tal semana como hoy hace 9 años mi madre, que en paz descanse, agonizaba en el Hospital de Bellvitge, esperando con esa fe que pocos entienden hoy en día la llamada del Señor. Por desgracia falleció al poco tiempo, exactamente el 11 de Septiembre. Si esta fecha ya figuraba tachada en mi calendario, como en el de tantos otros amigos míos, este fallecimiento añadía una pesada losa a cualquier posible sentimiento festivo en esta conmemoración tan estúpida que es el 11 de Septiembre.
Hoy, 9 años después, es mi otra madre, España, la que yace temblorosa en la esquina noreste de ese camastro antes llamado España, esperando una llamada que seguro llegará si este sinsentido sigue al ritmo actual.
El contraste entre un gobierno catalán que incita a deportistas a incumplir las leyes y jugar con una selección autonómica, frente a la unión, afinidad y camaradería en la que se ha convertido nuestra selección de baloncesto, es otro detalle más que va colmando el vaso de nuestra paciencia. Y como este hecho, que puede sonar a anecdótico pero que es muy grave al ser la afición a un deporte un arma fácil de cargar, apuntar y descargar en la dirección que uno desee, digo, como este hecho, hay muchos, diarios, continuos, públicos u ocultos, simbólicos (como las banderas) o gravosos (como las multas por no rotular en catalán), que van minando nuestra moral, que van desmontando pedazo a pedazo esa parte de nuestro corazón que aún late en catalán. Espero que no llegue ese día, pero si esa parte de mi corazón dejara de latir, no dudo que la otra parte, engrandecida por la triste liberación de una pesadilla insoportable, golpearía mucho más fuerte al son de nuestro querido y respetado himno nacional, el de ¡¡ESPAÑA!!