Seis
cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: Los
ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente,
El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al
mal, El testigo falso que habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos.
Proverbios 6:16-19
Como nos explica José Javier
Esparza en "No te arrepientas: 35 razones para estar orgulloso de la Historia de España",
el inglés Chesterton se pregunta: «¿Ha reflexionado alguna vez sobre lo
estupendo que habría sido que Don Quijote echara por tierra los molinos?». Y se
contesta: «Necesitamos a alguien que se crea capaz de derribar gigantes. Y que
consiga derribar molinos de viento».
Hoy en día podríamos añadir que
necesitamos a alguien que se crea capaz de secar y apisonar el fango. Ese barro
golpista que Pedro Sánchez, su corrupta esposa y la corte de aduladores,
cómplices y sirvientes, han esparcido por toda España y parte del mundo. Y no
añado las galaxias, porque alguna ministra se lo podría tomar en serio y lanzar
alguno de su cohetes. Cohetes que parecen más ventosidades de una pre-menopaúsica.
Y gracias a Dios, mientras la
juventud alienada pierde la sensatez asistiendo a un concierto de la Taylor esa;
mientras centenares de miles de subvencionados y colocados rezan por que se
mantenga su statu quo; mientras los tres poderes están maniatados y
sujetos a los ataques psicóticos del tirano; mientras la prensa comprada oculta
la verdad y propaga los bulos del gobierno bananero y dictatorial y, sobre
todo, mientras la mitad de la sociedad sigue viviendo en Babia, sin enterarse
de nada, disfrutando del paisaje cual burros con anteojeras, existen valientes
ciudadanos que están prestos a luchar no sólo contra el fango, sino de
atacar hasta el molino más alto, sin miedo a las alturas ni al viento. (Bien se
ha visto hoy con las intervenciones de Mariscal Zabala y de Figaredo en el
Congreso. Hay cantera, hay futuro).
Y puede ser que aún seamos pocos
en número (creciendo día a día, eso sí), pero bien sabemos que las grandes
gestas siempre las han protagonizado grupos pequeños, o hasta valientes y
osados individuos por su propia cuenta y riesgo. Es más o menos lo mismo que proclamaba
nuestro añorado Benedicto VXI: “La verdad no se determina por el voto de la
mayoría”, añadiendo yo “ni la victoria por la reacción de dicha mayoría”: no
podemos esperar que esa mayoría silenciosa, sumisa, en parte iletrada y en parte
adoctrinada, esa lamentablemente gran parte de nuestros ciudadanos babiecos, se
alce en armas (en sentido figurado, señor censor), ni aporte ayuda, ni de
cobijo, ni alimente a los nobles guerreros que se levanten no contra molinos
imaginarios, si no contra golpistas, contra separatistas, contra terroristas y contra
los que lo son todo a la vez. Contra este indigno gobierno que hoy ha dado
un paso más hacia la completa destrucción de nuestra patria.
No hablo de la Constitución, ni
del régimen del 78, ni de los partidos políticos: todo ello son cosas
temporales, que llegan, duran más o menos y pasan, como lo nuestro es pasar. Lo
único que no puede pasar, que no puede fenecer, es nuestra patria, es España. Significa
nuestro pasado, nuestro presente y el futuro de nuestros herederos.
Por ello, ese pasar nuestro no
puede limitarse a hacer caminos, caminos sobre la mar: tenemos que derribar
muros, cruzar ciénagas llenas de fango, asaltar redacciones y palacios (figurado,
Pepillo el censor), y derribar a esos malditos gigantes, que Dios abomina
por siete razones, como reza en el encabezado, y que son sin duda las características
del principal malvado que tenemos que derribar:
- sus ojos altivos,
- su lengua mentirosa,
- sus manos derramadoras de sangre inocente (aliado de terroristas),
- su corazón que maquina pensamientos inicuos (la falsa carta al pueblo español),
- sus pies presurosos para correr al mal (su sumisión a Mohamed, su reconocimiento de Palestina),
- ser testigo falso que habla mentiras (sobre Vergoña),
- ser el que siembra discordia entre hermanos
con esta maldita, ilegal y
golpista amnistía, promulgada por el simple interés de un déspota.
Y no lo digo yo.
Lo dicen los Proverbios. 6:16-19
Espectacular
ResponderEliminarYa lo dijo Ortega Lara en el VIVA, los jóvenes deben empezar a dar la batalla. Su futuro está en juego, pero no se están ni enterando.
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