No hay manera. De año en año, mes a mes, semana a semana y día a día hago esfuerzos sobrehumanos para poner buena cara, para intentar ser positivo y ver un resquicio de luz entre tanto nubarrón que cubre no ya mi “terruña”, es decir, mi ciudad de Barcelona y mi tan querida Cataluña, sino que se ha posado cual “cumulonimbus” amenazante sobre toda esa gran España que tanto queremos y a la que tan pocos favores hacemos. Ríete tu del huracán “Irene” ante lo que estamos sufriendo en esta península tan agraciada en lo geográfico y tan desgraciada en lo social y político.
Mi hermano me regaña por el tono negativo de todo lo que escribo, una compañera de trabajo me propone irme de viaje a cualquier resort playero “todo incluido” a intentar superar mi “supuesta” depresión y recuperar con ello la alegría de vivir, y muchos más me llaman monotemático y consideran que estoy obsesionado con la situación política y social de España, que no hay para tanto.
Pero ni unos ni otros entienden realmente lo que pasa. O no lo quieren ver. Están tan desinformados por leer y fiarse de los medios de comunicación “oficiales”, los del poder, los políticamente correctos, los de los partidos, ya sea del que actualmente gobierna o del que haya de venir (que no aportará cambios sustanciales a ningún “kpi” realmente importante de nuestra sociedad ), que cualquier atisbo de crítica, de desilusión o de fatalismo ante la situación de nuestro país lo tachan de exagerado y obsesivo.
Para explicarlo hay ejemplos veraniegos, y muchos. Para dar y tomar. Aquí unos pocos.
Ejemplo primero: Los otrora dignísimos “Indignados” de los primeros días, léase del 15 de Mayo al 16 de Mayo, han desparecido y han sido derribados desde dentro por la ultra izquierda más rancia, anacrónica, dictatorial e intolerante que se ha visto en los últimos decenios en Europa. No hablo de revueltas de inmigrantes inadaptados, como en Francia hace unos años o en Inglaterra durante este verano, sino de una supuesta rebelión social recuperadora e invocadora de una “tercera vía”, que se ha quedado en agua de borrajas (o de cerrajas) barrida por los anti-sistema, los perroflautas, los infiltrados de los sindicatos, es decir, los vividores y receptores de prebendas y subvenciones varias a costa del dinero público, que no es de nadie (¿o de todos?) y los cuatro o cinco ricachos ¿artistas? izquierdosos que se apuntan a cualquier verbena en la que puedan tirar de prejuicios, de frases hechas contra la derecha, de invocaciones guerracivilistas, y con ello vender alguna de sus obras y poder seguir viviendo como burgueses, eso si, indignados y de izquierdas. Eso siempre.
Segundo ejemplo: Los lamentables hechos acaecidos durante la Jornada Mundial de la Juventud, en la que una minoría de pordioseros, traficantes y liberados sindicales se ha dedicado a insultar, agredir y menospreciar a ciudadanos jóvenes venidos de 193 países del mundo, con el beneplácito de las autoridades y la tolerancia “contra natura” de unos policías que acabarán, tiempo al tiempo, cual Guardia Civil destacado en las vascongadas en los años 80, ingresados en un psiquiátrico con la duda existencial si son ellos los malos o los buenos; estos sucesos tampoco es que aclaren mucho la tempestad que se cierne sobre España.
Tercer y último ejemplo: Y encima ver que un partido político de Cataluña de nuevo cuño, al que se han apuntado multitud de camaradas en busca del voto útil, amigos que hasta antes de ayer se llenaban la boca (y en la mayoría de los casos, todo hay que decirlo, de todo corazón) de palabras como justicia social, grandeza, nobleza, unidad nacional, y, sobre todo, ESPAÑA, ESPAÑA, ESPAÑA; pues ver que dicho partido va a rendir homenaje a una persona, llamada Heribert Barrera, cuya vida ha estado consagrada a la lucha contra España y contra nuestras ideas en general, izquierdista, exiliado durante el franquismo y luchador activo contra nuestro concepto de patria y de sociedad (¿masón?), pues que queréis que os diga, no me inspira a escribir ni una nueva “Oda a la Alegría” ni un libro de chistes sobre Lepe. Por muy buenos que fueran los chistes. Me deprime.
Y me llena de estupefacción y de rabia.
Pasmado por todo lo que está pasando en este país, cuya trayectoria se parece cada día más a la fatídica que tomó el Titanic en su primer y último recorrido, y enfadado por ver a tantas personas en el fondo muy válidas, a la mayoría de la sociedad, atrapadas en un mundo de mentiras, de falsos ideales, de incultura y materialismo, obnubiladas por el último cotilleo, por poseer la última versión del Iphone o por poder disfrutar de la telebasura, eso sí, en alta resolución (HD para los que ya no hablan ni español), pero carentes del mínimo rigor o de ganas por esforzarse en entender la verdad de todo, la trascendencia de nuestra propia existencia e intentar mejorar la sociedad de alguna manera.
Lo dicho. No hay tutía. O atutía, como se escribía originalmente el ungüento milagroso. Esto no lo arregla nadie. Por lo tanto, yo tampoco me siento inspirado para escribir cuentos de hadas ni reescribir Bambi sin que muera la madre. Seguiré con mis obsesiones y mi fatalismo. Es lo que hay.
Cuanta razón madre mía. ¿Homenaje a Heribert Barrera? En la entrevista que le hicieron en La Contra de La Vanguardia, el 1 de marzo de 2001, a raiz de su polémico libro Que pensa Heribert Barrera?, decía perlas como -Me merece más respeto el asesino de ETA que el que ha ido a matar a los viejos. http://hemeroteca.lavanguardia.com/preview/2001/03/01/pagina-88/34177655/pdf.html
ResponderEliminarPor cierto cada vez escribes mucho mejor. A ver si es verdad como me comentó el otro día un amigo común y recopilas los mejores en un libro.