Y allá en el otro mundo
En vez de infierno
Encuentres gloria,
Y que una nube de tu memoria
Me borre a mí.
Encuentres gloria,
Y que una nube de tu memoria
Me borre a mí.
Algo prestado: reza
así el título del último disco de los Secretos, en referencia a que las
canciones que interpretan no son originales suyas, si no versiones de clásicos
del rock (y de un precioso bolero que conocemos todos en alguna de sus varias
versiones). Y encabezo de la misma forma este comentario mío, pero quizás llevado
más allá, hacia una idea filosófica acerca de la vida en sí, a que cualquier momento de
nuestra existencia es simplemente una cesión temporal, un préstamo que nos da
el destino para disfrutar del momento, sabedores de que será efímero como todo
lo bueno en la vida. Pero también como lo malo. Porque al igual que los
momentos de plenitud y de felicidad son escasos y cortos, las temporadas malas,
aunque parezcan eternas y llegadas para destrozarnos lo que nos queda de vida,
al final también pasan, y abren camino a nuevos momentos de alegría.
Ley de
vida, a la que solamente podemos oponer ilusión y paciencia. Ilusión por los
sueños y por lo que tenga que venir, y paciencia para superar esos baches
incontables que jalonan nuestro camino.
Y claro,
asistir de esta guisa, con el corazón encogido, el humor por los suelos y la
cabeza hecha un lío, a un concierto de los Secretos cargado de recuerdos y
nostalgia, puede provocar serios daños a la salud.
¿O quizás bienes? Porque no
cabe duda de que las 2 (a todos luces demasiado cortas) horas en compañía de Álvaro, Ramón, Jesús,
Juanjo y Santi en la sala el Hangar de Burgos el pasado sábado 13 de Junio,
tuvieron esa innegable parte medicinal que gracias a Dios aporta la música a
nuestras azarosas vidas.
Arrancando
con una de las nuevas canciones, el bolero que nombro arriba y que pone la piel de gallina a cualquier persona (bueno,
me imagino que habrá por ahí gente insensible, o materialista, que se quedarían igual al escucharla, pero
como este artículo no va con ellos, que les den. Que se queden perdidos en su
mundo material mientras los demás valoramos los buenos sentimientos por encima
de todo), la emérita banda española fue desgranando uno a uno todos los éxitos
de su tan larga y fructífera carrera musical. Larga, longeva y brillante trayectoria
que permite, como también pasa en los conciertos de muchas otras bandas de los
años ochenta, como Burning, Loquillo y otras, que tres generaciones de
la misma familia compartan acordes, estribillos, torpes pasos de baile, risas y
lágrimas, en una unión que va más allá de las diferencias de edad. Y de las
diferencias de aspecto, de situación personal , de origen o de ideas políticas:
simplemente se disfruta de forma conjunta de esas melodías que nos han marcado
a todos, que hacen brotar recuerdos, revivir aventuras, asociar el estribillo a una persona que fue parte de nuestra vida, o
relacionar ese punteo a la guitarra de Ramón con algún recuerdo perdido en esos recovecos de nuestro cerebro que
solamente se abren al son de las buenas canciones.
Imposible
recordar, que ya no listar, todas las canciones que se fueron sucediendo, entre
gritos de ilusión, miradas de complicidad entre completos desconocidos, paseos
a la barra a por bebida y una creciente
sonrisa que poco a poco fue iluminando la cara de todos los asistentes,barriendo las lágrimas de tristeza y emoción. En
línea con su habitual manera de actuar ante su fiel público, los queridos
amigos de “Los Secretos” no se dejaron nada en el tintero, se entregaron en
cuerpo y alma a hacernos cantar, bailar, recordar, llorar y reír.
Si hasta el “Gafas”
de mi camiseta estuvo en un tris de cambiar de semblante y llorar.., pero al
final tuvo la suficiente fortaleza para seguir sonriendo al mundo.
Y todo ello nos permitió volver a constatar que con buena música y mejor compañía es posible capear cualquier chaparrón, abrir el corazón y gritar a los cuatro vientos que la vida es bella, que simplemente hay que seguir andando en pos de la felicidad, sorteando obstáculos, saltando vallas, realizando giros inesperados y alimentando con planes, sueños e ilusiones ese Camino que aún nos queda por recorrer.
¡¡ Venga
Matrix, que tú puedes!! ¡¡A por ellos!!
P.D. Para los curiosos he creado una lista de reproducción en Youtube con las versiones originales del nuevo disco de Los Secretos, en su mismo orden. Que la disfrutéis. Enlace aquí.
Quiero comerme el mundo, aprovechar cada segundo y reírme de lo absurdo*
ResponderEliminarYa me olvidé de tí, ya no te quiero, hoy sé que sin tu amor ya no me muero
ResponderEliminarDe aquí a la 4ª dimensión no falta nada y lo bueno es que se contagia
ResponderEliminarAdelante, Ernesto... siempre adelante, que todavía queda camino.
ResponderEliminarHe buceado un poco por la lista de canciones y por tu canal de Youtube. Los videos del camino son bonitos, y el del homenaje a tu compañero muy emocionante, la verdad.
Eso nos llevamos... y los camaradas, aunque estén lejos, siempre permanecerán con nosotros al grito de ¡presente!
Un abrazo.