domingo, 27 de octubre de 2024

RIP




Bajo la miel, está la hiel

Publiqué hace unas semanas en X, en uno de mis habituales y comprensibles exabruptos contra la chusma que nos gobierna: “Prohibir, imponer y recaudar. Principios básicos del sistema putrefacto”, pero un hábil movimiento de las letras por parte del gran tuitero Dextrogiro, como si fuera una partida de Scrabble, lo dejó en el tan apropiado RIP del título. Recaudar, imponer y prohibir.

Aunque hoy le añadiría una E de “engañar”, por resumir la esperpéntica semana que hemos vivido. Semana, cuando no meses, años, decenios y hasta siglos, porque en lo que se refiere a la izquierda, salta a la vista que lo de mentir es parte de su naturaleza, de su sucio y pérfido ADN. Y van a más, como si no hubiera un mañana.

No me voy a recrear en el caso de Errejón, en la enésima cortina de humo que ha dejado caer la mafia de la Moncloaca para distraer al personal: suficiente se ha escrito, debatido, inventado, manipulado y utilizado el tema. Ni pienso dedicar mi valioso tiempo de asueto dominical a criticar a la alcohólica Fallarás o a la lista y viciosa oportunista Elisa Mouliaá (apellido extraño al parecer de origen francés, pero que comparte, según el INE, con otros 111 ciudadanos residentes en España).

Que aún tengo que ir a misa de aquí nada y si me lanzo a insultar a diestro y siniestro (que ambos lados se lo merecen), tocaría confesarme.

De lo que hay que hablar y que es algo que tenemos que recordar cada mañana al desperezarnos, es de la gran mentira de los actuales mandamases, ya sea nuestro corrupto gobierno dirigido por un tirano enloquecido, la fétida Unión Europea al mando de la bruja Úrsula o del globalismo global, su perniciosa religión woke y la maldita ONU, madre adoptiva de todos los terroristas, asesinos y déspotas del mundo.

Lo del depravado Milhouse es feo, es vomitivo, pero al fin y al cabo, algo previsible. Muy ciego hay que ser para no darse cuenta de que todo, absolutamente todo lo que predica la izquierda, es justamente lo contrario de lo que practica. Desde su falso feminismo que ha traído miedo y desolación a nuestras mujeres, pasando por su impostada bondad con los pobres inmigrantes, que no es más que un sucio negocio de trata de personas, hasta las reiteradas mentiras del gobierno sobre cualquier tema, ya sea la vivienda, el transporte, la energía, el paro o el cohete interestelar que dicen que es España, cuando las únicas naves que están despegando últimamente son los cohetes de Elon Musk. Y los asesinos misiles iraníes y sus grupos terroristas repartidos por el orbe.

Muy light queda la tan usada paremia “consejos vendo que para mí no tengo” ante el dantesco espectáculo que estamos viviendo día a tras día.

Pero la doble vara de medir que aplican los medios sumisos, manipulando la información en base a los intereses de la mafia gobernante, tiene los días contados. Ante las evidencias, ante la realidad, ante las pruebas de que todo lo que predican los socialistas y sus socios, al poco tiempo se queda en agua de borrajas, en un cuento chino más, la sociedad española está despertando poco a poco de su letargo.

Quizás es simplemente lo que deseo. Igual soy demasiado optimista y el ciudadano medio ni sabe ni quiere saber, y sigue a lo suyo, asintiendo a lo primero que oye en la sectaria televisión, sin pararse a pensar, analizar y entender.

Y esta dejadez, este desinterés de tantos millones de personas, es el mayor peligro que nos acecha. Porque el tirano Sánchez tiene todo atado y bien atado para seguir “gobernando” durante muchos, muchos años, como bien explica hoy este artículo en “El Debate”.

Si no conseguimos entre todos abrir los ojos a nuestros familiares, a nuestros amigos, a nuestros compañeros de trabajo, a nuestros alumnos, a nuestros clientes, a nuestros proveedores, a nuestros queridos e imprescindibles camareros en nuestras sesiones de bar y tertulia, a nuestros vecinos al coincidir con ellos bajando la basura, hasta a los mensajeros de Just Eat o de Amazon, estamos perdidos.

A todo quisqui hay que pararle, pedirle un momento de atención, y explicarle de que va todo esto.

En caso contrario, el RIP que encabeza esta columna se convertirá en el “requiescat in pace” de nuestra querida España.

En román paladino: o movemos el culo, o todo se va la mierda.

Porque bajo la dulce miel de las promesas de la mafia que nos domina, está la hiel, la amarga bilis que escupen y segregan los malditos y corruptos miembros de la cada vez más amplia y corrupta famiglia del tirano.

Y ya está. Quizás debería acabar con un compasivo “tanta paz lleves como descanso dejas" dedicado a Errejón, pero no. Este arrogante, vago y malvado ser, que se pudra en el averno de los sucios y mentirosos, de los vagos e inútiles, de los malos y egoístas, de los malditos rojos y su putrefacta y dañina existencia.

 

P.D: Igual cuando Errejón cofundó Más Madrid, sí, la fundó con Carmena en 2018, aunque ahora todo el mundo eche pelotas fuera y niegue la verdad, una vez más, le entendieron mal o no vocalizó bien por ir puesto hasta arriba de cocaína (basta ya del eufemismo “sustancias”), y lo que proponía como nombre contenía una tercera eme, un MMM de “Más Mamas para Magrear”. En sentido literal y figurado. 

lunes, 21 de octubre de 2024

PPSOE

 



Sabía de antemano que ir a la Plaza Castilla a la concentración de ayer, 20 de octubre de 2024, acabaría de alguna manera u otra en desilusión o en discusión. Algo previsible, cuando el cartel de la convocatoria incluía banderas de la Unión Europea (que no de Europa, como bien me corrigió una señora durante el acto) y la supuesta participación del Partido Popular, que fue eso, supuesta. Como lo es lo de “popular”, por cierto. Que también es supuesto. Cuando no impostado.

Porque los dirigentes peperos brillaron por su ausencia, algo que por otro lado se agradece. Ya tenían a su vocero mayor Carlos Cuesta para suplirles. Solamente faltó el enano de Teruel para redondearlo. Ayuso desaparecida, entiendo que con tanta gente, sumado a los inhibidores de frecuencia de los juzgados, su pinganillo no hubiera funcionado correctamente y se habría quedado sin argumentos para responder a cualquier pregunta. Ni que fuera sobre el tiempo, sobre música, su pareja, los menas que tanto le gustan o sobre sus platos preferidos. Y el membrillo Feijóo, sin gafas y a lo loco, prefirió hacer el ridículo en un concierto de Eva Amaral, la ínclita cantante que hace un año tuvo que recurrir a mostrar sus pechos para demostrar su “lucha” por los derechos femeninos. Derechos que no faltan en España desde hace muchos decenios, pero que explotan bien todos los falsos movimientos de defensa de la mujer. Pero eso es harina de otro costal.

¿Por qué insisto en lo de equiparar al PSOE y al PP?

Porque al final, en lo que se refiere a destrozar España, son exactamente lo mismo. No hay que ser muy despierto ni hace falta investigar mucho para saber que ambos partidos se han apoyado siempre, de forma visible las menos veces, de forma oculta las que más. Todo vale para barrar el paso a cualquier alternativa al bipartidismo que nos arruina desde 1978. Y que ha permitido y hasta fomentado el separatismo. Da vergüenza ajena oír a dirigentes y exdirigentes del PP, hasta a don Alejo, criticar el nuevo cupo catalán, cuando los favores del PP al nacionalismo son de dominio público. Recordemos solamente el pacto de Aznar de 1996, el del Majestic, y queda todo dicho. Vendiendo España a trozos por cuatro votos. O por siete. ¿Qué diferencia hay entre aquello y los desmanes actuales del tirano Sánchez? En sus resultados, ninguna. Significan el lento pero constante desmembramiento de nuestra patria. Algo que a ambos partidos se la trae bien floja. Ande yo caliente, y jódase la gente.

Todo el poder que tienen hoy en día los nacionalistas y separatistas vascos y catalanes se debe simplemente a la necesidad, tanto el PP como el PSOE, de los votos de rancios separatistas y sanguinarios terroristas, para mantener los alternantes gobiernos de populares y socialistas. Y alternante no significa alternativa.

Estos supuestos separatistas que en el fondo no quieren separarse, sino simplemente conseguir beneficios para los suyos mediante el chantaje electoral. Y los suyos no son ni el tan español pueblo de las provincias vascongadas ni los ciudadanos de los condados catalanes de la Corona de Aragón, los “suyos” son 100, 200 o 300 familias acomodadas, racistas y clasistas, que hacen y deshacen pactos, coaliciones y partidos, inventan repúblicas, fabrican en largas noches de borrachera banderas e idiomas, institucionalizan mentiras y reescriben la historia, mientras van enriqueciéndose año tras año. Pasito a pasito.

Y no son siglas, son actitudes. Y hechos. Y los militantes y sobre todo los votantes de ambas mafias disfrazadas de partidos políticos andan por la vida con anteojeras. Niegan las evidencias. Meten sus cabezas bajo tierra como avestruces.

Y en el acto, como no, tuvimos nuestra pequeña discusión con alguno de ellos, y volvió a quedar demostrado que son tal para cual. Como suelo tuitear, son como Pili y Mili. Son dogmáticos. Son capaces de negar hechos, datos y verdades con tal de defender a los “suyos”. Votan sus siglas por tradición, sin pararse a analizar, sin intentar conocer la verdad. Y niegan la mayor a las primeras de cambio. El señor de la discusión se enrabietó al ver nuestro cartel equiparando a ambos partidos, pero cuando de buenas maneras, con nuestra caballerosidad y sabiduría habitual, le dimos datos, argumentamos e intentamos hacerle entender que las dos mafias al final trabajan contra España, de que en la Unión Europea votan juntos en la mayoría de los casos, no supo más que gritar, hacer aspavientos y, sin capacidad de replicar, apartarse de forma cobarde y discreta de nosotros.

Los militantes del partido popular siguen el mismo patrón que los socialistas: su biblia. O eres de sangre roja, o eres de sangre azul celeste.  Que por otro lado no es el azul de la esperanza, ni mucho menos. El de la lucha y del esfuerzo siempre ha sido el mahón, que como alguno sabréis, no es un color, sino un tipo de tela originario de China, fabricada con algodón amarillo, utilizado para crear prendas resistentes. Y el nombre viene, oh sorpresa, por la isla de Mahón, escala del transporte de esta tela desde China hacia Inglaterra. Tela que posteriormente en España se teñía con índigo, lo que dio lugar al azul mahón tan utilizado en nuestra patria por obreros, campesinos y pescadores. Por bravos, esforzados y valientes luchadores por la libertad, la justicia y la grandeza de nuestra patria.

En resumen: no estábamos ahí por la constitución, ni por unas siglas. Estábamos por España. Por eso las uno, porque al final en sus resultados prácticos, significan lo mismo.

Y los que apoyan estas combinaciones de letras son los que le dan ese oxígeno en forma de papeletas para que sigan medrando y destrozando España.

Recapacitad, peperos. Que así no vamos a sobrevivir como nación. Vamos hacia el precipicio de la separación, del desmembramiento, del desmantelamiento de nuestra agricultura, de nuestra industria, de nuestra propia existencia.

Y en la Unión Europea, los corruptos y totalitarios tiranos globalistas riéndose a carcajada limpia de lo que antaño fue el mayor y más ejemplar Imperio.


lunes, 30 de septiembre de 2024

Veinticinco años siguiendo las flechas amarillas

 


Kierkegaard: «Solamente se cansa uno de lo nuevo, pero no de las cosas antiguas».

Y añade Enrique García-Máiquez: «Qué verdad; y yo estoy agotado».


Prefacio

Como suele pasar con los posts de don Enrique García-Máiquez, todos valen su peso en oro (al igual que sus artículos y sus libros, se entiende). Me quedo pues con uno suyo para encabezar este relato, post que me pilló a mitad del tramo del Camino de este año, y que marqué de inmediato como favorito por resumir lo que estaba sintiendo este año caminando por las bellas, variadas e inmortales tierras de España. Y no digo vaciadas, porque las están llenando de falsos refugiados, de jóvenes y bárbaros inmigrantes ilegales que son un peligro para nuestra patria, mientan lo que mientan desde el gobierno, la pseudo oposición del PP y todos sus medios cautivos. Y una carga económica ni asumible ni tolerable.

Agotado, sí, pero no de caminar, de sufrir dolores varios, de desniveles poco aptos para mi forma física o de camas incómodas y aseos rudimentarios. Todo esto son gajes del oficio y parte intrínseca de esta ruta milenaria. Y son por lo tanto cosas antiguas que no cansan, como bien dice Kierkegaard.

Lo que cansa son las cosas nuevas, y esas agotan mucho, como añade García-Máiquez: el camino cada vez se parece más a un verbena popular, a un Rocío con desniveles y raciones de pulpo, a una Semana Santa sevillana sin rezos ni penitencia, a una carrera popular, a una yincana entre puestos de frikis y listos varios o a una excursión del IMSERSO para enseñar a ligar en la tercera edad. Como canta Jorge Ilegal: agotado de esperar el fin.

Nota: el pasado 25 de julio, como todos sabéis día del Santo Patrón de España, Santiago Apóstol, la gran periodista Cristina Sol de Informa Radio me invitó a hablar en directo sobre lo que significa el Camino de Santiago. Aunque sumamente honrado por el detalle, rechacé participar, y cedí mi puesto a una persona mucho más capaz que yo, Daniel Notario, que encima lo hizo de maravilla. Visto lo visto en el tramo de este año, hice bien. Me hubiera dedicado a maldecir a muchos, en vez de alabar los profundos valores de este camino de fe y esperanza.

 


El mundanal ruido

Viaje en tren a Vigo, 19 de septiembre 2024

Salimos pues el jueves diecinueve de septiembre a las ocho de la mañana desde Chamartín, en un Alvia de nuestra querida, puntual, cómoda e histórica RENFE, mutada en los últimos años en una empresa tercermundista en claro declive, dejada en manos de amiguetes del tirano Sánchez, hasta el punto de que su acrónimo ha pasado a ser TENFE en las redes sociales. Como todo lo que toca Sánchez, hasta el orgullo patrio que llegó a ser nuestra red ferroviaria, ha acabado sumida en el lodo socialista, con retrasos e incidentes continuos y una quiebra económica pese a la continua inyección de dinero por parte del gobierno, dinero dedicado en exclusiva, por lo que parece, a cubrir los sueldos de los empleados y los bonus de los altos directivos, dejando de lado el mantenimiento y las inversiones necesarias. Un triste reflejo de lo que está pasando en España.

Pero nosotros tuvimos suerte, el viaje transcurrió sin incidentes, con los habituales paseos al coche restaurante, las cervezas Águila, las bonitas vistas de Castilla la Vieja y una llegada puntual a Vigo, “ciudad de las luces de navidad” del excéntrico alcalde, que bien podría emular al dictador Nicolás Maduro adelantando el encendido al mes de octubre. Ya puestos.

La pensión elegida estaba bien situada y reservada meses atrás, aunque no tuve la previsión de leer ni una reseña, algo que sin duda tendría que haber hecho: delante está situada una discoteca, al parecer muy popular y concurrida, y pese a ser jueves, la juventud estuvo gritando, bailando y liándola desde las doce de la noche hasta pasadas las 6 de la mañana. Sin parar. Y como lo de cristales aislantes estilo Climalit no ha llegado aún a este alojamiento, como tampoco la limpieza de las habitaciones, el exterminio de chinches o el acondicionamiento correcto del baño, pues lo de dormir fue imposible. Antes de las seis ya estábamos en pie, prestos a iniciar este nuevo tramo del Camino, en mi caso el vigésimo cuarto (solamente fallé el año de la plandemia), desde aquel inolvidable primer Camino del año 1999 que realicé con grandes amigos que gracias a Dios sigo viendo y tratando. Van por ellos también mis rezos y peticiones al Apóstol, por Chiquillo, Santi, Salva y Agustín. Y como no, por Carlos Oriente, que en paz descanse. Fiel camarada y escudero durante muchos años de Camino. ¡Presente!

 

Expectación

Vigo-Redondela, 20 de septiembre de 2024, 17 km

Salimos pues a las seis de la mañana de un silencioso Vigo, con la juventud por fin en la cama y los operarios municipales limpiando las calles. Callejeando bajo una ligera lluvia, buscando la senda de las aguas para al final acabar en la corta pero cómoda vía verde, en la que nos pilló una lluvia más intensa, y que finalizaba unos kilómetros más tarde, plantándonos en el barrio del Cruceiro de Chapela a las ocho y media, buena hora para hacer la primera parada. La agradable charla en el bar Cruceiro, las explicación de la propietaria sobre lo que es la “Fiesta de la Coca”, la cerveza con empanada a esta temprana hora y la pena de saber que hoy venía un pulpeiro a este acogedor bar y que nosotros ya estaríamos lejos, culminaron esta pausa y seguimos adelante por el arcén de la carretera nacional, y bien pronto llegamos a Redondela. El albergue parroquial no abría hasta la una, por lo que nos instalamos en la terraza de “La barraca de Freddy”, haciendo tiempo, mientras dudaba si conectarme a una conferencia online con mi empresa, ya que por la noche me habían comunicado que el actual proyecto se anulaba y que, por lo tanto, mi trabajo cambiaría a la vuelta. Fui capaz de resistirme y en un ejercicio de desintoxicación laboral y digital, seguí descansando, charlando con Edu, mandando un mensaje a Eva, una amiga antigua compañera de trabajo, para quedar por la tarde y disfrutando de esa extraña y tan deseada sensación de libertad que da el Camino: solamente piensas en andar, admirar el paisaje, comer, beber, descansar y volver a empezar, dejando atrás el mundanal ruido y el permanente estado online que nos está volviendo locos a todos.

Albergue parroquial correcto y lleno, bien cuidado y hasta con ascensor para los mayores, que obviamente usé varias veces, y el ritual de cada etapa: preparación de la litera, ducha, cambio de ropa, y de vuelta al bar previo a comer un excelente plato combinado. Siesta cortita, visita a la preciosa iglesia de Santiago, y a media tarde llegaron Eva y su marido Rafa, con los que compartimos una agradable tarde entre charlas y cervezas. A las nueve, retiro peregrino y al sobre.

 

Un guía particular

Redondela-Pontevedra, 21 de septiembre 2024, 20 km

Recordaba esta segunda etapa de mis dos anteriores caminos portugueses por la belleza del paisaje, por la tranquilidad de la bella Arcade amaneciendo, por el puente de Sampaio y las lógicas conversaciones (e insultos) sobre la guerra con el Francés y la batalla que se libró aquí en junio de 1809, y todo fue tal cual. Lo único que se me había olvidado son las constantes subidas y bajadas de esta etapa, por lo que físicamente lo pasé mal. Pero como nuestro cerebro tiene esa capacidad de archivar lo malo en una región recóndita y permitir aflorar solamente los buenos recuerdos, lo del cansancio y el sufrimiento pasó a mejor vida en cuanto llegamos al bar Fermín. Al tratarse de una etapa corta, este punto del tramo, a menos de cuatro kilómetros de la meta, es un punto de encuentro de los cientos de peregrinos que vimos este año, todos descansando, consumiendo y haciendo tiempo para llegar a destino con los albergues abiertos. La cantidad de peregrinos nos sorprendió, más aún por las fechas y el mal tiempo, pero echando una mirada a las estadísticas de la Oficina de atención al peregrino de Santiago, lo entendimos: el Camino Portugués ya es el segundo tramo en número de peregrinos, turigrinos y hasta putigrinas (esta expresión no la había oído, pero la vi pintada por el camino y tomé nota de ella). ¿Por qué la pintaría el autor? ¿Por propia experiencia, por ver pasar tantas peregrinas alegrando su monótona vida, por despecho? Nunca lo sabremos. En cualquier caso no es algo que haya visto en mis 25 años caminando por España, si encima tenemos presente que la gran mayoría de los peregrinos son personas mayores, hasta más que yo.

A las doce y media nos plantamos delante de la pensión, esperamos bajo una suave llovizna la apertura, llamando la atención varias veces a una pareja de listos de que había una cola previa para entrar, check-in habitual, y a tomar la primera ración de pulpo de este año, que por ende iba a ser la única. Y encima nos pareció cara. Al poco rato nos vinieron a recoger Eva y Rafa, y nos brindaron una agradable tarde enseñándonos Pontevedra. ¿Qué mejor que unos guías locales y amigos para conocer esta preciosa ciudad? Hicimos pues la famosa ruta denominada “Buscando una Keler desesperadamente”, y no puedo más que alabar este bonito centro urbano. Y agradecer a Rafa las detalladas explicaciones sobre calles y monumentos. Claro que jugaba con ventaja, es de ahí, y su abuelo y tío hasta tienen calles dedicadas. Un centro urbano peatonal limpio, restaurado con estilo, cómodo de visitar y lleno de historia. Esa grandeza de España, su diversidad y su gloriosa historia común, que se siente en cualquier rincón de la piel de toro. Sea una gran urbe, una aldea, un puente, un castillo, una playa o un bar. Nuestra Españita querida. Compramos cuatro cosas en un Aldi y nos retiramos a la pensión a escuchar el partido de mi querido RCD Español contra el Real Madrid por la radio, a sabiendas de que el resultado iba a ser malo para mi equipo. Algo que en este momento tampoco es que me preocupase demasiado. El Camino tiene esa magia: consigue aislarte de tus preocupaciones diarias, de tus filias y fobias, y pasas a un estado de ingravidez mental, de recogimiento y de liberación. O dicho de forma más mundana: ya no te importa nada más que andar, meditar para no sentir los dolores varios, ver un bar a lo lejos, llegar cuanto antes, comer, beber y descansar. Lo del “Walk, eat, sleep, repeat” de los guiris, pero intercalando más bares en una etapa que ellos en todo un mes. Y volver a empezar. Hasta el punto de que levantarte pronto se convierte en una ilusión, sufrir dolores en una tradición y beber una cerveza fresca en una bendición. Esto último, por cierto, lo mantenemos durante todo el año, para no desconectar del espíritu jacobeo.

  

La verbena popular

Pontevedra-Caldas de Reis, 22 de septiembre de 2024, 23 km

Sin prisas nos levantamos a las siete, ya que el bar de la pensión abría a y media, y después de un buen café con su cruasán, iniciamos la marcha hacia Caldas de Reis. Un combinado de asfalto y bosque, con una cada vez mayor presencia de peregrinos de todo tipo, sexo, condición, tamaño y educación (o falta de ella), nos llevó al Mesón del Pulpo en Barro, al lado de la Capilla de San Amaro, situado en una plaza llena a rebosar de supuestos peregrinos, cuyo grueso lo formaban un grupo de unas treinta charos, con su macho alfa dirigiéndolas a son de silbato. Sin mochila, equipadas todas con sus bolsas de “Mujeres rurales en lucha” o algo así, con tintes rojos y morados, dedicándose a lo que suelen hacer todos los zánganos de falsos sindicatos, partidos corruptos e inútiles y costosas ONG: vivir del cuento. El arquetipo de charos, hasta el punto de que la emblemática Charo convertida en meme desde hace tiempo en las redes sociales, andaba por ahí. Dejo constancia de ello con esta imagen. Por cierto, en este enlace tenéis varias definiciones de esta subespecie humana que ha colonizado nuestras tierras, a cuál más acertada y aplicable a esta tropa.

Hicimos tiempo a que despareciera la marabunta, y seguimos nuestra ruta, esta vez ya con el altavoz en marcha y disfrutando de buena música y tramos verdes, con sus riachuelos, sus puentes y su relativa autenticidad, si no fuera por la constante presencia de grupos de peregrinos. Siendo justos, ellos pensarían lo mismo, y si encima rompíamos el silencio con nuestra música, hasta el punto de que tres peregrinas asiáticas que iban rezando un rosario se cansaron y cortésmente pararon y nos dieron la suficiente ventaja para poder seguir con sus rezos. A nuestro favor hay que decir que muchos otros peregrinos alababan nuestra selección musical, y hasta tarareaban la canción en cuestión cuando se producían los inevitables y continuos adelantamientos, tan normales en el Camino. Como en cualquier etapa, que no carrera, al final todos llegamos más o menos a la misma hora a destino, pero los ritmos de cada uno, y sobre todo las paradas en boxes, hacen que los encuentros y reencuentros sean constantes. Como una carrera de Fórmula 1, vamos. Sin azafatas, pero con cervezas.

Avanzamos, intentamos tomar algo en una preciosa terraza, pero un único camarero desganado y de poca educación lo hizo imposible. Edu lo intentó durante veinte minutos, pero cuando no hay ganas, pasa esto. Que se dedique a otra cosa, se haga podólogo o ermitaño, pero si tienes abierto un inmenso local para atender a los peregrinos y paseantes, ponle algo de interés. Aunque sea por la recaudación. En fin, nos quedamos sin beber, pero a los pocos kilómetros apareció el bar Oasis, en el cual no sólo bebimos y robamos unos pimientos de padrón que una guiri asustada dejó sin tocar después de probar uno, sino que aprovechamos para comer un buen plato de raxo de cerdo con patatas, antes de afrontar los últimos seis kilómetros del día.

Llegamos sin problema a Caldas de Reyes, al unísono con las dos lechonas rockeras (según ellas) y la belga de mediana edad, a la que asignamos de inmediato el papel de alcahueta, pero que por suerte iban a otra de las pensiones del edificio, y después de pasar el fichaje habitual, descargamos, descansamos un rato y a media tarde dimos el paseo por el centro, vimos las fuentes termales públicas, a los guiris relajando sus piernas en el lavadero termal que los lugareños suelen usar para echar la pota los fines de semana, algo que me comentó un policía municipal en mi anterior visita, y poco más. Compra en el súper, al que acudimos con la idea fija de pillar unos Jumpers, snacks tipo ganchitos que no conocíamos pero que Eva nos metió en la cabeza la tarde anterior, y a descansar. Antes de dormirnos se me ocurrió un nombre para la pensión del primer día en Vigo: “You’ll never sleep alone”. Por lo de las chinches. Apuntado quedó para la reseña en Booking, aunque al final mi comentario fue más light y menos directo.

 


La nostalgia

Caldas de Reis-Padrón, 23 de septiembre de 2024, 19 km

Salimos a las seis y media, y después de un buen trecho por pistas de tierra llegamos a las ocho a un café de carretera, sorprendentemente lleno de italianos que no habíamos visto hasta ahora, desayunando huevos, salchichas y bocadillos varios, mientras que nosotros nos limitamos al café con bollería. A partir de aquí nos dedicamos a caminar con la música a buen volumen, hasta el punto de que parecíamos los animadores turísticos de la ruta. Casi como los heavies de la Gran Vía de Madrid, solamente faltó que se pararan a hacernos unas fotos y nos echaran unas monedas. Algo que tendríamos que considerar para el futuro, viendo la cantidad de puestos, frikis tocando la guitarra y demás curiosidades que cada vez abundan más en el Camino. Solamente faltan las Santas Calabazas, al estilo de “la Vida de Brian” y los rockeros peregrinos, herederos de los bardos medievales.

La siguiente parada, de nuevo repleta de gente, fue en un bar con jardín llamado O Camiño de Eira en San Miguel de Valga, con una selección musical excepcional (a ratos parecía la corta pero buena setlist de RockFM), la gente tarareando y hasta cantando las canciones, por lo que, entre el buen ambiente y el sol, cayeron tres estrellas, de esas que nos acompañan tanto de noche, como sobre todo de día. Comenté alguna canción con una yanqui bajita, redondita y bailonga, hablamos del reciente fallecimiento del mayor de los Jackson Five, y solamente se le torció la cara cuando nombré el pueblo de Springfield. Por su reacción, era una seguidora de Kemala Harris. Hasta que ella misma entendió que yo hablaba de la ciudad de los Simpson y no del pueblo que recientemente se ha hecho famoso por la invasión haitiana y su preferencia por la carne gatuna, algo que la tropa woke de la Harris obviamente niega, como hacen aquí nuestros corruptos gobernantes sobre el aumento de la delincuencia por culpa de la invasión de primitivos y bárbaros inmigrantes ilegales. A ambos lados del océano cuecen las misma habas. Las de la mentira, la manipulación y la degradación paulatina de nuestra civilización, que se encuentra a un paso del precipicio.

Llegamos a Padrón sin más incidencias destacadas, conseguimos abrir las puertas de la pensión perteneciente a una red llamada “Ecorooms”, totalmente desasistido y sin huella de carbono 😖 y, como averigüe más adelante, receptora de una generosa subvención a cuenta de los famosos fondos Next Generation que va recibiendo nuestro gobierno regularmente, y cuyo destino sigue reclamando la Unión Europea, de forma repetida e infructuosa a nuestro gobierno, con el corrupto silencio habitual de los socialistas como respuesta. ¿Cuánto habrá desviado a sus cuentas particulares la mafiosa famiglia Sánchez Gómez de esta lluvia de miles de millones? Mejor ni saberlo. Ya saldrá. Cuando les echemos a patadas. ¡Qué ya está bien, hombre!

Ayudamos a unos americanos que iban un poco bebidos y eran incapaces de abrir la cerradura y que compartían el baño con nosotros, algo que en la descripción de la pensión queda ocultado en la letra pequeña: “Vuestro baño es el número 1”, rezaba el mensaje automatizado que nos llegó por Whatsapp. Lo que no decía es que también lo era para otras habitaciones. Y tanta automatización llegó hasta el punto de que la redondita yanqui, que tenía reserva en el mismo hospedaje, renunció a su habitación después de varios intentos de abrir la puerta de su baño y de intentar comunicarse con el bot vía Whatsapp, pilló otro hotel por teléfono y despareció rauda y veloz. Bien pudo ser un apretón, pero cuando conseguimos abrir su baño ya no contestó a nuestros mensajes. Cenamos una lasaña a medias, queso y fuet, tiramos las hamburguesas prefabricadas y vomitivas de aspecto, y al zulo.

Hasta aquí la estancia en Padrón, con el arreglo gratuito de las gafas de Edu y con la nostalgia ya en el alma, sabiendo que al día siguiente acabaría nuestro tramo anual. Y con el cuerpo molido pero ya adaptado al ejercicio diario. A descansar, que quedaba la etapa más larga. O eso pensábamos antes de conciliar el sueño

El reencuentro

Padrón – Santiago, 24 de septiembre de 2024, bus + 7 km

Pensando en que era la etapa más larga, a las cinco estábamos en pie, pero nos recibió una mañana de fuerte lluvia, lo que nos obligó a replantear el plan del día. No veíamos factible hacer los 26 kilómetros en estas circunstancias, por lo que desayunamos con calma en la pensión con las bolsas de desayuno sorpresa que había preparadas e iban incluidas en el precio, y miramos los horarios de los autobuses. Pillamos uno que partía a las siete de la mañana y que 25 minutos más tarde nos dejó en Milladoiro, con Santiago de Compostela a tiro de piedra, a menos de 7 km., y con la tranquilidad de saber que a pesar de que continuaba lloviendo, llegaríamos sin problemas. Y así fue.

La entrada en Santiago fue diferente a la de otros años: un martes y a las nueve y pico de la mañana, con la ciudad dormida, una neblina cubriendo la ciudad y algún que otro peregrino madrugador haciendo tiempo de bar en bar, de tienda en tienda. Hasta nosotros echamos una mirada a dos de ellas: una de sillas de rueda, pensando en el futuro, y otra llamada “Pijus Magnifikus”, que nos sacó una sonrisa y que estaba llena de cosas frikis que siempre divierten, desde espadas láser hasta máscaras y miniaturas de series y pelis conocidas. Como maliciosamente apunté, hasta vendían pequeños Ramiros de bolsillo. Siempre se le echa de menos. Subimos pues por la Rúa Franco, del bar París hasta el Dakkar, calle extrañamente vacía y en un silencio poco habitual, solamente interrumpido por los camiones de Estrella Galicia proveyendo a los locales ante la cercana avalancha peregrina. Esta vez nos salvamos de las eternas colas, recogimos nuestras credenciales, y como manda la tradición, nos fuimos al Ourense, de los pocos bares antiguos y visitado por autóctonos que queda en lo que es el entorno de la masificada feria peregrina del Obradoiro, la catedral y sus aledaños.

Edu descubrió, guías online mediante, un restaurante cercano, casa Manolo, un local bien grande, a pocos metros de la catedral, gestionado por eficaces y bien organizados hispanoamericanos, lleno ya desde su apertura a la una, pero con un menú sorprendentemente bueno y con un precio, teniendo en cuanta la ubicación, el servicio y la calidad de la comida, más que correcto. Si no recuerdo mal nos salió a 17€ por barba, y el codillo que tomé estaba realmente bueno. Fast-food, obviamente, pero de calidad, servido con agilidad y bien estudiada simpatía. Una mina para los propietarios y un buen servicio para los hambrientos peregrinos. Que tome nota el imbécil de la etapa de Caldas, que más que dar servicio parecía querer arruinar el negocio familiar. Igual hasta fue el autor de la pintada de “putigrinas” y desde entonces, despechado y abandonado, se venga de un amor no correspondido, haciendo esperar a todos los peregrinos que intentan tomar algo.

Volvimos al Ourense a pasar la sobremesa a la espera de que llegara Chris, peregrino inglés de 73 años que conocimos hace dos años, trabamos amistad con una pareja cordobesa, hasta el punto de que le pidieron el teléfono a Edu, algo extraño a sabiendas que lo más probable es que no los veamos nunca más, y finalmente apareció Chris, un feliz reencuentro, que redondeamos con varias cervezas juntos mientras él se comía una merluza con patatas, y los guiris de al lado se metían una paella prefabricada con un café con leche, siendo casi las 4 de la tarde. Cosas de los bárbaros anglosajones, y de los posaderos españoles que bien explotan esta falta de conocimientos, gusto y estilo de los bárbaros del norte.

Y aquí acabó la aventura, Chris de vuelta al Seminario Menor, nosotros a la estación, y ya fijando las fechas para el siguiente tramo. Que por una vez será a finales de invierno, buscando la aventura y sobre todo la tranquilidad y la soledad, algo imposible hoy en día en estas partes finales del Camino, masificadas y convertidas en una imparable verbena popular.


 

Epílogo

¿Cómo cerrar un relato como el de este año, que no ha sido un tramo más, sino el 25 aniversario de mi deambular por España siguiendo esas flechas amarillas que he utilizado como título? Como entenderás, estimado lector, los recuerdos de tantos Caminos anteriores, de Carlos Oriente que en paz descanse, de peregrinos de cruce fugaz y ya olvidados pero también de verdaderas amistades que han perdurado más allá de la semana de caminata juntos, como Rolf, Chris o las gacelas Rocío y Lurdes, que esperamos volver a ver el año que viene,  la progresiva degradación del Camino, la masificación y la falta de esa complicidad de antaño, de grupos reducidos pero conocidos; hay tantos sentimientos, recuerdos, dolores,  lágrimas y sonrisas, y, sobre todo, cervezas, acumuladas en veinticinco años y ya más de 4.000 kilómetros con mochila en ristre, la mirada lejos y la frente levantada, que podría escribir un libro. Pero libros sobre el Camino ya existen demasiados. Y películas. Y guías, servicios de transporte, hoteles de lujo, frikis, vendedores de motos, trucos y picarescas. Como cualquier tradición o moda que triunfa, acaba siendo explotada sin perdón. Es como funciona el sistema, sola hay que fijarse en otros eventos, vías, rutas o tradiciones españolas: desde la Semana Santa sevillana, pasando por la rompida de Calanda o la Tomatina de Buñol hasta los Sanfermines de Pamplona, todo se ha convertido en una fiesta pagana, como cantan los rockeros de Mago de Öz. No de una forma tan extrema ni anticlerical como lo describen ellos, pero sí que siento esa dosis de rabia por la transformación del Camino, por la falta de seriedad, de solidaridad, de recogimiento, de religiosidad y de Fe. Algo que por otro lado tampoco es de esperar en los últimos 100 km del Camino, que son los más recorridos y por tanto masificados: como dato muy indicativo, de los 2.714 peregrinos que llegaron ayer, el 95% solamente había recorrido los últimos 100 km. E intuyo, por lo visto este año, que de estos 2.500 una gran parte eran turigrinos, sin mochila, sin sufrimiento, sin agobios ni prisas. Como si fuera una carrera popular cualquiera. O la ruta del Inca. O la ruta de vinos de un pueblo cualquiera. Y con prisas para pillar mesa, con picaresca para adelantarte en la cola, con andares competitivos, con móviles en ristre, haciendo la foto antes de siquiera echar una mirada al paisaje, con guiris publicando fotografías de su “tapa” de sandía con tortilla, mientras el chorizo con café con leche se enfría. Seres en constante egotrip, obsesionados por compartir en las redes y con ello sentirse admirados, recordados o queridos. Compartiendo antes de sentir, muriendo antes de vivir.

Entiendo que se hagan fotografías, son parte del Camino y fuente de recuerdos imborrables, pero de ahí a llevar el móvil clavado en un palo filmando todo el rato, hasta yendo al excusado, no sé yo si eso es hacer el Camino de Santiago.

Otra cosa es llevar un dron que te sigue, evitar a la gente, ser discreto y solitario, no tocar a nadie y crear bellos reportajes (miradlo y disfrutad).  Pero claro, no todos son como el amigo Rolf, al que conocimos el año pasado y tenemos en gran aprecio.

Y ya que he nombrado a la banda de rock Mago de Öz, igual también se podría utilizar como símil para el Camino de Santiago la eterna discusión sobre la “Yellow Brick Road”, la carretera de ladrillos amarillos (en vez de flechas) de la novela original “El Mago de Oz”.

Un camino que unos dicen que es un recorrido personal de obstáculos para mejorar, aprender, distinguir el bien del mal y realizarte como ser humano, camino que recorre risueña, emocionada e intrigada la pequeña Dorothy en la susodicha novela, o bien es una carretera, un camino, plagado de tentaciones, maldad, vicios, oro, rencillas y envidias, del que mejor es regresar, como lo interpreta de forma totalmente contraria Bernie Taupin en su letra de una de las mejores baladas cantadas por Elton John, el “Goodbye yellow brick road”. El Yin y el yang. El peregrino o el turigrino.

Pero nosotros no le vamos a decir adiós a nuestro camino de flechas amarillas. Al contrario, ya tenemos planificados dos nuevos tramos para el año entrante.

Eso sí, lejos de Santiago y en temporada baja.

A intentar volver al Camino original. Y a lo que significa. Y a lo que aporta. A nuestras raíces cristianas e hispanas.

¡Ultreia!




miércoles, 4 de septiembre de 2024

MAFIA



 "La política y el crimen son lo mismo"- Michael Corleone.

Antes de empezar, pido disculpas a mis cientos (a veces miles, cuando algún amigo famoso retuitea mis columnas, aunque últimamente les cuesta mucho) de lectores por insistir siempre en el mismo tema. A mi hermano, por ejemplo, ya ni se los mando, porque según él soy monotemático y me repito más que el ajo. Él sabrá. Siempre ha sabido más que yo. O quizás no. Pero en el fondo, si consigo abrir los ojos a un solo lector, el tiempo dedicado a escribir esto ya habrá valido la pena.

Pensemos por ejemplo en nuestra liturgia católica: las lecturas se repiten también, como el ajo, y día tras día, años tras año, volvemos a escuchar esa o aquella lectura, dependiendo del día. Y recitamos las mismas oraciones. Y entonamos los mismos cánticos. Y a esto se añade la homilía del párroco de turno, que intenta desmenuzar, aclarar, ejemplificar y hacer más comprensible lo escuchado en las lecturas. O por lo menos es lo que tendría que hacer.

Porque, tengamos siempre presente que no todos somos Gonzalo Miró ni sabemos de todo y más. Ni nuestros padres han tenido cientos de empleos como el de Rubén Sánchez. Tampoco somos tan eruditos y excelentes como Prepucio Teadula, perdón, Euprepio Padula, o sentenciamos todo como el idiota Fonsi Loaiza, sin tener idea de absolutamente nada.

En fin, no somos nadie comparados con toda esta élite cultural, intelectual y social. Somos simples mortales, con nuestras limitaciones, y necesitamos leer, comparar, entender y finalmente saber y hasta creer. De forma empírica.

Hablemos pues de la mafia. En este caso de la rama española, el PSOE. Y ya no hablo del criminal partido fundado por Pablo Iglesias en 1879, aunque compartan las siglas. Hablo del Partido Sanchista (de) Obedientes Empleados.

Organización criminal que aún consta en el registro como partido político, pero que dejó de serlo hace mucho tiempo. Y que ha superado con creces a las más famosas e influyentes “famiglias” italianas, la Ndrangheta, la Cosa Nostra y la Camorra. La organización criminal y clientelar de Pedro Sánchez ha logrado, en un decenio, convertir a todas las demás asociaciones criminales, en simples pandillas de niños malcriados. Todos sabemos muy bien como funcionan este tipo de agrupaciones de intereses: un capo, los soldados y la omertà. Aparte de esto, solamente quedan el asesinato, el suicidio asistido o el polonio. Vale todo, o Valetudo, como escribí hace unos meses. Y quizás, para los enemigos menos peligrosos, el psicópata tenga suficiente con su cancelación política y social. Que en el fondo equivalen a un asesinato. Menos sangriento pero igual de efectivo.

Así funciona cualquier sociedad secreta y sectaria que busca el beneficio de pocos a costa de muchos: la masonería, los nacionalismos, las sectas, las maras, las simples pandillas de delincuentes, los falsos sindicatos, las logias, y, por desgracia, la mayoría de los partidos políticos. En especial, el innombrable y criminal partido que encabezan Pedro Sánchez, sus allegados y sus soldados. Estos últimos y si conviene, sacrificables, como el pobre Fredo en “El Padrino”. Papel que bien podría interpretar en un futuro cercano Ábalos. Porque lo de romper el silencio, quebrantar la omertà, tiene su riesgo. Pensemos solamente en las decenas de suicidados amigos de los Obama. O en las victimas del polonio de Putin. El que ose enfrentarse al capo ya sabe a qué atenerse.

Y todo el mal se cuece entre la Moncloa y el Palacio de Congresos, edificio y temporales moradores a los que por cierto, como bien lo define Javier Santamarta del Pozo en su excelente libro "Eso no estaba en mi libro de historia de la Primera República", “no pidamos nivel a los que se encuentran en una calle ya de por sí desnivelada de bajada, como es la madrileña Carrera de San Jerónimo”. Una pocilga desnivelada, cuyos ocupantes, en su inmensa mayoría, se dedican solamente a medrar, robar, tergiversar, confabular, engañar y a maldecir al contrario. Menos aquellos pocos que simplemente van a figurar y cobrar. Que de estos también hay. Los tontos útiles que solamente sirven al capo para votar cada tanto. Y que son tan sacrificables como los mejores y más fieles soldados. No hace falta que enumere aquí a todos aquellos que cayeron en desgracia y fueron apartados. En un lado del hemiciclo y en el otro. Que los partidos son todos mafiosos. Unos más, unos menos, pero al fin y al cabo, son entes antinaturales creados para defender los intereses de unos pocos. Lo de la honradez y el bien de los ciudadanos y de la patria como objetivo vital, lo dejamos para cuatro admirados pero solitarios llaneros. O quizás sean treinta y tres. No puedo poner la mano en el fuego por todos ellos, por algunos sin duda.

Hoy, 4 de septiembre, el capo de la mafia, Pedro Sánchez Castejón, ha rematado su tarea. Como posteaba esta mañana en X, “Tomados el CGPJ y el Banco de España, el autócrata ha alcanzado sus últimos objetivos. La democracia ha muerto”. 

Y que nadie lo dude, el psicópata que lamentablemente dirige nuestro gobierno, que no nación, ha conseguido lo que pretendía desde que salió de las oscuras saunas gay y decidió llegar al poder fuera como fuera. Ha tomado el control de todo (hoy en la Gaceta tenéis una lista de todos sus peones), y a partir de aquí, nos va a costar el oro y el moro echarle de la poltrona.

Como tan bien escribía ayer un tuitero, nos ha traído al moro y se va a llevar el oro.

Y los MMM, los medios de manipulación masiva, aplaudiendo con las orejas (tamaño Fonsi Loaiza), engañando a los ciudadanos y cobrando sus sobornos en forma de publicidad institucional.





lunes, 19 de agosto de 2024

Customizados

 


 

“Encontrarse”, para el moderno,
quiere decir disolverse en una colectividad cualquiera.
Nicolás Gómez Dávila.

 

Los que me conocéis sabéis lo poco que me gusta que la gente use palabras foráneas en vez de españolas, cuando tenemos uno de los idiomas más ricos del mundo. Más aún cuando la persona en cuestión no tiene ni papa de idiomas. Entiendo que en muchos casos se trata de modas, de “imposiciones” del mundo globalizado en el que vivimos, de la mercadotecnia, de la dictadura de las marcas o del pensamiento único. Pero sigue sin gustarme. Ni doy likes en vez de decir que me gusta, ni siento cringe sino alipori y tampoco tengo crushes por amores no correspondidos.

Y, por supuesto, no customizo mi moto, mi coche, mi casa, mi móvil, mi mochila o mi ropa. En todo caso personalizo mis posesiones. A la antigua, con parches, con pegatinas, con elementos decorativos, con nuevas combinaciones de colores, con remiendos o con complementos.

Por ello siempre siento pena cuando leo la palabra customizado, ya sea para una moto, un plan de pensiones, un exótico viaje o el paquete de televisión por cable. Pero todo esto en el fondo son minucias, modas, y al final esta palabra extranjera se integrará en nuestro idioma español, igual que la tan similar tunear, usada sobre todo para vehículos, aunque todos sepamos que lo que más se tunea hoy en día son los propios cuerpos, con cirugía estética, con tatuajes o con múltiples filtros aplicados a las fotografías que alegremente distribuimos por las redes sociales. Engañando al mundo, eso sí. Que luego encima evitamos conocer en persona para que no se descubra el pastel.

El verdadero problema de esta supuesta personalización es que te están uniformando. Te hacen creer que algo está creado o adaptado a tus necesidades, tus sentimientos, tus filias, cuando simplemente te están categorizando, llevándote al huerto, como decimos por esta santa tierra, haciéndote creer que vas a ser diferente, único, y en el fondo no pasas a ser más que un elemento anónimo de un grupo específico, uno más de una masa uniforme, inducida, guiada, manipulada y dominada. Eso sí, customizada. Olé mis huevos. Yo soy diferente. Y una mierda.

Pasó con los hippies en los años sesenta con sus vaqueros y la cinta floreada al pelo “be sure to wear some flowers in your head”, con los progres y su kufiya palestina en los 70, con las chirucas de color  granate de los separatas kumbayas catalanes de los 80, con el paso al look casual y deportivo de los hooligans ingleses también en los 80, dejando atrás las Martens y las Bombers, hasta llegar a la culminación de este proceso de uniformización y dominación que sufrimos hoy en día, que ya ha dejado de lado la parte exterior, la apariencia, el look&feel, para apropiarse de lo más importante y personal de todo ser humano, sus sentimientos, sus conocimientos, sus ideales, sus valores: su mente.

Y en eso están, en eso se resume el tan cacareado movimiento “woke”, compuesto por todos los “ismos” imaginables, desde el feminismo (en vez de la femineidad), el ecologismo (frente a la ecología), el globalismo (frente a la globalización, de la que los españoles somos los únicos y verdaderos precursores), los múltiples géneros frente a la realidad biológica de los dos sexos, hasta el fascismo, que es todo aquello que no encaja en esta “customización” de la población, urdida en siniestros antros por malignos seres que solamente persiguen el control absoluto de la sociedad.

Simplemente hay que ver lo que está pasando en estos últimos meses en el Reino Unido, con la persecución de la libertad de expresión para permitir la imposición del islamismo, en Alemania con la implacable persecución del disidente que no quiere ser customizado por el buenismo pro inmigración y el ecologismo antinuclear que ha traído la ruina al país, en Francia con su perversa olimpiada anti cristiana o en España con la ocultación de la invasión y la violencia de los bárbaros que sufrimos cada día, sustitución racial y religiosa organizada por toda la mafia que son los partidos políticos, marionetas de los amos de Bruselas, las ONG, los traficantes de esclavos y hasta la Iglesia, que mira a otro lado mientras el mal se apodera de Occidente.

O cedes a esta imposición, o irán a por ti.

O te dejas customizar, creyendo en tu inopia que eres libre y diferente, o acabarás barrido de la faz de la tierra.

lunes, 12 de agosto de 2024

Un silencio ensordecedor

 


No hables hasta que puedas superar al silencio.

 

Silencio. Absoluto silencio. Y no es porque estemos en pleno estío. Ni porque de golpe se nos haya acabado la batería del sonotone, esa marca de audífonos americana que consiguió convertirse en palabra de uso común, y aceptada por la RAE, como lo son también el velcro, el pladur, el bótox, el claxon y tantas otras.

Es un silencio intencionado, buscado con pérfidas intenciones, que intenta ocultar la realidad y hacernos olvidar cualquier maldad, delito o desgracia acaecidos antes de la llega del verano, aprovechando la cobertura que brinda el tiempo de asueto de muchos ciudadanos (cada vez menos, eso sí), un silencio que utiliza la conocida indefensión de los españoles en periodo vacacional, más preocupados por encontrar un trozo de arena para colocar la toalla y plantar la sombrilla, y así evitar una discusión con la respectiva, que de estar pendientes de lo que pasa en España, en Europa o en el resto del mundo. Como mucho dedicarán un rato a interesarse por los fichajes de sus equipos de fútbol, leyendo el Marca, el Sport o el As en el bar de la esquina, librándose así, de paso, del rato que media entre que la familia se despierta y la obligada peregrinación a la playa. O al prado. O a la piscina municipal. O a la plaza del pueblo. O al mercadillo medieval de turno, del que pocos españoles nos salvamos en estos duros meses que son junio, julio y agosto.

Un silencio ensordecedor que pretende borrar del área de la memoria de nuestros cerebros, barriendo tanto el hipocampo, como la corteza prefrontal y la amígdala. Haciendo un reseteo del disco duro, para que, acabadas las vacaciones, puedan seguir reescribiendo su relato con unos cerebros vacíos, formateados, y listos para seguir siendo explotados por mentirosos, corruptos, ladrones y manipuladores profesionales. Y sí, me refiero a los de siempre, a los malignos y criminales socialistas que al mando de un psicópata están acabando con España. Y a sus compis de la autoproclamada oposición, los peperos, que ni son oposición ni son nada. Son uva pasa. Son barras de pan endurecidas. Son mayonesa con salmonela. Son tomates podridos. Son membrillos enmohecidos. No son nada, en resumen.

Un silencio ensordecedor que solamente han interrumpido para alabar nuestras (pocas) medallas en lo peores juegos olímpicos que se han celebrado en la historia, y que gracias a Dios ya han acabado. Creo que sobra hacer una descripción de lo que ha sido Paris estos días. Tira de la Biblia, Genesis 19, y tendrás el resumen de esta chabacanería woke y sucia que han sido estas olimpiadas.

Y encima, todos sabemos que ni uno de los mensajes de los políticos celebrando alguna medalla española ha sido sincero. En la mayoría de los casos, me jugaría la mano izquierda, ni conocían al deportista premiado. Ni el ministro o político titular de la cuenta de la red social, ni el CM encargado de gestionar el perfil durante el verano. Todos los mensajes han sido simples copia y pega de un mensaje estándar, distribuido desde Moncloa, Ferraz o Génova, en el cual simplemente cambiaban el nombre del premiado, el color de la medalla y el deporte en el que hubo victoria. Y a otra cosa, mariposa, jugar al golf, a viajar por el mundo o a esconderme en algún palacete, con todo incluido, máxima seguridad y mínimo esfuerzo. Y eso no quiere decir que el resto del año se esfuercen mucho, nuestros tan eficientes gestores del estado plurinacional. Pero algo hacen de septiembre a mayo. Por lo menos aparecer de tanto en tanto por el Congreso, por la sede del ministerio o del partido, para cobrar su jugosa nómina y a esperar a las siguientes vacaciones.

Mientras tanto, se han quedado en el tintero todas las cosas graves e importantes que tendrían que habernos mantenido despiertos y alerta, aunque sea verano.

¿Qué pasa con la primera dama, la corrupta Begoña?

¿Ha fallecido ya Barrabés, ese supuesto enfermo terminal, o sigue embolsándose contratos del estado, con el porcentaje para la fundraiser ya descontado del reluciente talón del Banco de España?

¿Dónde anda el satánico Zapatero, uno de los responsables del fraude en la elecciones de Venezuela (aunque este no sea el mayor de los pecados que ha perpetrado esta rata)?

¿En qué país están Ego y Bego veraneando a cuerpo de rey, mientras España es invadida por masas de violentos presos liberados por Hassan y por barbaros subsaharianos?

¿Dónde está el plan de ataque de Feijóo y su colla de Verano Azul? ¿En el chiringuito del Ayo en Nerja, comiendo sardinas, bebiendo sangría, canturreando infantiles canciones y riéndose con ello en nuestras caras?

¿Dónde están las protestas de nuestro ministro de asuntos exteriores, el padre Albares, ante el genocidio de hindúes en Bangladesh a manos de los musulmanes?

¿Dónde esta Marlaska para explicarnos en detalle el paripé de la no detención de Puigdemont?

Del único que sabemos algo es del primate Oscar Puente: insulta a un ciudadano en un campo de golf, se pasea con cuatro sobrinas de buen ver (y mal vivir, me imagino) por un festival de música y echa toda la culpa del desastre de los transportes por ferrocarril a la histórica y puntera empresa TALGO. Con todo el morro. Y con la chorra colgando, con perdón. Y es tan primitivo que aún no ha entendido que el verano está para explotar el silencio. Para narcotizar las mentes. Para tapar la corrupción, el derroche, la falta de gestión, de verdad y de ética. Para echar arena de playa sobre la basura que han generado durante el año. Para esconder bajo sus sombrillas coloridas todas las maldades, trapicheos, traiciones y expolios que llevan a cuestas

A disfrutar y explotar el verano con su silencio ensordecedor.

Y todos callados. Menos el primate. Unga, unga, unga.

 

 

 

 

 

 

 

 

miércoles, 7 de agosto de 2024

Rancid & Rotten

 



Una historia de los bajos fondos.

Ficha técnica

Género: Delincuencia organizada, Corrupción, Perversión

Reparto: Ego Sánchez (Rancid), Bego Gómez (Rotten), David (el flautista), Barrabés (el socio enfermo terminal), Koldo (el segurata), Oscar (el matón), Silvia (la prostituta amanuense) …

Sinopsis: Rancid y Rotten traban amistad en una fiesta pija en un chalé de Madrid. Surge el flechazo y se siguen viendo con asiduidad en las saunas del padre de Rotten, donde ella lleva la contabilidad y controla las cámaras de grabación secretas. A los pocos meses se casan y comienza su carrera delictiva para llegar cuanto antes al poder. Con la ayuda de testaferros, amigos de infancia, exnovios, exnovias, empresarios chantajeados y jueces corruptos, toman primero el control del partido socialista, para llegar rápidamente al gobierno de España, engañando sin pudor a militantes y votantes. Una vez aupados al poder, colocan a todos los miembros del clan en puestos de relevancia, cubriendo tanto el sector público como el privado, hasta controlar de forma absoluta todos los poderes del estado. Apoyándose en los medios de comunicación comprados, se afianzan en el poder y comienzan a destruir la nación española mientras se enriquecen ilegalmente.

Críticas.

"Impresionante historia de superación, amistad y valores.  (...)” Puntuación: ★★★★★ (sobre 5)"  Toni Pelota: El Mundo

"La mejor película en años. Un ejemplo de pareja triunfadora frente a la ultraderecha acosadora” Puntuación: ★★★★★ (sobre 5)"  Ana Limitada: El País

"Podría ser de Almodóvar por su grandeza. Un ejemplo de la España que queremos, diversa, lista, emprendedora y triunfadora.” Puntuación: ★★★★★★★ (sobre 5)"  Juan Palomo: ABC

 

 

No quiero adelantar todo el contenido de esta distópica película. Lo de los spoilers me parece realmente una gran putada. Pero si quieres conocer en detalle el argumento de la película, lo más fácil es tirar de hemeroteca, aunque esto implique leer. Entiendo que muchos preferiríais una serie emitida en la Sexta y su posterior debate con los habituales lameculos del poder, pero os vais a quedar con las ganas. El que quiera saber, que se lo curre.

Que haga un mínimo esfuerzo, que analice, que valore, que opine de forma objetiva, con datos en la mano, y que entienda de una puñetera vez que esta pareja de delincuentes nos va a llevar a todos a la ruina y a la esclavitud absoluta, hasta que tengan sus cuentas bancarias a rebosar, desparezcan de España y se dediquen a la “dolce vita” en Santo Domingo, Portugal, Tailandia, Portugal o Marruecos.

 

Nota: cualquier coincidencia con la realidad es totalmente intencionada.

 

martes, 16 de julio de 2024

La sonrisa de España



Iba a titular este artículo “Rojigualda y en botella”, pero la sonrisa de María Caamaño me ha superado. Nada más bonito para simbolizar la alegría, la esperanza, la bondad, la amistad, la unidad y la ilusión. Y justamente esto es lo que consiguió ayer nuestra Selección Nacional de fútbol. Que, visto lo visto, no es nada roja, pero sí muy rojigualda.

Ante todo, sincerarme, que a toro pasado todo es muy fácil: he estado pasando de la selección al principio de la competición. Estaba más pendiente de la promoción de mi equipo, el RCD Español, que de una selección a la que hasta ahora le había prestado muy poca atención. Será por el mal recuerdo de la etapa del tóxico y arrogante bocazas Luis Enrique, por la burda utilización de la selección femenina por parte de los regres y fanáticos rojos, o por no conocer a la mayoría de los jugadores. Por una combinación de todos estos factores, sin duda.

Pero una vez comenzada la competición, y viendo los resultados, conociendo poco a poco a los protagonistas, escuchando al seleccionador nacional, don Luis de la Fuente, al que Dios bendiga, y viendo el creciente cariño y la ilusión que esta selección estaba sembrando en los corazones de los españoles, me subí al tren de la selección patria. Al final, la cabra tira al monte, y nuestro monte se llama España.

Escribía yo este post en X el día del chupinazo de los Sanfermines de este año: “Lo que más une a #España, la fiesta y la jarana”. Sea bueno o malo, somos así. Y a mucha honra”.  Puede ser que lo escribiera por ese pesimismo que nos invade a todos cuando vemos que los españoles, por nimia que sea la razón, bebemos, cantamos y celebramos, y que cuando pintan bastos, cuando se trata de temas serios, políticos, sociales o económicos, andamos más peleados que veinte monos ante un único plátano. O quizás no, puede ser que fuera una intuición de que las tornas están cambiando, de que España está despertando. Aunque fuera por una fiesta popular. O por un partido de fútbol.

Y así ha sido: un simple partido de fútbol ha hecho la magia, ha unido, ha demostrado ese hispanismo que tanto echamos de menos, esa unión en la diversidad, esa verdadera integración, esa transversalidad real, esa nacionalidad igual y común y no su maligna plurinacionalidad desigual e interesada, no los eslóganes de la putrefacta y retrógrada izquierda y sus amigos golpistas, racistas y terroristas.

Aunque la izquierda haya vuelto a intentar, como suele, barrer para casa, y utilizar para sus oscuros intereses la presencia de jugadores de diversos orígenes, el tiro les ha salido por la culata.

El pueblo español ha aprendido rápido, ha visto como este gobierno y sus compinches usan todo y a todos para sus propios intereses, por lo que los ciudadanos, los españoles, que son libres e independientes (no son lo que llaman los rojos la ciudadanía, un ente inventando sobre el que mandan y deciden sin que nadie les pare los pies), se volcaron cada día más con este selección, sin hacer caso a las mentiras, las manipulaciones y la enfermiza utilización de los nobles sentimientos para propagar sus sucias mentiras y apalancar sus malignos objetivos.

De la final no hace falta ni que escriba: la hemos vivido todos de forma intensa, en casa, en la playa, en terrazas, parques y jardines, en bares de pueblo y en garitos de ciudad. Bebiendo, cantando, disfrutando. Abrazando a gente desconocida, pero íntimos después del pitido final. Aguantando con una mueca chistes malos de otro extraño al principio del partido, para acabar a carcajada limpia finalizado el encuentro… con el mismo chiste inicial.

Quizás si que haya que comentar, aunque sea mínimamente, la celebración de la final en Madrid, precedida por la bonita recepción en la Zarzuela y la preciosa, impagable y merecida derrota del psicópata Sánchez en su intento de acaparar simpatía de los jugadores y vender de nuevo su propio ego al pueblo español. Gracias, Carvajal. Gracias, chicos.



Mejor preámbulo al triunfo en Cibeles, imposible: a la unión, a la amistad, a la banda sonora, a los cánticos y las canciones, al ‘Gibraltar Español’ y a los múltiples ¡Viva España!

Y a la incapacidad de la izquierda de digerirlo. Quizás lo más bonito de esta épica victoria. Ya andan por ahí los intoxicadores de siempre buscando cualquier clavo ardiente al que asirse para empañar esta fiesta nacional.

Esta proliferación de patriotismo, de libertad, de unión, de igualdad, de complicidad.

De amor, por ende.

Amor por España.

Rojigualda y en botella.

¡Viva España!