Siendo
hoy 20 de Noviembre, fecha que a gran parte de la juventud no le dice nada
(igual para la juventud del PP si que es un día sagrado por la victoria de su líder
“Pinocho” Rajoy el año pasado), pero que para mis camaradas coetáneos y mi mismo significa mucho, tanto ideológica como sentimentalmente, por haber sido siempre un día de homenaje, de recuerdo, pero
también de viajes y reencuentros, no se me ha ocurrido título más apropiado
para esta reflexión que “Muertes paralelas” (título por cierto de una de las
últimas novelas de Sánchez-Dragó en la que relata las muertes de su padre y de
José Antonio Primo de Rivera, y cuya lectura es altamente recomendable).
Habiendo
visto ayer la Junta General de Accionistas del RCD Español; siendo hoy un día
triste en el que al recuerdo del consentido asesinato de José Antonio se une
inexorablemente la presencia eterna de nuestro común amigo y camarada Carlos
Oriente, con quien tantos, que no todos,
20 enes compartí; y unido todo ello a la densa niebla que cubre hoy la ciudad
de Madrid, destino habitual de esos nuestros viajes anuales de camaradería,
lucha y reivindicación, no cabía mejor encabezamiento que el que he utilizado.
Esos
fallecimientos paralelos que abren este escrito son por un lado la muerte social
y económica de Cataluña, de la que ya no nos salvará nadie salvo aparición
milagrosa de algún español de bien, no vendido a intereses partidistas o
económicos, valiente, noble, capaz de hacer aplicar las leyes “que dicen por ahí” que rigen nuestra democracia
pero que no cumple ni Dios en este país, salvo los primos asalariados de la clase media
que mantenemos a flote esta patria venida a menos con nuestros impuestos,
nuestro trabajo y nuestra honradez, y
por otro la lamentable y anunciada muerte del Real Club Deportivo Español,
entidad más que centenaria, nacida del pueblo y para el pueblo ante una
injusticia impuesta por los gerifaltes de turno en 1900 (el judío Hans Gamper,
fundador del otro equipo de la ciudad de Barcelona y que impedía jugar en “su”
equipo a jugadores locales, léase españoles, y que por su nacionalismo feroz
tuvo que exiliarse por orden del padre de José Antonio), club señero del
deporte barcelonés, catalán y español, y parte del corazón de muchas personas,
tanto en Cataluña como en el resto de España (hace no pocos años nuestro
querido Club salió como el equipo más querido como segundo equipo en el ámbito
nacional).
Por
mucha negación del nuevo presidente, Collet (personaje que si no hiciera llorar hasta
haría gracia como paradigma del vividor, del trepas, del aprovechado que llega
a presidente de una entidad de rancio abolengo con una mano por delante y otra
por detrás con un gin-tonic bien agarrado, sin apenas saber hablar y con más
deudas que el gobierno catalán), con la boca chica y sin los arrestos para
levantarse de su silla, a la pregunta sobre el mantenimiento futuro del nombre “Espanyol”
de nuestro querido club, declaración que por otro lado ha quedado grabada y
pesará como una losa sobre la mente servil, nacionalista y arribista del “Vago
de Argentona “, los que conocemos la realidad económica, social y accionarial
de esta entidad sabemos que los 112 años de ilusión colectiva, de tradición
familiar, de lucha contramarea, de revuelta contra la sumisión intelectual frente
al pensamiento único y la esclavitud económica frente a la burguesía catalana y
sus títeres en la banca y la industria, están sentenciados, finiquitados,
enterrados.
A no
ser que nos levantemos, al igual que lo hemos hecho en los últimos meses en
defensa de la españolidad de Cataluña (para que luego los grandes partidos políticos,
as usual, se hayan apuntado el tanto en busca de esos votos que son su elixir
de la “cómoda” vida eterna), o lo hacemos en defensa de la justicia social militando
en partidos o asociaciones ajenas al pensamiento único y a la mentira de esta
tan mal llamada democracia, y luchemos por la continuidad de nuestra historia,
de nuestra tradición, de nuestro querido Real Club Deportivo Español.
Está en
nuestras manos., seremos los de siempre y tampoco necesitamos a nadie más.
Ya estás
tardando:
¡COLLET
DIMISIÓN!
P.D. ¡José
Antonio, presente!
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