Podría
haber titulado este artículo “The gap”, en línea con la pesada manía de los “quiero
y no puedo” de usar palabras inglesas ante audiencias hispanohablantes, pero
sigo en mi línea de apoyo y promoción de la lengua del Quijote. Idioma que por cierto no
es el catalán, por mucho que el “Instituto de Nueva Historia” intente convertir
a toda eminencia histórica en nativo de pura cepa. Es decir, como Gabriel Rufián
pero al revés (ni es eminencia histórica ni es de raza autóctona, aunque algo
de burro catalán si que tiene).
Porque al
igual que una persona que corre no es un “runner”, ni una que llega a la meta
un “finisher”, los consejos de tus amigos no son “tips”, no montamos “parties”
en vez de fiestas, ni nos saltamos el recreo para hacer un “break”, nuestro
conocimiento no mejora por mucho “know-how” que nos arroguemos, ni resumimos
nuestra jornada en un “briefing”. Por mucho “win-win”, obviando nuestra lengua y llenándola de palabras extranjeras, no
gana nadie. Ni mejora nuestro "nivel medio" de inglés. Para no hablar de aberraciones como la ´tan manida “gamificación”.
Pero dejemos el tema para otro momento: es una guerra perdida, otra brecha
insuperable.
Que es
a lo que iba. A las brechas. Que ya manda huevos llamarlo “gap” cuando vamos
sobrados de sinónimos: abertura, agujero, angostura, boquete, hueco, rotura, rendija,
fisura, grieta y muchos, muchos más.
Esa grieta que se está creando entre la
educación y la cultura y la realidad de nuestra sociedad. Solamente comparando
cualquier programa de una cadena de televisión pública centroeuropea, como por
ejemplo 3Sat, con la bazofia que nos ofrecen las televisiones públicas
españolas (de las privadas ya ni hablo), uno ya se da cuenta de que a la que
cante un gallo caeremos al precipicio.
Y seremos esos seres imbéciles,
incultos, manejables y carentes de valores que tanto les interesan a los
poderosos, a los gobiernos, a la casta, a los populistas, a la banca y a los lobbies. ¡A gastar,
borrego, que son dos días!
O ese
profundo boquete creado en la mente
de los jóvenes, que les impide entender el amor con sexo, que es lo natural, y que
en cambio persiguen el sexo sin amor, incitados por series, concursos, “famosos”,
y por desgracia hoy en día hasta por un nuevo sistema educativo en el que se
alaban, promocionan y protegen todas las posibles desviaciones sexuales con esa patente de corso
llamada “transgénero”. Esa maldita afición
a lo “políticamente correcto” que da ganas de mandar todo a tomar viento y
enfilar nuevos horizontes a vela hinchada.
Y qué
decir de la rotura que han creado
cuatro ladrones manipuladores entre los catalanes de verdad y los separatistas
enrabiados, que obnubilados por 40 años de contraeducación confunden a churras
con merinas (de nuevo se me aparece el espectro Gabriel Rufián), algo que llega
hasta los veletas de Ciudadanos, que
no tienen nada mejor que hacer que pedir que el día de Sant Jordi de Cataluña
sea declarado patrimonio de la Unesco, cuando antes deberían serlo las
celebraciones y tradiciones en dicho día en países como Bulgaria, Etiopía,
Georgia, Inglaterra o Portugal, o en antiguos reinos como Aragón o Mallorca. Pero
no, hay que complacer de alguna manera al catalanismo para seguir optando a
cotas o cuotas de poder. Que ambas les
satisfacen.
Para no
entrar en temas realmente importantes (todo lo anterior lo doy por perdido),
como es la fisura entre lo que
antaño se llamaba música, léase el Rock’n’Roll, y las letras, ritmos e intérpretes
de nuevas modas insoportables como el maldito Reggaeton y todo lo que le rodea.
Si Elvis levantara la cabeza se volvería rápidamente al gueto sin tiempo a
comprar un arma y robar un coche. “And his mama cries”.
Y así
podría seguir, renegando de esa angostura
que se ha creado entre la España que quise y la patraña que es hoy en día.
Pero no
creo que me dé (sigo siendo diacrítico) tiempo, que el hueco entre lo vivido y lo que me queda por andar por estas tierras
tan queridas y a la vez tan odiadas cada vez se hace más profundo.
Lo dicho, demasiadas brechas, aberturas, agujeros, angosturas, boquetes, huecos, roturas, rendijas, fisuras y grietas.
Como diría la Blasa: ¡Señor, llévame pronto!
Como diría la Blasa: ¡Señor, llévame pronto!
¡Buen
fin de semana a todos, que falta nos hace!
No hay comentarios:
Publicar un comentario