martes, 19 de octubre de 2010

Por la Hispanidad, el Camino

Nota previa: En este artículo combino mis anotaciones tomadas durante el Camino, en cursiva y otro color, con comentarios posteriores. Estas notas son literales, por lo que su “nivel” deja mucho que desear, pero prefiero mantener la espontaneidad de estos apuntes que manipularlos a posteriori en un afán de parecer mejor escritor. Que tampoco lo soy.

Y me permito empezar con estos versos de Alberto Cortez. Como introducción encajan a las mil maravillas:

Prefiero más que llegar,

pensar que ya voy llegando.

Andar por andar andando;

caminar por caminar.

Pues aquí estoy, de nuevo en marcha buscando lo desconocido en mi tramo anual del Camino de Santiago. Y ya van 11 años “andando por andar”, como tan bien expresa el verso anterior. Y mucho ha llovido desde el tramo que hice con mi compañero de siempre en Mayo de este mismo año. De calendario han sido pocos meses, pero vivencias y experiencias, muchas de ellas desagradables, han ocurrido tantas que me siento como si hubieran pasado años, que no lustros. Como si estuviera llegando a un final no deseado, como si el tiempo estuviera corriendo demasiado deprisa, con las agujas barriendo la esfera del reloj en un sin parar y el precipicio de la meta acercándose inexorablemente.

De entrada empiezo el Camino por primera vez solo; las circunstancias no han permitido que me acompañara una amiga y tampoco he sido capaz de atinar con mis compañeros de siempre y compartir con ellos esta experiencia que llevamos viviendo juntos tantos años. Me comprometo a poner un poco más de empeño el año que viene, y si Dios quiere volveré a estar arropado por su ahora tan añorada compañía. A buenas horas.

7-10-2010 Tui-Porriño

Por primera vez voy sólo. El vuelo perfecto, aunque me ha llamado mi padre que está de urgencias. A las 9.15 cojo un autobús del aeropuerto a Vigo. Ya he contactado con un belga, valón. Y me parece que hay otra pareja, pero estos han cogido un taxi. A la aventura.El belga sigue otra ruta en la ciudad con sus “chuletas” de colegio, minúsculos papelitos con anotaciones por ambos lados. Me bajo antes a indicación de un lugareño y llego clavado al bus a Tui. 2,95 Euros y 45 minutos por delante. Está lloviendo bastante y en el bus, que cubre la ruta Vigo-La Guardia, suena por casualidad la canción “Mil Calles”, del grupo La Guardia. Desconozco si se trata de un guiño de la conductora o de una casualidad.

A las 11.45 empiezo a andar bajo una lluvia persistente, y a la 1 paro en Orbenlle, compro por puro impulso una pañuelo de la Asociación de Amigos del Camino local, como un bocata de queso y lomo y ya se monta un grupo. Hay 3 alemanes (parejta y chica), 1 austríaca y otro guiri, americano. Ha sido un trozo bonito, a pesar del mal tiempo. Por el camino me vuelvo a encontrar a la pareja española, creo que son padre e hija, pero no son muy habladores.., ya veremos. Seguimos. Paso casi sin mirar los 7 km de polígono industrial y a las 14.30 llego al Albergue. Hay mochilas de 2 chicos que han ido a comer, según la hospitalera (una chica encantadora, vaya diferencia con la de la tarde). El Albergue está correcto, 5 euros, nuevo precio oficial de la Xunta, que incluye fundas para almohada y colchón desechables. Ducha y a esperar a los demás y a que abran las farmacias. Ya me empiezan a doler los pies, y solamente he hecho 15 km.., tendrán razón los que me llaman abuelo. “Footprints for Peace, Pisadas por la Paz”. Ya sé de qué va el yanqui. Son de una ONG que se dedica a realizar marchas por la paz por todo el mundo, subvencionados con 5 euros diarios, ONG que se fundó para protestar por la guerra de Afganistán. Las conversaciones prometen. A ver cuánto tardo en preguntarles por la Sarah Palin y el Tea Party. Mi pregunta inicial va directa a la yugular: “¿Y esto de andar por la paz, da resultados?” La respuesta, impagable: “A mí me va bien, estoy en paz conmigo mismo”(y vivo como un rey, añadiría yo). Por cierto, el yanqui es clavado a John Lennon, aunque ella más que a Yoko Ono se parece a Miss Piggy. Los alemanes montan cena a base de pasta y me invitan. Aporto olivas y cervezas. Se llaman Jürgen, Chirstine y Lena. La pareja es de Lörrach y Lena de Mainz. Cena clásica de albergue y entre charlas sobre Alemania, el Schwarzwald (la Selva Negra), Freiburg, el Dreisameck (edificio ocupado en el 1978) y la época de ocupación de casas en Freiburg (que diferencia entre dichas ocupaciones y el asqueroso movimiento ocupa actual que pulula por Barcelona.) Lena decide que me apodarán Ernie. Como no.

Sigue Cortez cantando:

Ir conociendo de a poco

al más cuerdo y al más loco

y al que le da por volar.

Volar con el pensamiento,

que al oír cantar al viento,

del viento aprende a cantar.

Después de este primer día empiezo a tener mis dudas. ¿Seré yo el más loco o el más cuerdo? ¿Podré insistir en mi frase clásica de que “soy el más normal de la mesa”, o será todo lo contrario? Chi lo sa.

En cualquier caso el día ya ha traído las primeras anécdotas para recordar. Por ejemplo encontrarme en este rincón del mundo a personas que conocen Freiburg, pequeña y acogedora ciudad alemana en la que pasé 2 importantes años de mi vida. Y el tema de la ONG americana, impagable. Me ha costado bastante no entrar a trapo y enfrascarme en una discusión con el americano. La simpleza e ingenuidad, o mejor dicho, lo caraduras y falsos que son estos nuevos hippies de hoy en día, que confunden y utilizan ideales como libertad, igualdad o paz para vivir del cuento y que son capaces de seguir las flechas amarillas sin perderse, de encontrar bares hasta en las más pequeñas aldeas, pero que luego son negados a la hora de entender un cartel en el que pone “duchas”, me ponen muy nervioso. Me acuesto con la tranquilidad de que la soledad no me va a afectar demasiado. Aunque sigo echando de menos a los míos. Enfrentarte solo a tanto desconocido sin poder comentar nada con alguien de confianza es una tarea ardua, por novedosa.

8-10-2010 Porriño-Redondela

Mala noche, dolor en el pie, picores y ronquidos. A partir de las 6 ya estoy desvelado y en cuanto oigo movimientos me levanto. Tengo el pie izquierdo cascado e hinchado, a ver qué tal se me da andar. Les dejo una nota a los alemanes y a las 7.30 me pongo en marcha. El trozo es asqueroso, por carretera en obras y con la linterna en rojo intermitente todo el rato. Bastante peligroso. Tomo un café, adelanto a todos, y en Mos (5 km) coincido con el de ayer, el deportista madrileño. Pretende seguir hasta Pontevedra, suelta un “ojalá aguante el tiempo” mientas cojo unos higos y a las 10 minutos empieza a diluviar. Vaya con las predicciones del madrileño. Capa y a seguir. A las 10:30 ya entro en Redondela, pero paro en el primer bar a desayunar y a hacer tiempo, ya que está cayendo la del pulpo. Los demás lo tienen claro, ya que en el tramo no hay nada abierto ni sitio para resguardarse. A ver cómo llegan. El diluvio sigue, estoy casi una hora en el bar desayunando y van llegando varios peregrinos, el “raro” señor mayor con los 2 chicos (parecen del proyecto Hombre, el monitor y 2 alumnos en tratamiento) y otra pareja desconocida. A las 11 y media tiro hasta el Albergue, pone que abre a la 1. Espero que sea verdad. Albergue OK, hablo con los 2 del señor mayor, simpáticos, y me voy a comer algo (plato combinado huevos y lomo en el bar de al lado). Ha llegado todo el mundo, menos los 3 alemanes, que igual han seguido. Paso la tarde entre paseos bajo la lluvia, orujos y charlas. Conozco a las hermanitas de la caridad, Pili y Mili (Patricia y Maria José), y por la noche hay un poco de fiesta y discusión con los holandeses (hacemos demasiado ruido, empiezo a largar demasiado y me meto con todos. Sinceramente me he pasado un poco con la bronca). Baja una chica a quejarse del ruido, tapándose como puede, y el alemán obseso se queda clavado mirándola, y diciendo que lleva Viagra. Vaya impresentable. El yanqui tiene 67 años. Casi nada. Los mismos que debe de tener su camisa india americana. Solamente lleva una y cada noche la airea un poco. Y no le hacen falta ni pinzas. Se mantiene en pie sola. Me hacen una foto con él, a ver si me la mandan. Al final, después de la discusión con la holandesa que se cree un ser superior nos vamos a dormir a las 22.30.

Dice Cortez:

Ir en busca de la rosa

más codiciada y hermosa

que me pueda imaginar.

Si no la encuentro enseguida,

me queda toda la vida

para poderla buscar.

Las primeras anécdotas no han tardado en caer. Como suelo comentar a todo el mundo cuando vuelvo del Camino, se trata de una verdadera prueba de fuego. Los que con posterioridad lo han hecho siempre me han dado la razón: el Camino es un reto que consigue sacar de cada uno tanto lo bueno, como lo malo. El esfuerzo, el dolor, la soledad, el hambre, el frío,el ansia de llegar y poder ducharte (exceptuando en este punto al yanqui y a algún personaje más que hemos ido viendo en estos últimos años), consiguen que del carácter de cada persona emerjan los sentimientos más egoístas, de pura supervivencia, en paralelo a los altruistas, a las ganas de ayudar al prójimo. Un difícil equilibrio que vivo en mi propia piel cada año. Soy capaz de lo mejor, de desvivirme por ayudar a un extraño perdido por la montaña, de hacer de traductor para un extranjero que es capaz de ponerse en marcha sin conocer ni una palabra de nuestro idioma, hasta gritar en voz alta a alguien por quejarse de que estaba haciendo ruido. O de pelearme con amigos del alma por sandeces, por lo buena que esta la tapa en el bar de al lado o por el origen o significado de un monumento. Lo que ha colmado el vaso en esta ocasión ha sido el alemán de marras. De entrada, por aquello de la afinidad en el idioma materno, me ha entrado bien, hemos conversado un poco sobre detalles de los albergues, del tramo recorrido, pero al rato ya le he notado su tendencia a mirar a todas las chicas que pasan, hasta que ha saltado con su historia de que viaja con viagras, que aún es potente a su edad y sandeces similares. ¿A mi edad, con mi manera de ser, tengo que aguantar a espantapájaros como este? ¿Los diez o más caminos que ha hecho, por lo que ha contado, se han limitado a calmar su libido y molestar a jóvenes peregrinas con sus impertinencias? Hay cosas que no entenderé jamás. Y esta es una de ellas. Esta obsesión por lo material, por lo físico, por lo perverso, en una persona mayor, de 75 años, me saca de quicio. Vaya manera de mancillar un Camino secular, un recorrido en el que debería prevalecer lo espiritual y que conforme pasan los años se está convirtiendo en una ruta turística más, abierta a cualquier desgraciado que no tiene nada mejor que hacer con su tiempo libre. Con la de destinos que hay en el mundo. Y hasta la Xunta Gallega ha tenido la osadía de proponer que el Xacobeo, el Año Santo, se alargue un año más por intereses económicos. Lo que faltaba. Quitarle el último vestigio religioso y de tradición a esta ruta y convertirlo en un circo comercial patrocinado por alguna marca conocida y exprimirlo para sacar pingües beneficios está a la vuelta de la esquina. Suerte que la Iglesia ha plantado cara y se ha negado rotundamente. Las tradiciones hay que respetarlas. Son lo único que mantiene viva a una nación. A ver lo que nos duran (tanto las tradiciones como la nación, que ambas están en peligro).

9-10-2010 Redondela-Pontevedra

Es sábado. A las 6 ya se empieza a mover la gente, ya las 6.30 estoy listo para salir, y, para variar, sin un duro. Que mal me planifico. Suerte que al final de etapa veré a Antonio. Andamos juntos, Pepe, Sergio y Jaime (canario). En el Viso nos perdemos por la falta de luz, pero al final, a las 9.30 estamos en Arcade-Pontesampaio. Compran bocatas para comer (yo tengo la empanada que dejaron ayer las hermanitas), vino y cerveza y paramos a desayunar. Por ahora aguanta el tiempo. Sale un vecino y nos ofrece vino (por si no tenemos). Gente encantadora. Nos juntamos con las hermanitas y con sol hacemos una bonita etapa. A la 1 en punto hemos llegado sin problemas, ducha y a casa de Antonio. Las chicas quieren seguir.., igual hay suerte y las volvemos a ver antes de Santiago. Paso una tarde encantadora con Antonio y sus hijas, confidencias, soporte económico, Iphone, conservas de Cariño L a Pureza (delikatessen), educación sobre redes sociales a la hija mayor, y luego aún vamos a dar un paseo y tomamos un helado. Vuelvo al albergue y me voy con los 3 a tomar unos vinos. Un buen albariño. Aparece el resto de la familia de Pepe y a las 10 vamos a dormir. Ha sido un gran día.

Pocas notas he tomado en esta etapa. Señal clara de que la he disfrutado tanto que no he perdido tiempo en anotar más detalles. Lo sorprendente y bonito del Camino se ha vuelto a producir. Llevo solamente 3 días andando, a Sergio, Jaime, Pepe y las hermanas los acabo de conocer, y ya se creado una afinidad difícil de encontrar en otras situaciones. Y tiene su fácil explicación: si te pones a pensar cuanto tiempo pasas con tus amigos en la vida normal, en tu casa, te salen muy pocas horas. Como mucho 3 o 4 horas semanales con aquellos a los que realmente sueles ver. Eso daría unas 15 horas mensuales y unas 160 anuales. Pero en el Camino compartes las 24 horas del día, incluyendo las 6 u 7 horas de teórico reposo interrumpido por ronquidos, risas, paseos al baño o impertinentes que no te dejan dormir. Lo que significa que después de 3, a lo máximo 4 días, has estado más tiempo con tus compañeros de Camino que lo que ves a tus mejores amigos durante muchos meses. Aparte de la unión que florece cuando se comparten sufrimientos y placeres, paisajes soleados y chaparrones, conservas y vinos de la tierra, sonrisas cómplices y encuentros sorprendentes. Y es que la llegada a Arcade, la vista de la ría, el cruzar el histórico puente de Pontesampaio recordando la victoriosa batalla contra las franceses, el parar a comprar un poco de pan en una tienda que no abre hasta las 10 de la mañana y en que la señora más bien parece un perro gruñón que otra cosa, el sentarte en un recodo del camino y recibir el ofrecimiento de vino del primer paisano que pasa, todo esto une. Y mucho.

Y Cortez sigue diciendo:

Ir evitando espejismos

y mirar lo que yo mismo

sea capaz de mirar.

Con el ánimo despierto,

no se confunde el desierto

con las arenas del mar.

10-10-2010 Pontevedra-Caldas de Reis

A las 6 en pie, café de la máquina y casi listos para salir. De la noche prefiero no hablar, ha habido mucho jaleo, ruido de grupos con asistencia maleducados, etc. Las cosas que suelen pasar, pero hoy ha sido especialmente desagradable. La etapa muy bien, Sergio y Pepe se la conocen, muy buen tramo y paramos en Sanamaro (aquí han dormido las chicas) y desayunamos la excelente ventresca, pan casero y albariño. Es el mismo sitio donde en el 2004 se paró Protección Civil para ofrecernos ayuda. Seguimos y al rato nos separamos, yo me voy a Caldas y los demás a su pueblo, que está al lado, Baliñas. En Caldas vuelvo a coincidir con las chicas, aunque seguirán, Por el camino me han ido contando las mentiras del venezolano de 23 años. 3 carreras, secuestro, marihuana, etc. etc. Para la edad que tiene ha vivido mucho. Un poco charlatán, diría yo. Me vienen a buscar y vamos a una taberna en Baliñas. En Galicia las tabernas son tiendas de comestibles con barra incorporada. Albariños muy buenos. Luego a su casa, alucinante. Me enseñan donde hacen el vino, explicándome el proceso, y comemos en una rústica sala con la abuela de 90 años, cocido gallego, todo para morirse. Regado todo con su propio Albariño, que resulta ser, según Sergio, el mejor del mundo. A mí me sabe a gloria. Después de horas comiendo, risas y gente increíble, dulces y degustación de diferentes tipos de orujo casero. El no va más. A las 6 Sergio y Jaime me vuelven a acercar a Caldas, y hacemos una sesión de piernas en remojo en el lavadero de aguas termales. Empieza a llover y cargo una secadora con otra gente del albergue, que está a reventar. Cuesta más la secadora que dormir. Hemos quedado al día siguiente a las 7.30. Mañana toca Padrón, pulpo y pimientos, y pasado Santiago. Esto está pasando demasiado deprisa.

Genial. Así resumo este día. La etapa en sí ha sido bonita, con buen tiempo, bellos paisajes, desayuno redondo, pero lo que realmente ha sido espectacular ha sido la invitación a Baliñas, pequeño pueblo o aldea situado a unos 8 km de Caldas de Reis. La sana envidia que he sentido al verme rodeado de una familia al completo, sentado en una rústica sala, con un hogar ardiendo al fondo y disfrutando de un cocido gallego con todos sus complementos, no se puede describir. Para un urbanita como yo, que tiene idealizado el mundo rural, ha sido de nuevo la confirmación de que estamos echando a perder gran parte nuestra vida en la gran ciudad, con el consumismo estéril e inducido, el frío de la masa desconocida que te rodea y la soledad de espíritu

que todo ello genera. Cosas tan simples como que te expliquen el proceso de creación del albariño, como ver gallinas paseando a tu lado, como entrar en una taberna y ser recibido como uno más, sin tener que aguantar preguntas de quién eres o adónde vas, de sentirte cobijado bajo el manto de una familia normal y corriente, sana, saludable, abierta, de escuchar historias de una entrañable abuela, rompen con la pana. Imaginaros lo bien que estuve que al volver a estar sólo por la noche en el albergue me sentí más perdido que Zapatero ante un balance económico o que Bibiana Aido ante un libro de gramática. Un día así compensa muchos meses de trabajo. Y muchos kilómetros caminados. Y por eso acaban así mis apuntes del día, con un “esto está pasando demasiado deprisa”. Señal inequívoca de que ha sido un día inolvidable.

11-10-2010 Caldas de Reis-Padrón

A las 6 me levanto, como casi todos. Café y mensajito a Sergio.., se ha dormido, pero a pesar de ello a las 7.30 llegan y salimos. Se ha incorporado la cuñada de Pepe, creo que se llama Mariló. La Etapa es preciosa. Por suerte adelantamos a la mayoría de turigrinos que van con coche de apoyo, entre ellos 2 locos andando estilo marcha atlética y pareciendo patos mareados. Desayunamos en un sitio encantador, con bancos de madera sobre un riachuelo, atún, sardinas, anchoas, mejor pan y el mejor albariño del mundo. Tenemos al lado a Protección Civil que va sellando a los que pasan, y mientras desayunamos pasan 2 grupos de conservación de la naturaleza a caballo. Llegamos sin novedad a las 12 a Padrón, y nos sentamos delante del albergue para asegurarnos camas y que no se las lleven los cutres maleducados. El Albergue es perfecto, un antiguo corral restaurado que bien parece un parador. Comemos pulpo, pimientos del lugar y bueno albariño. Me invitan a comer, un gran detalle (uno más). Luego nos pegamos una buena siesta, mientras van llegando muchos peregrinos que van desviando a otros sitios. El albergue está a tope desde la 1, y solamente tiene 26 plazas. Aparecen 2 chicas con sus perros, pobres. Ayer mismo leí un artículo de un veterinario sobre lo malo que es para los animales llevarlos al camino. Les comento a las chicas que ellas han podido elegir esto, pero que sus perros no tienen ninguna culpa. Tampoco me hacen mucho caso. Encontramos una tienda en liquidación con ofertas increíbles, compramos polos, camisetas y alguna tontería más. Visitamos el pedrón, el cura con cara de borrachín y con ganas de hablar nos regala una estampita y nos hace besar una reliquia, y luego cenamos en el mismo sitio, jamón asado y esta vez un Ribeiro que no tiene nada que envidiar al Albariño de marras. Nos ha acompañado Paula, hija de Pepe, una chica encantadora. A las 10 nos vamos a dormir, es la última noche.

Poco puedo comentar. El resultado palpable del genial día anterior, tan familiar, tan acogedor, es que me siento bien. Conmigo mismo, con el mundo y sobre todo con los compañeros de Camino que he tenido el placer de conocer. Los dolores en los pies se convierten en anecdóticos, las subidas y bajadas en simples detalles de un placentero avanzar, sin ganas de llegar al destino. El secreto del Camino, ese detalle inexplicable que por mucho que lo relates, o lo describas nadie puede entender hasta que no lo ha vivido en su propia piel.

(Sigue Cortez)

Sin ancla, timón ni remo,

de un extremo al otro extremo

del mundo poder vagar.

No como el viejo molino,

que recorre su camino

siempre en el mismo lugar

12-10-2010 Padrón-Santiago

Hoy es el día de la Hispanidad. A las 5 empieza el ruido y a las 6 ya estamos listos esperando al resto de familiares Rial. La etapa se convierte en la más dura de todas, excepto el gran desayuno en Teo, pan casero, vinos que han traído los nuevos, queso y mejillones en salsa gallega. Seguimos andando y cada vez hay más gente, hasta que rodeados por una masa creciente de gente llegamos bastante cascados a la 1 a la catedral de Santiago. Entrar en la catedral o ir a por la Compostelana es misión imposible, hay colas interminables. 2 se van a por lo coches (entre ellos una prima/tía bióloga que pronto se va a embarcar en el Hespérides para realizar el viaje Rio de Janeiro – Ciudad el Cabo). Vaya diferencia de entrada a Santiago: desde el Camino Francés es bajada, verde, y desde el portugués es todo subida, por asfalto y dando vueltas inútiles a los alrededores de Santiago. Tendrían que repensarse esta entrada. En cualquier caso evitaré en el futuro llegar en cualquier fecha señalada a Santiago. La magia desaparece y solamente de seas irte cuanto antes y volver a estar rodeado de tranquilidad, naturaleza y buenos compañeros. Después de unas cervezas intentando aprender a decir Unha, me vuelven a invitar a su aldea a comer capón (supongo que no será el gallo que despertó a Jaime). Al salir el tema de Allianz otra casualidad de la vida: el marido de Mariló es primo hermano de Rosa Romay , la mujer de José Peiteado Fandiño, delegado de Allianz en Vigo. Qué pequeño es el mundo. La comida, de nuevo flipante. El entorno, la gente, las empanadas, el pollo de corral, pimientos de Padrón caseros…, vinos, de todo un poco, y al final dulces a mansalva, queimada y conjuro que recita la prima bióloga. Mágico. A las 8 me dejan en el aeropuerto. Quien pudiera seguir caminando en vez de pasar ahora (por los retrasos), 6 horas tirado en el aeropuerto, muerto de frío, triste y vacío. Como cada año. La meta del camino es andar. Siempre adelante.

Como siempre, al final, la depresión. Y encima sabedor que los encuentros en el Camino son fugaces como las estrellas en el firmamento y que solamente el destino puede depararte un nuevo encuentro. O no. En mis manos está. Pero lo que queda, lo que perdura, es eterno. Los recuerdos, las fotos que espero recibir pronto, y este pequeño relato. Muy largo para los que no han compartido estos 5 días de Camino y muy corto para describir de forma fehaciente todo lo vivido, sentido y soñado. El año que viene, Dios mediante, volveré a calzarme las botas. Y volveré a andar por estas tierras de España que cada día me enamoran más.

Prefiero más que llegar,

pensar que ya voy llegando.

Andar por andar andando;

caminar por caminar.


P.D..: A Sergio, Jaime, a Pepe y a toda su familia, a las hermanitas de la caridad y a Antonio, muchas gracias por todo. Ha sido un placer conoceros y compartir estos pocos días con vosotros. Que os vaya lo mejor posible en vuestra vida.




3 comentarios:

  1. Como todo lo que te leo, como todo lo que nos cuentas y como todas las cosas que hemos vivido en el Camino, maravilloso.

    Espero que hayas traído para acá parte de esa magia para que todos tus días en la ciudad sean igual de especiales que los que acabas de vivir.

    El caso es andar.

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  2. Pero muchacho..... espero que ya estés preparando la próxima caminata...... no se puede describir mejor una vivencia, por poco me meo encima con algún comentario,eres genial escribiendo,

    ya sabes que aquí tienes una casa para visitar, un abrazo alemán ;)

    ah¡¡¡ alles okay?? jejeje

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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