martes, 15 de noviembre de 2022

Lugares comunes



 

Todos conocemos la expresión “Déjà vu” (“ya visto”, en francés), que hace referencia a esa extraña sensación de haber visto, vivido, oído o sentido algo con anterioridad. Se trata de un fenómeno no demostrable, sobre el que se ha teorizado mucho desde el siglo XIX, pero del que no existen pruebas científicas que lo avalen.

O quizás sí.

Porque viendo la evolución de la sociedad, y en concreto la de nuestra patria, España, con un gobierno social-comunista desmontando la nación pieza a pieza, pasito a pasito, igual habría que asumir que todo esto lo hemos visto ya, que todo lo que nos está pasando, es una repetición de hechos similares por desgracia ya sufridos con anterioridad.

Y aunque sea una perogrullada, por verdad y por evidente, la maldita izquierda vuelve sobre sus pasos sangrientos, violentos, mentirosos y golpistas, destrozando con saña y maldad todo aquello que nos ha costado construir en tantos años de esfuerzo, de paciencia, de perdón, de ilusión y de visión de futuro.

 

No es por lo tanto casualidad que grandes escritores y comunicadores, como Javier García Isac con su “Historia criminal del partido socialista” o Federico Jiménez Losantos con “La vuelta del comunismo”, tengan que plasmar negro sobre blanco la verdad sobre esa máquina de aniquilación de la sociedad que es la izquierda socialista y comunista. Y aquí sin duda hay que añadir todo la locura del mundo “woke” y su perniciosa Agenda 2030, que tan bien retrata Juan Carlos Girauta en su última radiografía de nuestra triste sociedad actual.

 

La jugada maestra de la izquierda es la de siempre, es ese lugar común al que, por su constante y cíclica aparición, ya ni prestamos atención. Por lo menos la mayoría de la sociedad, ergo los votantes, que erre que erre siguen apoyando y entronizando a una piara de seres malignos que solamente buscan su propio medro, su poder y su enriquecimiento, dándoles igual quien caiga, quien perezca, quien desaparezca. Ya sea el pasado, el presente o el futuro. El rodillo rojo avanza implacable, manipulando, prevaricando, mintiendo, ocultando; destrozando cualquier brote de libertad, de evolución, de justicia, de seriedad, de nobleza o de verdad que encuentra a su paso.

 

Solamente tenemos que repasar lo acontecido en las últimas semanas para darnos cuenta de lo que nos viene encima, pero ¡ay, que desgracia!, que pocos somos los que vemos la realidad. Porque lamentablemente la mayoría de los ciudadanos están por otras cosas. Y se entiende. El ciudadano medio no tiene tiempo para preocuparse de la involución, de la destrucción del estado democrático en el que vivimos desde 1978, del desmembramiento de la unidad nacional, de la liquidación de la separación de poderes, del despilfarro de nuestros impuestos en locuras varias, de la traición diaria y constante de nuestros políticos, tanto de los que gobiernan como los que se proclaman su principal oposición, que demasiadas veces parece que vayan de la mano, llevando al españolito hacia el precipicio mientras se enriquecen, colocan a sus amigos y familiares y preparan su dorada jubilación allende de nuestras fronteras, con su fajo de billetes de 500€ en la mano, su sonrisa maquiavélica en los labios y su eterna mentira a base de necedades dirigidas al incauto y por desgracia iletrado ciudadano medio. 

Que traga con todo, más aún cuando todos los altavoces de comunicación están en manos del mal, radian el mismo mensaje, y dejan el cerebro de Pepito Pérez presto para ser manipulado, cuando no extirpado. Como un yogur.

 

Ya sean manifestaciones políticas contra el gobierno regional de Madrid, disfrazadas de protestas por el mal funcionamiento de la Sanidad, cuando resulta que en esta región es donde funciona mejor; ya sean ilegales, por anticonstitucionales, modificaciones de los delitos de sedición o de malversación de fondos para cumplir con los pactos bajo mano con separatistas y terroristas, y de paso preparar el indulto o directamente la absolución de los ladrones socialistas de los ERE; cualquier acción maligna, subversiva, golpista y antidemocrática, es convertida por los medios de comunicación en una lucha por supuestos derechos, en un acto honorable contra el acechante peligro de los fascistas, de las huestes de Franco que están a punto de salir de sus tumbas para acabar con este supuesto estado de bienestar, justicia y libertad. Anda ya.

 

¿Y que nos queda al final?

 

Pues que de tanto repetir lo de “que viene el lobo”, muy pocos somos capaces de ver que la alimaña ya está aquí. Presta a devorar todo. Y a todos.

 

Como ya sucedió en otro mes de noviembre, del año 1936. 

 

Esos lugares comunes. Y esas fosas comunes

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