(Ramiro de Maeztu).
Las cosas como son: no veo a ninguno de estos personajillos, sus mentiras y desvaríos, compartiendo páginas con Cicerón, Händel o Núñez de Balboa. Por citar algunos de los protagonistas de dicha magnífica obra.
Por desgracia para todos nosotros, todos esos logros de la humanidad, pensamientos, monumentos, inventos, derechos, descubrimientos, obras artísticas o avances tecnológicos, están consumiéndose lenta pero inexorablemente en la hoguera ya no de la vanidad de unos cuantos, sino en las brasas de la estulticia, la maldad y la demencia generales. Como ya comentaba en alguna columna anterior, la kakistocracia o timocracia que nos desgobierna en Europa y en España, junto a la tan nefasta influencia de los nuevos EE. UU. más desunidos que nunca y en manos de dementes woke y sus múltiples religiones que no tienen ni pies ni cabeza (ahora que se ha acaba de publicar una nueva biografía del general Lee, no me cabe la menor duda de que muchos estadounidenses aplaudirían con entusiasmo su resurrección), esta conjunción de imbéciles, lerdos, comunistas iletrados, narcisistas obsesionados, narcos, nacionalistas estafadores, multimillonarios globalistas tecnológicos seguidores del Gran Hermano y separatistas golpistas, están acabando con todo y con todos.
Estas últimas semanas están propiciando un reguero continuo de despropósitos, desplantes, corruptelas, incapacidades, errores legales, manipulaciones y mentiras, que da miedo pensar todo lo que nos queda por ver antes de que se acabe esta pesadilla del gobierno “frentepopulista” encabezado por un enfermo y compuesto por floreros obedientes por un lado y necesarios, por chantajistas, por el otro. Pero floreros también, que nadie piense que alguno de los ministros de cuota de Potemos está ahí por sus méritos. A no ser que la promiscuidad, la zafiedad o la incapacidad intelectual otorguen puntos para llegar a tan alto cargo. Algo que, por cierto, sí que ha quedado demostrado si bajamos al nivel de los “Secretarios de Estado”. A esa cota jerárquica tenemos, por desgracia, a la “crème de la crème” de la selección nacional de enfermos mentales, vagos y garrapatas que están destrozando nuestra Patria. Pensad en los deshechos humanos Pam o Lilith, por ejemplo. Sin comentarios.
En estos momentos tan poco estelares de la humanidad que estamos viviendo, las pesadillas ya no nos acompañan solamente de noche, sino que copan también nuestras fases de duermevela y el resto de nuestra jornada en la que estamos despiertos, aunque día sí, día también, preferiríamos volver inmediatamente a los brazos de Morfeo. Da miedo, por lo menos a aquellos que andamos preocupados por el presente y futuro de nuestra sociedad, levantarse, asearse, desayunar, abrir la prensa y ver los hechos acaecidos desde que nos acostamos la noche anterior soñando con una España mejor.
Y así, día tras día. ¡Qué triste y desesperante ver que un país como España, con paisajes tan maravillosos y variados, esté ocupado por un paisanaje que parece sacado de una novela de terror!
Y que encima vengan de Europa los inspectores Clouseau de turno, lo vean, y se vuelvan a casa como si nada, como si España estuviera en manos de personas cabales, preparadas, sinceras y sensatas y supiéramos con claridad que se ha hecho con los fondos de reconstrucción europeos, hasta el punto de irse casi convencidos de la bondad y corrección de las leyes del “Sí es sí”, la “ley Trans”, la “Ley de protección animal” (que como era de esperar excluye a los corderos degollados en público en la Fiesta del Sacrificio de los bárbaros invasores, no vaya a enfadarse Mohamed VI el beodo), o de la legalidad del asalto social-comunista al Tribunal Constitucional. Porque la ligera regañina de Monika, teniendo en cuenta la gravedad del asunto, no es de recibo. Será que en el fondo obedecen a los mismos amos y todo ha sido una burda escenificación para acallar cualquier protesta, auditoría o investigación seria e imparcial. Como se diría tirando de nuestro rico refranero: bailando al son que les tocan. Mi confianza en la Comisión Europea es nula, como bien se entiende, aunque espero que en esta ocasión tomen cartas en el asunto. Por soñar que no quede.
¿Y qué podemos hacer? Pues luchar.
Como bien continúa la cita de Maeztu del inicio de mi artículo:
Todo lo que vale: la fe, la patria, la tradición, la cultura, el amor, la amistad, tiene que ser defendido, para seguir siendo.
Ser es defenderse.
Ilustraciones gentileza del artista Mr. Jones ©