lunes, 30 de octubre de 2017

Ahora o nunca: por España.


Para los que llevamos más de medio siglo amando a Catalunya y con ello a España (que es lo mismo), y unos cuarenta años luchando sin descanso por unos ideales nobles y eternos, por la patria y la justicia, lo que está sucediendo estos días es una liberación. Y una culminación. Aunque en el fondo sea triste lo que está sucediendo, muy triste, Dios (o el destino) nos ha dado la oportunidad de estar en la lucha final por algo que llevamos defendiendo y gritando a los cuatro vientos desde nuestros años mozos.

Y es ahora, en este preciso y delicado momento, cuando tenemos que asumir y defender todo lo que hemos proclamado y gritado en estos decenios: lo de “España, una grande y libre”, lo de “Patria, Justicia, Revolución”, lo de “no nos engañan Cataluña es España” o lo de “Dios, Patria y Justicia”. Por poner algunos ejemplos de lemas tantas veces coreados, pintados en las paredes, impresos en pegatinas y hasta tatuados sobre nuestra piel.

Ya no valen excusas, ni finuras dialécticas, ni purismos partidistas. En caso contrario todo quedará en agua de borrajas. Si realmente estos eran y siguen siendo nuestros ideales, si verdaderamente buscamos el bien común, la igualdad entre los españoles, la justicia social y la grandeza de nuestra patria, estado, nación o lugar habitual de residencia, llamadlo como queráis, ya no caben siglas, disputas, interpretaciones complejas, anacronismos clamorosos o violencia gratuita sin ton ni son. Ni el tan usado “y tú qué, y yo más”. A la mierda con todo ello.

La lucha ya no es de bar, ni de tertulia, ni de bonitos escritos que emocionan pero no aportan, ni de elecciones bajo 30 siglas diferentes, ni de ser el más malo de la película, ni de tener más razón que el en teoría camarada sentado a nuestro lado, ni de hablar de contubernios, tejemanejes, infiltrados, de los otros y de nosotros. O vamos de la mano o se nos escapará la ocasión de culminar un sueño. De conseguir acabar con las separaciones artificiales que han acechado a nuestra Patria desde hace varios siglos. Las que bien conocéis todos. Las que han llevado a menos a España: los separatismos, los corruptos partidos políticos y la falsa lucha de clases que no esconde nada más que envidia y un egoísmo absoluto, que busca simplemente darle la vuelta a la tortilla y llegar al poder para hacer lo mismo, o cosas peores, que los actuales gobernantes.

Tomemos como ejemplo los discursos de ayer en Barcelona. Aunque nos duela por quien los ha pronunciado.O nos cueste asumirlo. Los de Borrell y Frutos. El excelente de Freixas. Los parlamentos de todos ellos. Aunque en nuestro egoísmo y terrible complejo de superioridad queramos seguir montados en nuestro caballo blanco, el más puro y blanco de todos, el único y verdadero, el de la salvación definitiva de esa España que tanto decimos querer.

Abramos los ojos, miremos a nuestro alrededor, aportemos nuestros millones de granos de arena a esa causa común que tanto decimos querer. 

Luchemos por España. Aquí y ahora
.
Tiempo nos quedará a algunos (si no fallecemos en los próximos años), o en su caso a nuestros hijos y nietos, de avanzar y culminar esa obra majestuosa que es la lucha por unos ideales. 

Porque bien sabemos todos que después de salvar a España (ahora o nunca), aunque sea bajo un sistema pseudo-democrático que no nos gusta, aceptando una corrupta partitocracia que conocemos y por eso detestamos desde pequeños, manteniendo a reyes felones que no nos van ni nos vienen, aguantando a una falsa Europa en manos del capital, del sionismo, de la masonería y de los enemigos de las Patrias (sobre todo de la nuestra), sabemos que quedará mucho por hacer.

Y tampoco sería justo dejar todo arreglado a las generaciones que nos siguen. Ni justo ni posible. Ellos también querrán aportar algo. Y nosotros no vamos a poder arreglar el destrozo de tantos siglos en un par de semanas o meses. Por una vez seamos maduros, en línea con nuestra edad, dejemos las chiquilladas y el egocentrismo, ayudemos a la sociedad, a Cataluña, a España, en estos momentos críticos, demos ejemplo y usemos nuestra madurez, nuestros conocimientos, nuestro oficio, nuestras virtudes, nuestro amor por España que tantos años ha madurado en nuestro interior, y trabajemos unidos por esa grandeza que soñamos y que tiene que llegar.

Los que me conocéis sabéis bien lo que cuesta escribir todo esto. 
Lo que odio a los partidos políticos. 
Lo que detesto a los Borbones y su maldita sangre. 
Lo poco que creo en este absurdo y falso sistema político. 
Pero no hay vuelta de hoja.

Es ahora o nunca. Y lo sabemos todos. Hasta yo.







lunes, 9 de octubre de 2017

Dame unas Ray-Ban y me harás feliz (BCN, 8 de Octubre 2017)


Una crónica del 8 de Octubre.

Como suele ser, el título de un artículo, novela, obra de teatro, estudio o ensayo intenta resumir el contenido del mismo, dar una pista sobre lo que sigue o bien buscar la sorpresa y la curiosidad del lector. Como en un eslogan publicitario o en un lema de campaña. En mi caso la inspiración ha sido doble: por un lado un final de jornada emotivo con unas gafas Ray-Ban volando por los aires en otoñal alegría delante de la Delegación de Gobierno en Barcelona con las Fuerzas de Seguridad del Estado mirando entre incredulidad y divertida complicidad y por otro lado un artículo en "El Mundo" del como siempre genial Pepe Albert de Paco sobre la manifestación de ayer, en el que por pura casualidad aparecen otras gafas Ray-Ban en un contexto similar.

Ocho de octubre de 2017, en Barcelona, Cataluña, España (no añado Europa por el nulo aprecio que tengo a esa ruin unión económica destructora de la auténtica civilización Occidental. Tema sobre el que hoy no quiero escribir para no estropear el momento).

Ocho de octubre de 2017, fecha de la que sin duda se hará pingüe uso (corrijo, ya se está haciendo) con buenas y menos buenas intenciones. Como en su momento con el “Espíritu de Ermua”, al que el Partido Popular ya quiere equipar con el 8-O, algo nada sorprendente y que acabo de ver en la prensa. Ya estamos. Es quizás lo único negativo que diré del día de ayer, pero tengo un extraño retortijo en mis entrañas de que la euforia sentimental inicial y el uso interesado de la jornada acaben en los anales de nuestra historia como otro bonito intento de salvar a España (y van tantos), impulso que a los pocos meses se diluye como cualquier juvenil amor de verano. 
Ojalá no sea así y se convierta en un amor sincero, adulto y longevo. Y no digo eterno porque bien sabemos que amores de esos existen pocos. Y menos con tantos intervinientes y tantos intereses externos.

Tras una decisión nocturna y repentina de asistir al acto de Barcelona y encontrar de milagro una plaza en autocar gracias a las redes sociales, al amigo Nacho y sobre todo a la existencia de un sorprendente grupo en Facebook creado el 3 de octubre, hace apenas 6 días, para promocionar el acto del 8-O. Grupo que a día y hora de estar escribiendo estas líneas tiene 386.148 miembros. Y en este caso no hay hackers rusos usando bots para manipular los datos, no es TV3% hablando de la asistencia a un acto de la ANC, ni son los perfiles falsos de Podemos inundando las redes con machacones mensajes hasta cansar o subyugara al personal: es decir, manipulando. 

No señores, son personas reales. Como tú y yo. Habitantes de Cataluña. Y de España. Que viene a ser lo mismo. Que ya cansa lo de hablar de catalanes por un lado y españoles por otro. Son catalanes por un lado y otros españoles por el otro. Que ser catalán es ser español. Como lo es ser gallego, extremeño, vasco o madrileño. ¿Cuesta tanto asumirlo? Y ya no digo entenderlo. Bien sabemos que hay mucho lumbreras por ahí que no tiene esta capacidad intelectual. Y no quiero nombrar a los rufianes. Todos los conocéis.

Un duro viaje nocturno, entre extraños (a excepción del amigo Nacho, más las nuevas amistades (encantado Oscar) que nacieron en la última fila del autobús, para mí el lugar tradicional en cualquier desplazamiento, mezcla de confesionario, púlpito y refugio) y con un chófer o bien cansado o bien poco preparado para un viaje nocturno, dando intermitentes bandazos y que acabó comiéndose una señal y dejar el frontal del autocar con mejor aspiración que cualquiera de los últimos coches de Fernando Alonso, la aventura culminó con una entrada festiva por la Diagonal, sonando los clásicos de cualquier evento lúdico/patrio con el añadido del Mediterráneo de Serrat. Canción y persona que a mí personalmente no me dicen mucho, y menos en este entuerto y a estas alturas, pero que tampoco voy a criticar ahora cuando está en camino de convertirse en el himno de esta nueva revuelta patria. 

Solamente falta que hagan una remasterización y saquen un doble CD con los “Mayores éxitos democráticos” para ganarse unos doblones, con perlas como “Libertad sin ira” de Jarcha, el “Habla pueblo habla” de Vino Tinto y la imprescindible y cansina “Puerta de Alcalá” de Ana y Victor. Aderezado todo con el himno del PP como Bonus Track.  Y no quiero ser malpensado. Hoy no. Mañana, Dios dirá.

Pero todo cambió. De la noche al día. De la oscuridad entre extraños al brillante sol barcelonés entre amigos, camaradas, jóvenes, menos jóvenes y también las futuras generaciones españolas en sus cochecitos acompañando a sus ilusionados padres. Como la guapa Candela y otros cientos o miles (2 o 3 decenas según TV3%) de niños y niñas de Cataluña. Y en el recuerdo todos los que nos han dejado y que hubieran disfrutado del día con y como nosotros. Hermanos, abuelos, padres, amigos y camaradas que no han podido disfrutar de una jornada inolvidable. Como Marc Bonastre, Carlos Oriente, el pequeño pero gran padre de Rocío y también el mío, fallecido hace un año y que a su manera me imbuyó el amor a España, su diversidad y sobre todo su unidad. Seguro que todos ellos hoy sonríen un poco más, allá donde estén.

Como no podía ser de otra manera partimos de la Plaza Artós de nuestro querido barrio de Sarriá, punto de encuentro y cuna del levantamiento popular contra los enemigos de Cataluña, de España y de la sensatez. Como si fuera Móstoles un día cualquiera del mes de mayo. Y como bien glosó hace unos días mi estimado Juanjo en su artículo sobre los “Héroes de la Plaza Artós. No hace falta que añada más a lo que él escribe. Claro y sobre todo real. Muy real. 

Tan real que la bajada desde la zona alta de Barcelona hasta confluir con el resto de los miles de manifestantes (de cifras ni pienso hablar, estoy por encima de trileros y manipuladores. So many steps beyond) fue de los momentos más emotivos vividos en los últimos años. Centeneras de jóvenes acompañados por algunos adultos (como yo mismo) que nos debatíamos entre el estupor, la sana envidia y el orgullo de poder formar parte de esta explosión popular por la que hemos luchado tantos y tantos años. Una reacción que nace de la verdad, de la pureza de los sentimientos, la alegría desbordante de la juventud y la cultura e inteligencia de la que por desgracia otros tantos carecen.
IN - INTE- INTELIGENCIA. Un grito que desconocía, coreado durante el precioso paseo por lo que antaño fue mi cuna, mi barrio y mi vida y que me hizo sonreír y añadirlo a mi repertorio de forma inmediata. San Juan Bosco, la Diagonal, Francesc Macía (oficialmente, aunque siempre la llamaremos Calvo Sotelo), más Diagonal, saludos a voz en grito al Grande de España y tan poco español Conde de Gódo que tan poco ha hecho y menos está haciendo por España, encuentro con más amigos en el cruce con Aribau y unificación con los millares de manifestantes en el Paseo de Gracia. Como bien dijo Nacho: “Vaya puta locura”.

Cantando sin parar los ya conocidos “En pie, si eres español”, “Catalunya es España”, “Catalanitat es hispanitat”, “Yo soy catalán, catalán y español” y el básico, necesario y legalmente exigible “Puigdemont a prisión” (¿Inane Rajoy, a qué demonios esperas?) los 4,5 km de caminata con esta columna de jóvenes luchadores por la normalidad, la sensatez, el respeto y la tan clara y mayoritaria hispanidad de Cataluña fueron eso, una bendita locura.



Por no hablar del reencuentro con tantas y tantas personas queridas. 
Como era de esperar fue imposible abrazar y besar a todos (ni a mi propia familia que andaba unida por las calles de nuestra ciudad y a la que pidiendo disculpas tengo que saludar desde aquí), ni tomar las preceptivas cervezas y recuperar en tan pocas horas los 6 años de ausencia, solamente interrumpidos por cortas y muy esporádicas visitas.

Gracias a Dios, y pese a haberme quedado con las ganas de poder reencontrarme con muchos más de mis amigos, el resto de la jornada con Alberto, Paco, Carlos, David y Rocío fue tan bonito como las impresionantes estampas de mi querida Barcelona teñida de rojo y gualda y las cuatro barras.


Y para rematar, el reencuentro (que ya relato al principio) con mi “sobrino” Manel,  puso el broche de oro a un día inolvidable. Abrazados delante de la delegación del gobierno, con las Ray-Ban volando por los aires y estrellándose en el suelo ante la incrédula, risueña y cómplice mirada de policías y Guardias Civiles que llenaban las aceras y las terrazas vecinas, la realidad superó cualquier sueño.

Estaba en Barcelona, el sol brillaba, la gente sonreía, cantaba, bailaba y gritaba “Viva España” y “Visca Catalunya”, como algunos llevamos haciendo desde hace tantos años. Pero con una gran diferencia: estaba vez estaba rodeado de miles, cientos de miles de personas. De aquí y de allá. Sobre todo de aquí. Por mucho que los adoctrinadores de siempre quieran manipular la verdad. Y usen fotografías de otros años y otros actos. Y censuren, corten y tergiversen. Me la trae al pairo. Los conozco. Son los de siempre. Los malos.

Como malos son los partidos políticos que ya están haciendo suyo este movimiento popular nacido en la mayoría de los hogares catalanes que han dicho basta al racismo y a la imposición de mentiras,  disfrazándolas de históricas y mayoritarias, con la bien engrasada maquinaria del poder del 3% y sus politizados y vendidos medios.

Para no nombrar al patético e impresentable titiritero Pablo Iglesias apareciendo por Barcelona sin que nadie le hubiera invitado. A medrar y mentir como siempre. Así le fue a su vuelta en el AVE. “Ratas a la carrera” como acertadamente se titula un tuit que muestra el vídeo en el que se ve al maldito intoxicador corriendo y escabulléndose por la estación del tren ante el acoso de la verdadera España a la que no ha conseguido engañar.

Y, por favor, no nos olvidemos de una cosa: esta manifestación no la organizaron los partidos políticos. Ni Ciudadanos, ni el PP, ni el PSC ni nadie.

Fue la sociedad civil, el pueblo español, el de Cataluña y el del resto de España, que se levantó diciendo hasta aquí hemos llegado. Como en Móstoles. Como en el Bruc.

Y que llenó las preciosas calles de la Ciudad Condal de vida e ilusión. De valor y de inteligencia. De banderas de amor y no de odio. De todo lo que no aportan los otros, los de la imposición del pensamiento único, las mentiras y los intereses ocultos cubiertos por sucias banderas de latrocinio y traición
.
Seamos pues ingenuos. Cual jóvenes enamorados. Soñemos con la alegre primavera que a inicios de otoño nos ha deparado esta jornada inolvidable, como bien la ha definido mi amigo Miguel Angel.

Mañana ya despertaremos.


P.D. Un agradecimiento especial a todos los catalanes de corazón de otras partes de España que nos acompañaron en este despertar del seny. Y de la verdad. Y a los anónimos organizadores de los intempestivos pero necesarios viajes a mí querida ciudad natal.









martes, 3 de octubre de 2017

Cataluña: un estado de mendacidad permanente

Busco un centro de gravedad permanente
que no varíe lo que ahora pienso
de las cosas, de la gente,
yo necesito un
centro di gravità permanente
che non mi faccia mai cambiare idea
sulle cose, sulla gente.
Over and over again.

Cuando el bueno de Franco Battiato publicó esta canción, en el año 1981 del siglo pasado, nuestra querida Cataluña ya tenía al lobo en casa. Desde el fatídico 25 de octubre de 1979, día en el que las inocentes y ciegas ovejas catalanas aprobaron el Estatuto de Sau con un 88,15% de los votos (eso sí, con una participación que no llegó al 60%), hasta hoy, año del señor de 2017, la mentira, la manipulación y la expoliación han regido en nuestra región, sin que nada ni nadie lo haya impedido, o peor aún, lo haya querido impedir.
Y cuando, en octubre de 1979, un hombre nefasto, que se llama Jordi Pujol i Soley, accedió al cargo de President de la Generalitat, dejó de ser la verdad política una entidad permanente. Y no solo la verdad política: también la economía y la historia pasaron a ser simples herramientas de manipulación y explotación del pueblo catalán, y por ende español, en manos de una clase dirigente que ni George Orwell hubiera sido capaz de imaginar.

Hablamos pues de 38 años, TREINTA Y OCHO, dos más de lo que duró la tan manida (y tergiversada y vilipendiada) “dictadura” de Francisco Franco. Atención: aquí no estoy defendiendo el régimen anterior. ¡Válgame Dios, no vayan a llamarme facha! Simplemente lo he dejado caer para que algunos abran los ojos, se los froten un par de veces y se den cuenta del tiempo que llevamos viviendo bajo un régimen tóxico, falso, manipulador, reaccionario, intolerante, racista, clasista y, sobre todo, anticatalán.

Cuando en ese fatídico año 1979 una parte del pueblo de Cataluña cometió la torpeza de dejar en manos de los “nazionalistos” el destino de una de las regiones más prósperas y trabajadoras de España, el suicidio colectivo fue un hecho, y el camino quedó libre de obstáculos para que unas cuantas familias de la burguesía catalana tomaran las riendas de nuestra tierra e iniciaran la explotación sistemática de la población, disfrazando todo ello con rebuscadas leyendas, una historia manipulada, bancos opacos, herencias inexistentes, palabras huecas, banderas inventadas o partidistas, clubes de fútbol utilizados, himnos sensibleros, bailes regionales rescatados del olvido y demás estrategias de manipulación tan clásicas en cualquier dictadura.

Las prisas que se dieron en conseguir las competencias en educación y en crear un monstruo de la comunicación como la CCRTV (la empresa matriz de TV3%) tenían un claro objetivo: lavar el cerebro a las generaciones del presente y del futuro. A las del presente con un bombardeo continuo de mentiras y medias verdades, remarcando a cada segundo la maldad de los de “fuera” (sobre todo de Madrid como símbolo de España), y a las proles del futuro con un sistema educativo sin rigor, tergiversador de la historia hasta límites insospechables.

No voy a seguir describiendo estos terribles 38 años. No creo que haga falta. Ahí están las hemerotecas, los estudios, los libros, las sentencias judiciales, el listado de corruptos, encausados y presos por regiones, en definitiva, la desgraciada historia de Cataluña. Saltaré directamente a nuestros días. 

A hoy, 3 de octubre de 2017, dos días después del enésimo golpe de estado separatista. Un golpe de estado que la bien engrasada maquinaria de la dictadura nazionalista ha sido capaz de vender al dócil y sometido pueblo catalán como un referéndum hacia la libertad, y a algunos medios extranjeros como si hubiera sido una petición real y mayoritaria de una población que sufre un durísimo calvario bajo el yugo explotador de España.



¿Catalanes, cómo podéis ser tan ingenuos?

¿En una sociedad tan global, conectada, con un acceso ilimitado a todos los medios del mundo, a los libros de historia, a hemerotecas, a universidades…no sois capaces de investigar un poco, de utilizar vuestro intelecto, de analizar lo que os dicen antes de creeros todo a pie juntillas cual niños de primaria?

Amigos míos, familiares, ex-familiares, conocidos: cuántos de vosotros habéis caído ya bajo los influjos de la burundanga nazionalista y estáis realmente convencidos de lo que predican los mangantes nacionalistas.




¿Cómo puede ser que no veáis lo que está pasando, lo que traman en sus pérfidas mentes los dirigentes actuales?

Sois simplemente la carne de cañón, las ovejas que utiliza el lobo disfrazado de pastor para seguir llenando sus bolsillos a costa vuestra. O, si no puede seguir llenándolos porque dentro de unos meses se acaba el secreto bancario en Andorra, por lo menos mantener lo que ya ha arramblado en estos negros 38 años de falsa libertad, de haceros “somiar truites” mientras se llevan vuestro dinero ganado a pulso con sangre, sudor y lágrimas, para llenar sus inmensas y malolientes arcas.

Imputados por corrupción por regiones
Como hicieron antes sus padres, abuelos y bisabuelos. Traficando con esclavos en épocas pasadas, vendiéndose al mejor postor a cambio de valiosas competencias posteriormente y directamente robando a destajo en los últimos años a base de comisiones, desfalcos y demás latrocinios.

Desafiando a la justicia, a la razón, utilizando todos los resortes del poder para ocultar la vergonzosa realidad.

Enviando sin miramientos al matadero legal a ciudadanos, profesores, policías, funcionarios y políticos subordinados. Riéndose a vuestras espaldas mientras cuentan sus doblones en paraísos fiscales.

¡Catalanes, despertad!
¡Entrad en batalla al grito de “Desperta Ferro” como hicieron en épocas gloriosas los almogávares!
¡Entrad a degüello, liberaos de la dictadura nacionalista, sed catalanes, españoles y europeos de verdad, sed libres!

Vivo en un estado de mendacidad permanente
que no varíe lo que ahora tengo
de las cosas, de la gente,
yo necesito un
centro di falsità permanente
che non mi faccia mai cambiare idea
sulle cose, sulla gente.

Over and over again.