martes, 20 de noviembre de 2012

Muertes paralelas



Siendo hoy 20 de Noviembre, fecha que a gran parte de la juventud no le dice nada (igual para la juventud del PP si que es un día sagrado por la victoria de su líder “Pinocho” Rajoy el año pasado), pero que para mis camaradas coetáneos  y mi mismo significa mucho, tanto ideológica como sentimentalmente, por haber sido siempre un día de homenaje, de recuerdo, pero también de viajes y reencuentros, no se me ha ocurrido título más apropiado para esta reflexión que “Muertes paralelas” (título por cierto de una de las últimas novelas de Sánchez-Dragó en la que relata las muertes de su padre y de José Antonio Primo de Rivera, y cuya lectura es altamente recomendable).
Habiendo visto ayer la Junta General de Accionistas del RCD Español; siendo hoy un día triste en el que al recuerdo del consentido asesinato de José Antonio se une inexorablemente la presencia eterna de nuestro común amigo y camarada Carlos Oriente,  con quien tantos, que no todos, 20 enes compartí; y unido todo ello a la densa niebla que cubre hoy la ciudad de Madrid, destino habitual de esos nuestros viajes anuales de camaradería, lucha y reivindicación, no cabía mejor encabezamiento que el que he utilizado.

Esos fallecimientos paralelos que abren este escrito son por un lado la muerte social y económica de Cataluña, de la que ya no nos salvará nadie salvo aparición milagrosa de algún español de bien, no vendido a intereses partidistas o económicos, valiente, noble, capaz de hacer aplicar las leyes  “que dicen por ahí” que rigen nuestra democracia pero que no cumple ni Dios en este país,  salvo los primos asalariados de la clase media que mantenemos a flote esta patria venida a menos con nuestros impuestos, nuestro trabajo  y nuestra honradez, y por otro la lamentable y anunciada muerte del Real Club Deportivo Español, entidad más que centenaria, nacida del pueblo y para el pueblo ante una injusticia impuesta por los gerifaltes de turno en 1900 (el judío Hans Gamper, fundador del otro equipo de la ciudad de Barcelona y que impedía jugar en “su” equipo a jugadores locales, léase españoles, y que por su nacionalismo feroz tuvo que exiliarse por orden del padre de José Antonio), club señero del deporte barcelonés, catalán y español, y parte del corazón de muchas personas, tanto en Cataluña como en el resto de España (hace no pocos años nuestro querido Club salió como el equipo más querido como segundo equipo en el ámbito nacional).
Por mucha negación del nuevo presidente, Collet  (personaje que si no hiciera llorar hasta haría gracia como paradigma del vividor, del trepas, del aprovechado que llega a presidente de una entidad de rancio abolengo con una mano por delante y otra por detrás con un gin-tonic bien agarrado, sin apenas saber hablar y con más deudas que el gobierno catalán), con la boca chica y sin los arrestos para levantarse de su silla, a la pregunta sobre el mantenimiento futuro del nombre “Espanyol” de nuestro querido club, declaración que por otro lado ha quedado grabada y pesará como una losa sobre la mente servil, nacionalista y arribista del “Vago de Argentona “, los que conocemos la realidad económica, social y accionarial de esta entidad sabemos que los 112 años de ilusión colectiva, de tradición familiar, de lucha contramarea, de revuelta contra la sumisión intelectual frente al pensamiento único y la esclavitud económica frente a la burguesía catalana y sus títeres en la banca y la industria, están sentenciados, finiquitados, enterrados.

A no ser que nos levantemos, al igual que lo hemos hecho en los últimos meses en defensa de la españolidad de Cataluña (para que luego los grandes partidos políticos, as usual, se hayan apuntado el tanto en busca de esos votos que son su elixir de la “cómoda” vida eterna), o lo hacemos en defensa de la justicia social militando en partidos o asociaciones ajenas al pensamiento único y a la mentira de esta tan mal llamada democracia, y luchemos por la continuidad de nuestra historia, de nuestra tradición, de nuestro querido Real Club Deportivo Español.

Está en nuestras manos., seremos los de siempre y tampoco necesitamos a nadie más.

Ya estás tardando:
¡COLLET DIMISIÓN!


P.D. ¡José Antonio, presente!