lunes, 24 de septiembre de 2012

Els Quatre Gats (o de ilusión también se vive)


Con sumo gozo y máxima ilusión estoy asistiendo al “imparable” movimiento anti nacionalista que se está produciendo en las Redes Sociales. Imparable, eso sí,  en el limitadísimo ámbito que representan las dos grandes redes sociales del momento, es decir, Facebook y Twitter. Obvio a Tuenti por lógicas razones de edad. No fuera a ser que aparte de charnego y facha me llamaran pederasta.
Porque, queridos lectores, no nos llamemos a engaño. A estas alturas de la manipulación nacionalista, con más de 30 años de planificada estrategia desinformativa, de contra-educación,  de invenciones y tergiversaciones, de inculcación del odio a España en la mente abierta, limpia y noble de niños, jóvenes y enfermos de Alzheimer, poco podemos hacer.

¿Qué podemos esperar de cuatro grupos en Facebook, unos cuantos hashtags en Twitter y una serie de buenos artículos en blogs, diarios digitales y foros a los que solamente acuden los acólitos como nosotros?

La fuerza que nos podría ayudar, la  intelectualidad catalana, que existe, y  los líderes de opinión catalanes, que también existen, desistieron hace tiempo de su lucha contra el pensamiento único. 
Los más inconformistas, los más libres, ya cruzaron el Rubicón, en este caso el Ebro, dejando atrás su querida tierra por la persecución y la presión psicológica impuesta por el Gran Hermano catalanista. 
Los menos osados, los acomodados, entraron hace tiempo en un letargo inducido por el entorno y por su propia tibieza, limitándose a seguir viviendo, y en muchos casos cobrando,  sin oponerse al “mainstream” dictatorial. Se olvidaron de sus ideales, de su origen, y se refugiaron en su hogar, acurrucados ante su “llar de foc”, leyendo a Eugeni d’Ors o Josep Pla en la intimidad, al estilo de Aznar y sus íntimos momentos en catalán.
Quedan pues solamente los cuatro valientes, los que, contra viento y marea, mantienen alzada la bandera de la catalanidad no excluyente ni racista, la verdadera historia común con el resto de España y la estricta separación de intereses económicos, partidistas  y sectarios de la cultura, la convivencia y la riqueza idiomática. No hace falta que los nombre. Todos sabemos quién sigue luchando por una Catalunya española y con “seny”.

El problema es que son cuatro gatos. Y marcados con un parche de la Bandera de España más grande que cualquier estrella de David amarilla portada jamás por los judíos. Y la regla de tres sobre esa bandera rojigualda ya la aprenden en los Esplais y en el colegio: si eres español, eres facha, odias a Catalunya y te comes a los buenos niños catalanes crudos o “a l’ast”, dependiendo si la comilona cae entre semana o en Domingo, día especial en el que  la vorágine española se lleva a cabo acompañada de misa, toros, partidos del RCD Español o del Madrid y pasodobles amenazantes y aniquiladores de la Sagrada Sardana.



¿Pero, quién sabe, igual la virtualidad de las redes sociales nos da una sorpresa a todos, y el próximo 12 de Octubre la verdadera Catalunya alza de una santa vez su voz, sale a la calle y proclama a los cuatros vientos que “els catalans som espanyols”?

Como reza el título de este artículo, de ilusión también se vive.

Y de lucha. Seguid así amigos. A por ellos, que son pocos y manipuladores.


Apúntate. Estás a tiempo.




jueves, 13 de septiembre de 2012

Con libertad. Referéndum YA.


El presidente de la comunidad autónoma catalana, jurídicamente parte de la nación española (e históricamente, por cierto,  un Condado perteneciente a la Corona de Aragón) Artur Mas, aboga por un referéndum ante la “fatiga mutua entre Cataluña y España”.  De entrada, una mentira. No existe ningún tipo de fatiga mutua entre los ciudadanos de a pie de Cataluña y del resto España, lo que existe es una lucha sin tregua entre los políticos y los lobbies que manejan los hilos a un lado y al otro de esa nueva frontera,  inventada en ciento y pocos años de nacionalismo, y que está a punto de cristalizar en nuevas aduanas y casas de cambio de moneda  en  Alcarrás, Ulldecona, Calaceite y Pont de Suert, por mantener sus privilegios y sus pingües beneficios.

Todos ellos, los políticos de un signo u otro, los grandes banqueros y empresarios,  y los ideólogos inventores de mitos milenarios sacados de la chistera cual conejo en un “Hat Trick” , al mejor estilo de Tolkien o C.S. Lewis,  están   viendo las orejas al lobo al empezar a escasear esas “pelas” que tanta importancia tienen en cualquier nacionalismo. 
Que nadie se deje llevar por las engatusadoras palabras del demagogo de turno, por las leyendas fabricadas con alguna copa de más por historiadores de mente atrofiada, por la educación manipulada desde su raíz en colegios, centros excursionistas, agrupaciones folclóricas o clubes deportivos o por la repetitiva insistencia en un enfrentamiento inexistente por parte de los medios de comunicación afines.
El nacionalismo, no por definición sino por demostración histórica, no es más que una confabulación de unos cuantos listillos para sacar provecho a un enfrentamiento regional en aras de obtener privilegios para esa su minoría dirigente.  Y estando revuelto el río como lo está ahora toda Europa, y parte del universo, por culpa de la mala gestión política y económica de una Unión Europea que ha fracasado, y una economía del “quick win”, léase pelotazo, de las grandes corporaciones financieras, que ha llevado a la ruina a la mayoría de la sociedad, que mejor momento para pescar en ese rio más revuelto que los sentimientos de CR7 y arañar un poquito más de esos diezmos, hoy en día en forma de euros, que tanto satisfacen a las clases improductivas pero dominantes.
Tantos años de civilización, de evolución, no han conseguido acabar con ese sistema feudal que subyace a cualquier organización societaria: por mucho que se haya avanzado con la presunta democracia (según algunos, entre los que no me incluyo), con el estado social y de derecho, con la igualdad de oportunidades, con la libertad (¿Qué libertad, por cierto?), al final todo sigue igual: 
el listo que no trabaja y se enriquece a base de subyugar y dominar a una masa alelada que se cree a pies juntillas lo que el “señor” le diga. Ya sea el Obispo de Roma, el General Mostachón, el Compte de Viladeconills, el líder obrero liberticida, el ladronzuelo sindical o el Molt Honorable President de la Generalitat.  

Y como por desgracia el nivel cultural de las ovejas,  sean churras o merinas, es tan bajo como han querido que sea los que manejan el cotarro, pues a chantajear un poquito más (por Mas), a jugar con los nobles sentimientos de las berreantes masas,  que en su desconocimiento inducido asocian todos sus males al maléfico enemigo de turno que les han ido metiendo en su gran (pero vacía) cabezota a base de leyendas, manipulaciones y medias verdades, convirtiendo al vecino del quinto en el hombre del saco que les explota, les arruina, les roba el idioma, les viola a sus mujeres en la noche de boda rememorando el derecho de pernada (muy español, claro está), y les deja sin ganar la Liga de Fútbol, y a seguir el refranero y lo de “Barcelona (Independencia) és bona si la bossa sona.”  
En este caso hablar de secesión es bueno para poder apretar las clavijas al gobierno y sacar unas “pelas”.  

Nada más hay detrás de todo esto.

Que de esas “pelas”, tan amadas por los catalanes (hasta el punto que el origen de la peseta es su propia región), ya no quedan muchas, después de quedarse todas ellas por el camino de la comisión  institucionalizada (esos diezmos revividos), de la financiación de iniciativas absurdas y embajadas superfluas y del mantenimiento de los incontables medios del “Gran Germà (CCRTV)” para atontar al "ramát" y engañarles con la nunca pretendida independencia de España.

Pero como bien decimos en mi tierra, “S'atrapa abans a un mentider que a un coix”, por lo que simplemente pidamos un poquito de referéndum.

Con luz, con taquígrafos y con paridad en la aparición en los medios públicos y en los subvencionados.

Con libertad. Referéndum YA.  

sábado, 1 de septiembre de 2012

Mentiras


Las mentiras nos rodean, de eso no hay duda. Nos acompañan desde que nacemos hasta el momento de la muerte; y tanto para no creyentes como creyentes seguirán presentes en el más allá, cuando aquellos, incómodos por la nueva realidad, se echen en cara a sí mismos el haber dudado de la existencia de Dios y maldigan las mentiras de los teóricos del “Big Bang” y el Evolucionismo, y estos, si se diera el caso de que no hubiera nada después de la muerte,  tachen de mentirosa a su religión y de farsantes a sus ministros. Pero dejemos el más allá para mejor ocasión, ya que por suerte,o desgracia, seguimos habitando este planeta llamado tierra.  Ese planeta azul con sus poco sinceros habitantes y sus constantes mentiras. Todos los tipos de mentiras, desde las que hacen daño hasta las piadosas, las llamadas “white lies” en inglés (o Geschwindel y Flunkerei en Alemán). No entraré en más detalles sobre la categorización de ellas, de eso ya se encargó San Agustín, por lo que cualquier lector interesado puede recurrir a las palabras del Santo para conocer las ocho maneras que hay de no decir la verdad (según él).
Pero de lo que quería hablar en este inicio de temporada escolar, política y futbolística (escalas o divisiones temporales estas que en nuestro mundo occidental son las que mandan, frente a las estaciones naturales o religiosas de otras épocas y culturas), es de las mentiras que tenemos que tragar cada año, con la misma pesadez y repetición que las campañas publicitarias de la “Vuelta al Cole”, del “Ya es otoño en el Corte Inglés” y de la solemne apertura de sesiones del  “Club Social de los Mentirosos”, también llamado Parlamento.  La sede de esos personajes a los que tan bien definió ayer Clint Eastwood en el congreso del partido republicano: “los que en el fondo son empleados nuestros,que deberían de estar a nuestro servicio y ser despedidos en el caso de no cumplir con sus obligaciones.”  Como sucede en cualquier empresa. Menos en la malvada multinacional llamada “DemocraciaParlamentaria S.L.”.  Limitada en responsabilidades, obviamente, que no en prebendas y beneficios para sus empleados.

Y, a saber, algunas de las mentiras que tendremos que soportar en este Septiembre que se prevé agitado a más no poder, serán estas. Las listo sin comentario alguno. Allá cada uno con sus conocimientos y su sinceridad para negarlas. Algo harto difícil, digo yo.

  • La falsa heroicidad de Rafael Casanovas  en 1714
  • La supuesta guerra de secesión contra España
  • La existencia milenaria de los “Països Catalans”
  • El  cáncer terminal del asesino Bolinaga
  • Los conocimientos jurídicos de Garzón
  • Las promesas cumplidas de Rajoy
  • El altruismo de Sánchez Gordillo
  • La supuesta catalanidad del Barza frente a la verdadera del RCD Español
  • La honradez de la familia real
  • La carrera universitaria y la inteligencia de Urdangarín
  • La religiosidad de la monja Forcades
  • La honorabilidad de los políticos
  • La autoría de los atentados del 11-M (grave mentira que sigue ahí)
  • El paso más importante en la vida de Neil Armstrong según sus propias declaraciones (y que no fue en la Luna)
  • El amor sincero de la nueva esposa de Bernie Ecclestone
  • La supuesta auto-reproducción del dinero (cuando no cae del cielo, claro está)
  • La tierra mitológica llamada Euskalherria (menos real que la Comarca de los Hobbits)
  • La aversión social al toreo en Catalunya y las Vascongadas por un supuesto maltrato animal 
  • etc.
  • etc.


Lo dejo aquí. El ancho de banda de mi ADSL no es capaz de transmitir tanta mentira. Y menos aún a  la velocidad que me aseguraron cuando me lo vendieron (la mentira final).