martes, 5 de marzo de 2024

Cretinos y pícaros

 

Esta mañana, antes de cambiar como cada día a Informa Radio y seguir a don Javier Garcia Isac en su programa matinal, Carlos Herrera ha usado en la COPE la palabra “cretina”, para referirse a la inefable Yolanda Díaz. Con toda razón, en eso estamos de acuerdo, porque los diarios y continuados desvaríos de este personaje entre triste y cómico, que se mueve entre el retraso intelectual y el infantilismo woke, son cada día más patéticos y me generan mayor alipori que cualquier metida de pata propia o de algún amigo o familiar vivida en toda mi ya larga existencia en este ya definitivamente distópico mundo.

Eso sí, las ideas, sandeces y barbaridades que se cuecen en su mini cerebro y salen del enorme pico del Tucán, acompañadas por una insoportable entonación infantil y ridículas sonrisas de sesión fotográfica de Primera Comunión o episodio de Heidi, solamente nos afectan a nosotros, los ciudadanos de a pie, mientras que ella sigue viviendo como una reina y despilfarrando nuestros impuestos en viajes inoportunos, ropa de espectáculo circense y peinados de peluquería de pueblo.

Una palabra, cretino, sinónimo de estúpido, necio, tonto, bobo, imbécil o idiota, que no solamente aplica sobremanera cuando hablamos de los impresentables que nos gobiernan, sino que tiene una interesante historia etimológica. Para aquellos que seáis amantes de nuestra lengua, no dejéis de ver la entrada en el, en mi opinión, mejor diccionario etimológico del español que hay por la red, el Diccionario Etimológico Castellano Online.

Mientras las investigaciones judiciales sobre la corrupción generalizada del gobierno socialista avanzan a marchas forzadas, cual División Azul cruzando el lago Ilmen, la pija comunista no deja pasar ni 24 horas para soltar una nueva barrabasada, a cuál mayor. Ayer tocaba anunciar que prohibirá cenar después de la 1 de la madrugada. Así, como quién echa la primera micción del día en el lavabo en vez del inodoro. Con perdón por lo soez, pero no puedo con esta cretina. Y a otra cosa mariposa, que por locas ideas para distraer y justificar su inútil existencia, que no falten. Unos salvaslips cerebrales para sus pérdidas neuronales igual nos irían bien a todos.

Y por si no tuviéramos bastante con la cretina Yolanda, tenemos a sus pícaros socios de gobierno, el ala siempre corrupta de la izquierda española, la banda de delincuentes del PSOE, y que van a lo suyo: a robar, prevaricar, derrochar, mentir, manipular, intermediar, comisionar y disfrutar. Que no falten coches rápidos, mariscos, drogas y fulanas. Lo de gestionar un país, gobernarlo con profesionalidad y con resultados positivos, aportar algo a la sociedad que les mantiene y que encima en parte (y desgraciadamente) les ha votado, de eso nada. Simple y llanamente, el trabajo no existe para los socialistas. Ni de jóvenes, ni de adultos, ni de mayores. Vividores de eslóganes, de subvenciones y del nepotismo imperante en el ADN zurdo. Con una aportación al bien común de cero patatero.

Cretinos para alimentar los cerebros cada vez más vacíos de sus votantes y pícaros para alimentar las simples mentes pueblerinas del tradicional héroe del pueblo, que cual Robin Hood roba a los demás, para repartir… entre los suyos. Eso sí, el Tito Berni, el Koldo, el de Aldama, el Griñán, el Bono, el Ábalos, la Paca, todos ellos son en el fondo héroes para el populacho iletrado y manipulado, que se alimenta intelectualmente con la Sexta y Tik Tok. Y su repuesta, a todos los niveles, siempre es la misma: “¡Y tú más! ¿Y tú qué?”. Balones fuera, tu lo hiciste antes, maniobras de distracción con los medios comprados, y a esperar el archivo de la causa. O en su caso, la prescripción. Que para algo tenemos a la fiscalía, que ya sabemos de quién depende (la maldita risita del psicópata cuando dijo esto, jamás la olvidaré).

En fin, no me voy a calentar más. Acabo de escuchar el discurso de Francina, infantil, emocional y tristón, por la falta de alcohol, supongo, y la vida de esta elementa daría para un artículo bien, bien largo. Con capítulos sucios, muy sucios. Otro día, quizás.

Señor nuestro Dios, échanos una mano y líbranos de cretinos y pícaros.

(Y de consumidores de Doritos y demás marcas de Pepsico).



domingo, 18 de febrero de 2024

Murieron en el empeño



Me he tomado mi tiempo antes de escribir esta corta columna, que no quiere ser más que un humilde homenaje a la Guardia Civil. Póstumo para los dos agentes asesinados en Barbate por la dejación del maldito ministro Grande-Marlaska, tributo en vida a los 81.995 miembros que tiene la Benemérita actualmente (datos de la Moncloa de junio de 2023), número que, como entenderá el lector, no significa que sea cierto. No habiendo salido una sola verdad de la boca del actual presidente del gobierno desde que desgraciadamente y con malas artes accedió al poder, cualquier información que faciliten desde la corte del psicópata sus 1.000 asesores, hay que cogerla con pinzas.

¿Y por qué he esperado? ¿A que amainara la tormenta de columnas, reportajes, protestas, dimisiones, actos y homenajes? Pues va a ser que por todo ello no ha sido: todos éramos conscientes de que este maldito gobierno y sus medios afines, que son todos los mayoritarios sin excepción, no iba a mover un dedo para reparar el mal causado, que oficialmente no habría homenajes, ni minutos de silencio, ni nada que se le parezca. De dimisiones ya ni hablo.  Mutis desde Moncloa y excusas varias en boca de los impresentables ministros, mamporreros del sultán (mejor: de ambos sultanes, Pedro y Mohamed), hasta culminar todo esto con la desvergonzada e hiriente frase de la serpiente Patxi López, achacando el asesinato de ambos agentes a una supuesta tormenta. Por no hablar del eslabón perdido Oscar Puente, rescatado de una cueva por el déspota para repartir estopa a diestro y siniestro, sea cual sea el tema. Como que tenemos que ir acostumbrándonos a que ardan las cabinas de los trenes. Pero dejemos a un lado a este simio, a este matón de baja cama que da para un doctorado sobre el no saber estar, la falta de educación, la indigencia intelectual y la maldad hecha persona.

Pero algo tenía que escribir, y bien que me lo recordó hace unos días mi estimado amigo Fran. No podía permanecer en silencio ante este nuevo insulto a nuestra gloriosa Benemérita, lo que viene a ser un insulto a nuestra patria y con ello a todos nosotros. Una fechoría más de este narcogobierno, pero en este caso no solamente han insultado y despreciado al cuerpo más querido por los españoles, sino a todos y cada uno de los ciudadanos. A los buenos, se entiende, porque sabedores somos que hay una parte de la sociedad, esa parte sucia, adoctrinada, iletrada y maldita, que mantiene con sus sumisos votos a la purria que gobierna en España y en sus autonomías, inventadas pseudonaciones de paletos con ansias de dictadores. Y no digo virreyes, porque sería un elogio. Son simples oportunistas que buscan su beneficio personal a costa de cargarse cientos, que no miles, años de historia conjunta, de libertad, de igualdad, de justicia y de progreso. Y en esta lucha eterna de la sucia tropa izquierdista, terrorista y separatista contra la Guardia Civil, no podemos dejarles solos. Ni silenciar el desprecio y la injusticias que sufren día a día a manos de un gobierno que en el fondo lo que persigue es acabar con esta histórica institución, heredera de la Santa Hermandad instituida por Isabel la Católica en 1476. Nuestra inmensa y santa Isabel, que según algunos supuestos periodistas y tertulianos todólogos y dipsómanos, está por debajo de Jennifer Hermoso en su importancia histórica (aunque la petarda Milá usó a Agustina de Aragón, vale igual). Mejor me callo.

En mi juventud tenía colgado en la pared de mi habitación un tricornio de gala de la Guardia Civil. Fue un regalo de un mando de este cuerpo, buen amigo de mi padre, cuyo círculo de amistades incluía a muchos de ellos. Y los conocí, los traté, y los admiré siempre. Sin duda la mejor herencia que me dejó mi padre. Y sigo teniendo por casa, repartidos por estanterías y armarios, objetos relacionados con el benemérito cuerpo: una gorra aquí, un cinturón ahí, un clic de Playmobil caracterizado como Guardia, varias pulseras, algunos llaveros…; y mi admiración y respeto por todos ellos, por este abnegado y fiel cuerpo de seguridad, garante de nuestra libertad, sigue tan firme como entonces.

O quizás más, porque desde que llegó la tan cacareada “democracia”, los ataques a la Guardia Civil han sido constantes, y no hablo solamente de los viles asesinatos sufridos, como el de Barbate, sino del continuo desprecio de todos nuestros gobiernos, del PP o del PSOE, hacia estos hombres y mujeres que simplemente cumplen su vocación, su deber y su juramento, con diligencia, con profesionalidad, con rigor y con honor. Y encima sin un equipamiento adecuado, sin cuarteles en condiciones, encerrados cual apestados en las regiones separatistas, olvidados y abandonados en el mundo rural y sentenciados ante narcotraficantes, inmigrantes violentos y zurdos subcampeones vengativos, que siempre han tenido como principal objetivo a este cuerpo policial.

Pero a pesar de ello, con lo puesto, sin armas en condiciones, sin chalecos protectores, sin sueldos dignos, sin cuarteles habitables, sin protección de la justicia y sin el mínimo apoyo oficial por parte de los cambiantes pero similares gobiernos, siguen ahí, fieles a su juramento, honrando su himno, su historia y su deber.

Como consta en el número 4 de su cartilla:

Siempre fiel a su deber, sereno en el peligro, y desempeñando sus funciones con dignidad, prudencia y firmeza, será más respetado que el que con amenazas, solo consigue malquistarse con todos”.

A mí me parece que los que amenazan y se malquistan con todos son otros. La víbora Glande-Marlaska, por ejemplo. O el psicópata Pedro Sanchez. Una lista interminable para una historia terminable de menosprecio y de odio.

Pero el bien triunfará, tarde o temprano. Y toda esta chusma desparecerá. ¡Malditos seáis, hijos de la gran puta! 

Y pervivirá la única y verdadera historia interminable, que es y será la del glorioso y benemérito cuerpo de la Guardia Civil.

Viva la Guardia Civil. Viva España. Que viene a ser lo mismo.

Descansen en paz, Miguel Ángel y David. 

Murieron en el empeño.


martes, 16 de enero de 2024

Valetudo

 “Yo, yo y yo, el diablo lo inventó”



Nunca entenderé el miedo que tienen la mayoría de los informadores, tertulianos, periodistas y columnistas a llamar a las cosas por su nombre. Rectifico: si lo entiendo. 

En la mayoría de los casos se trata de una simple sumisión al que paga, del miedo a quedarse sin “lo suyo”. Luego están los cobardes, los acomplejados, los bien queda, los que no quieren parecer “radicales” o, válgame Dios, ser enviados al pozo negro de la derecha, la ultraderecha, el fascismo o cualquier otro ismo que el mainstream haya definido como sinónimo del mal, como el infierno de los creyentes.

Y así andamos. Tenemos a un presidente mentalmente inestable (siendo generosos en el diagnóstico) que está perpetrando un golpe de estado, rodeado de ministros inútiles y sin preparación, cuando no corruptos y malvados, y asociado a partidos que odian a España y que solamente quieren explotar la debilidad en votos de un autócrata enfermo, para sacar beneficios personales, que no partidistas o regionales. Lo del nazionalismo de toda la vida, vamos.

Y lo que sucede con los comunicadores, pasa de igual forma con los políticos de la “supuesta” oposición, en este caso, el Partido Popular. Si pueden evitar llamarlo golpe de estado, lo hacen. Si pueden negociar, lo hacen. Si pueden justificar alguna medida de este desgobierno, lo hacen. Si pueden pactar con el demente, pactan. Lo único que no hacen es plantarse, decir en voz alta “Hasta aquí hemos llegado” y dejar de colaborar con las instituciones que están en manos de los golpistas, que ya son casi todas. Así, descrito de esta manera, está claro que lo que hacen es colaborar con el enemigo de España, aunque sea por inacción, por mirar al otro lado. En cristiano: son cómplices.

¿A qué nos lleva todo esto? A que nadie, o muy pocos, digan las cosas por su nombre: pocos “golpes de estado” leo por ahí, pocas veces se utilizan las palabras dictadura, autócrata, delincuente, psicópata corrupto, putero, asesino o ladrón

Algunos se “atreven” a llamar a nuestro actual gobierno una República Bananera, expresión que ni infunde miedo ni es de uso común, por lo que se queda en pura anécdota. También lo hemos intentado algunos con la palabra “Kakistocracia”(que viene del griego κάκιστος (kàkistos), el peor y κράτος (kratos), gobierno), pero tampoco conseguimos que se imponga, me imagino que por desconocimiento, ya que suena a “caca”, y eso es algo infantil o malsonante para ellos. Y enlaza directamente con su miedo a quedar mal, a salirse de la vía del consenso y la uniformidad lingüística e ideológica.

Pues igual ha llegado el momento de llamar a este gobierno VALETUDO, tal como he titulado esta columna. Como muchos sabréis, el “Valetudo” es un arte marcial nacido en Brasil en los años 20 del siglo pasado, en el que, tal como indica su prosaico nombre, vale todo. (Arte marcial que por cierto practicó el ahora tan mediático Dani de Desokupa).

Valen llaves de judo, puñetazos, uppercuts, crochés, ganchos, golpes de kárate o patadas de taekwondo, y si hicieran falta, arañazos, mordiscos, puñaladas y tiros en la nuca.

Vale mentir, robar, ocultar, inventar, tergiversar, manipular, encerrar, perseguir, golpear y amenazar.

Y de esta manera, haciendo todo lo que sea necesario, el psicópata Pedro Sánchez ha conseguido mantenerse en el poder vendiendo su alma al diablo, léase vendiendo España a cachos cada vez más grandes, y no hay quién le frene.

Para una persona sin escrúpulos, sin valores morales, sin sentimientos, sin remordimientos, sin humanidad, como lo es él, vale todo.

Vale decir blanco y a la media hora, negarlo.

Vale decir que la economía va como un tiro, cuando todos los datos estadísticos demuestran lo contrario.

Vale prometer amnistías ilegales, sabiendo que Europa no lo autorizará.

Vale delegar competencias del Estado, no delegables según nuestra Constitución, sabedor que al final no podrá cumplir con esta promesa, salvo intervención corrupta e ilegal del Tribunal Constitucional, algo que por otro lado tenemos todos muy claro que sucederá.

Vale humillar a la Guardia Civil y la Policía Nacional, salvaguardas de nuestro estado de derecho, con tal de conseguir tres, cuatro o siete votos rastreros de terroristas y golpistas.

Vale negociar con países extranjeros la llegada masiva de bárbaros inmigrantes ilegales, a cambio de suculentos contratos o de silencios sobre las fechorías familiares en el continente africano.

Vale realizar con el Falcon 33 viajes a la República Dominicana, país con el que a mi buen entender poco trato comercial tenemos.

Vale destrozar nuestra agricultura o nuestro sistema energético, para contentar a la mafia de Bruselas y su maligna Agenda 2030, mientras que los demás países de esa falsa unión europea hacen todo lo contrario.

Vale encausar a mayores y jóvenes por apalear una piñata, cuando al mismo tiempo queman retratos de lideres de la oposición o del propio rey de España, o realizan homenajes multitudinarios a terroristas asesinos

Vale desconectar el sistema informático del Senado para dar tiempo a los secuaces a negociar con los golpistas catalanes las prebendas que recibirán, o no, si votan a favor de la investidura.

Vale … (podéis añadir cualquier cosa, es una lista interminable y autoextensible).


Vale todo con tal de mantenerse en el poder. 

VALETUDO