miércoles, 13 de mayo de 2020

El rebaño feliz


War is Peace. Freedom is Slavery. Ignorance is Strength.
  George Orwell, 1984

Que somos un país de borregos no es nada nuevo. Por lo menos en su inmensa mayoría. Quizás lo sean también en muchos otros países, quién sabe. Pero aquí he venido a escribir sobre España, que no a hablar de mí libro. España, esa santa tierra que me preocupa. Mi patria. La tierra en la que nací y probablemente moriré. Y en la que vivo, aunque sea encerrado y engañado. Como el resto de las ovejas.

¿Somos borregos? Simplemente analizando (con toda la objetividad posible) las aficiones, las fiestas populares, la manera de vivir, los ritos, las tradiciones, los gustos, las preferencias musicales o las audiencias en televisión, está muy claro que somos un triste ejemplo de sociedad uniforme, obediente, simple y manejable. Un rebaño. Ojalá por una vez esto nos sirviera para algo, pero ni la mitificada “inmunidad del rebaño” ha funcionado con esta pandemia, como destacan artículos de expertos por toda Europa. Expertos con nombres y apellidos, por cierto, no como los misteriosos hombres de “Fernando Sermón” y el filósofo ministro de Sanidad “mentirijILLAs”.




Si hay que cantar y bailar el eterno “Paquito el Chocolatero”, ahí estamos. 
Si hay que hacer la infantil y ridícula ola en la grada, se hace (aunque pocas olas ceo que veremos en el futuro próximo). 
Si toca correr delante de un toro, no falla ni uno de los mozos, las mozas y hasta los/las moces. 
Si por Semana Santa toca convertirse durante una semana en ferviente creyente, pues capirote, túnica, vesta o capa y cirio, y a pasear nuestra pasión por las calles y plazas de nuestros pueblos y ciudades.
Si hay que gastarse un dineral un Black Friday, pues se tira la casa por la ventana.
Si hay que amar locamente el día de los enamorados y regalar una rosa, pues pasamos nuestras infidelidades y mentiras a la parte trasera de la memoria y a ver si por lo menos cae un polvo.
Si por imposición externa de golpe ya no creemos en el Niño Jesús y los Reyes Magos pues nos adaptamos a Santas, Elfos y demás seres extraños, no vaya a ser que no estemos a la última moda. 
Si hay que salir a correr en chandal color fucsia brillante de ocho a diez porque lo manda la autoridad competente, pues salimos. 
Si hay que decir “desescalada”, palabra no correcta según la RAE, o hay que aceptar lo de “nueva normalidad” tal cual, cuando ni es nueva (la dictadura del Gran Hermano lleva años aplicándose), ni es “normalidad”, pues usamos la “neolengua” a diestro y siniestro. 
Si hay que citar a George Orwell y su obra 1984, pues se cita, sin saber quién fue Orwell, conocer su opinión sobre el comunismo o haber leído el libro (o haber visto alguna de las cuatro adaptaciones a la gran pantalla, alguna de las cuales está a disposición de todos en Youtube). Claro que dejar de ver Sálvame, o como se llamen los programas de moda, para tragarse un drama sobre dominación, despotismo, manipulación y maldad, como que no. Si hubiera un meme gracioso, un TikTok “molón” o una galleta de la suerte china que resumiera la novela, igual triunfaría. Lo que no significa que la entendieran. (Si alguno tiene interés en verla, le recomendaría la versión de 1956, aunque en las redes no he podido encontrarla en español, hay una versión en español hispanoamericano, pero sería muy duro aguantar de una tacada la trama, el blanco y negro y el idioma).

Y, finalmente, si toca quedarse en casa, encerrado, arruinado, aislado, engañado, manipulado y utilizado, pues nos quedamos. Asistimos atontados a las ruedas de prensa de “Fernando Sermón”, que por cierto no es doctor, nos tragamos los monólogos dominicales del enfermo presidente, y al son del pito salimos a la ventana, cantamos el Resistiré, insultamos o delatamos al vecino, y volvemos a nuestros quehaceres normales, es decir, a atiborrarnos de croquetas mientras la telebasura fluye por nuestras neuronas cual veneno terminal.

Dicen que donde hay ovejas hay pastores. Pero también lobos. Y zorros. Y si por desgracia, como nos está sucediendo a nosotros, falta un buen pastor y los únicos que nos gobiernan son depredadores, lobos golpistas buscando imponer su maligna ideología, o pícaros zorros que buscan sacar provecho del sufrimiento ajeno a base de concesiones a su enfermizo nacionalismo o a su avaricia cobrando comisiones millonarias en compras fraudulentas de material sanitario, pues apañados vamos.

Los tímidos intentos de protesta en forma de caceroladas o manifestaciones con banderas de España han sido abortados de raíz por el poder absoluto de este encubierto estado de excepción. Y nuestro golpista presidente ya está planificando otro mes largo de reclusión obligatoria. Ganando tiempo para manipular, engañar, colocar a sus afines, desprestigiar a la oposición, blindar su futuro y el de los suyos y dejar el solar patrio más yermo que el césped del antiguo campo de Sarriá.

“Reunión de pastores”, oveja muerta, como bien resume un dicho popular. Y si los pastores son lobos, zorros o Jokers, sentenciados estamos.

Como bien dice un amigo tuitero, Beni de Tabarnia, sobre la nueva etiqueta aparecida en el tan creativo mundo de Twitter, “lo de #Fraudillo le viene a @sanchezcastejon como anillo al dedo”.


“Federalísimo Sánchez, Fraudillo de España”.