martes, 24 de enero de 2023

La guerra cultural del PP

 Si atacas al león que te defiende de las hienas, tendrás dos enemigos.

El león y las hienas.

 


Ordena el cacique gallego Nuñez-Feijóo, amante de las taifas, la Agenda 2030, las prohibiciones, los encierros, las multas y abierto a la colaboración con todo aquel que busca la destrucción de España, la “guerra cultural” contra VOX. Si si, contra VOX. Aunque suene a chiste. Una guerra nada santa pero muy, muy ridícula, encima perdida de antemano. Y en su altanería clasista y hasta racista, en línea con su época de autonombrado sucesor de Breogán en tierras gallegas, no se limita a anunciar una simple batalla, no, nada de batallitas: exige y ordena la guerra total. Como si fuera un general con mando en plaza arropado por un valiente ejercito preparado, bien avituallado y dispuesto a luchar hasta la muerte. Algo así como la bandera de la Legión “Comandante Franco” pero al son de chirriantes gaitas. Anda ya.
Y encima no inicia un guerra contra los enemigos de España. Algo que nos debería tener preocupados a todos, en especial a los ilusos votantes del PP.  Su guerra es contra los españoles. Contra una amplia mayoría de ellos.
Pero gracias a Dios se trata de una guerra perdida antes de iniciarse.  Porque esto no es como la heroica gesta de los argentinos frente al poder del Reino Unido en la guerra de las Malvinas en 1982. En este batalla cultural no habrá bombas de la (PP)RAF ni cañón del destructor (PP)Exeter capitaneado por la comandante Cuca, que nos puedan aniquilar.


Y, por cierto, en esa guerra de las islas Malvinas no estoy muy seguro de qué bando hubieran estado los intelectuales de la calle Génova. Bueno, sí que lo sé.

¿Qué figuras preclaras y preparadas van a liderar esta guerra cultural? Porque todos sabemos que el fondo de armario intelectual que le queda al PP es más limitado que el vestuario del ermitaño de la “Vida de Brian”.

¿Van a acabar con VOX los discursos del ventrílocuo Miguel Angel Rodriguez mientras la muñeca Ayuso mueve los labios de forma sensual y guiña el ojo a diestro y siniestro?

¿Lucharán en primera fila contra los preparados y en muchos casos brillantes líderes de VOX los suboficiales Almeida, Semper o Beatriz Fanjul, con su conocido y “amplio bagaje cultural”?

¿Serán los mercenarios del grupo Wagner español, léase los restos del naufragio de Ciudadanos, Villacís y Arrimadas, las armas secretas que se enfrenten intelectualmente a VOX en un debate público?

¿Bastarán las bien subvencionadas letanías de Jiménez Losantos y las caras homilías de Carlos Herrera para vencer culturalmente a VOX? Un Jiménez Losantos, el Rumpelstilzchen de Teruel, que tiene un mal envejecer inaguantable, como ya dije hace poco en Twitter.  Sus insultos esta mañana (24/2/23) a Jorge Buxadé son intolerables y se mueven entre la envidia, la rabieta y el desconocimiento de la historia de la Falange. En fin, ya sabemos lo insoportables que se ponen algunas personas seniles.

No sé yo. Viendo el ejército al que se va a enfrentar VOX, a su falta de oficiales capacitados y la decadencia de sus decrépitos comunicadores mediáticos, más que una batalla podría ser la escabechina definitiva, un “Desastre de Annual” en el ámbito de las ideas.

Pues si quieren guerra, adelante.

Los votos de los ciudadanos ya confirmarán quien ha sido el vencedor. Aunque por desgracia al final se impongan los pactos rastreros de Feijóo con el PSOE, el habitual y pactado reparto de sillones, regiones, ayuntamientos e instituciones, mientras la voluntad de la España real languidece por culpa del desgobierno de unos y la “desoposición” de otros (léase apoyo).

Lo que pasa en el fondo es que el blando y cobarde Feijóo no se atreve a combatir (o no quiere) a los verdaderos enemigos de nuestra nación. Y por algo será, digo yo. Igual porque no los considera sus enemigos.

¿No será que comparte más ideas y propósitos con el PSOE, los separatistas y los filoterroristas que con VOX? ¿Le importan de verdad la unidad de España, la independencia del poder judicial, el cumplimiento de las leyes y el respeto a la Constitución?

Yo diría que no. Y como yo, gran parte de los cientos de miles de personas que abarrotaron Cibeles el pasado 21 de enero. Treinta y un mil ultras según la delegación del Gobierno en Madrid.
Feijóo elige, en línea con su flemática y triste existencia, el camino fácil, la opción rastrera, el pacto traidor a espaldas del pueblo español, una elección que no es ni más ni menos el reparto del poder con el PSOE, como han venido haciendo en los últimos decenios, obviando e ignorando los deseos reales de la sociedad y las necesidades y los verdaderos intereses de España, ignorando de facto los deseos de muchos de sus actuales votantes. Como los últimos emperadores romanos que optaron pactar con los godos, para que estos al final les apuñalaran por la espalda. Y feneciera Roma.
Es el lógico resultado de equivocarte de enemigo. Y de amigo. La traición tiene su precio.


Porque para luchar contra el frente popular del demente presidente Sánchez, para emprender una acción de verdadera envergadura, una batalla contra todos y contra todo, con todas las trincheras (léase instituciones oficiales) tomadas por el enemigo, con el cuarto poder, los medios de comunicación, en las sucias y manipuladoras manos del gobierno gracias a inmensos y nunca vistos sobornos en forma de publicidad institucional, con los intelectuales verdaderamente capacitados ajenos y distanciados desde hace tiempo del  vuelo errante de la descarriada gaviota, y con los soldados de vanguardia, el pueblo, hartos de las mentiras y los pactos del duopolio PPPSOE, que en los últimos 40 años han hecho y deshecho todo lo que han querido cogiditos de la mano cual ositos amorosos; es decir, para poder emprender una campaña de esta enjundia hace falta un ejército capacitado, fuerte y unido, algo de lo que carece el Partido Popular (siempre me preguntaré por el significado y sentido de “popular” en su nombre).

El PP carece de valor, de apoyo social real y sobre todo de armas, en este caso de capacidad intelectual. Como si Napoleón o Hitler se hubieran planteado llegar a Moscú en bicicleta, sin víveres y avanzando solamente de 10 a 12 de la mañana, para descansar en sus laureles por las tardes mientras meditan en sus cómodos tresillos en la vetusta guarida de la calle Génova.

Por ello prefiere traicionar a los suyos e ir a por VOX. Y con ello el Partido Popular traiciona a España.

Pero ahí estaremos, mientras ellos negocian el fin de nuestra historia con los enemigos de España, nosotros ganaremos esta nueva guerra cultural.

A los otros, los limitados intelectualmente que nos gobiernan, ya se la hemos ganado. Y sin disparar un solo tiro. Ni volcar un contenedor. Ni rodeando el Congreso. Ni tirando de decretos ley. Ni agrediendo a nadie. Ni mintiendo.

Imaginad esta segunda batallita: durará menos que la toma del islote de Perejil. Un pispás.

El dato siempre vence al relato. Es decir, triunfa la verdad.


Ilustraciones gentileza del artista Mr. Jones ©

 

sábado, 21 de enero de 2023

Transtornados


Si en tu suprema sabiduría, de la que no dudo al ser lector mío, te lanzas directamente a corregir el error en el título, respira profundamente, reclínate, haz un pequeño esfuerzo y lee hasta el final. Que esto ni es el Whatsapp ni un TikTok. Y si no te has dado cuenta del intencionado gazapo (un oxímoron, por cierto), tampoco pasa nada. Una palabra nueva o bien escrita al zurrón.

Empecemos pues.

Para muchos el concepto “woke” sigue siendo un misterio, algo oído pero aún desconocido para la mayoría. Como ya escribió la siempre acertada y aguda Rosa Belmonte hace un par de años, “Woke no es una sartén”. Pero es comprensible que la verdad no llegue al gran público: el 99% de los medios de comunicación son parte del movimiento, y por ello son los grandes culpables de la lenta pero insistente imposición de un nuevo orden, de tendencias e histerias variopintas, de unos nuevos “valores”, por llamarlos de alguna manera, que en el fondo no son más que sandeces y demencias varias.

Resumido en pocas frases: el movimiento “stay woke” nació hace casi un siglo como parte de la lucha contra el racismo, pero volvió a renacer en 2013 y a popularizarse globalmente a partir de 2020 con la campaña de “Black Lives Matter” por la muerte de George Floyd (un violento drogadicto justamente detenido por la policía y accidentalmente fallecido por sobredosis durante la detención), y a partir de ahí se ha utilizado (el concepto woke) para englobar cualquier tipo de reivindicación social, política, religiosa, sexual, climática y de cualquier otro tipo, por ridícula y carente de cualquier base real, lógica, científica, política o social que fuera dicha “causa”. Es decir, todos esos simplistas e infantiles relatos, exagerados, sacados de contexto y manipulados, para mayor gloria y beneficio de cuatro listillos y completa vergüenza de los millones de acólitos que en cada uno de los casos sucumben al esperpento de turno. Esas nuevas religiones, intensas pero de poca duración, como los enamoramientos veraniegos, pero sin amor ni sexo. Bueno, sexo si, que ese es lamentablemente uno de los ejes sobre el que gravita la demencia woke. Más adelante incidiré en este punto. Es decir, gilipolleces carentes de cualquier valor trascendente y real. Pero sandeces peligrosas, ya que al mismo tiempo atacan nuestros valores fundamentales, van contra nuestras estructuras sociales, nuestra economía, nuestras familias, nuestra patria, nuestra cultura…contra nuestra propia vida.

La lista de demencias convertidas en urgentes, críticas y necesarias, impuestas al resto de la sociedad mediante malvados y sobre todo interesados subterfugios, sin que nadie las haya pedido ni votado, es interminable. Algunas llevan años explotándose como lucrativo negocio, como la histeria climática, carente de toda base científica, una mentira generalizada y aceptada desde los años 70 del siglo pasado, o mejor dicho, “tragada” por la mayor parte de la sociedad occidental, que por otro lado no representa ni un 18% de la población mundial (al resto de los 8.000 millones de habitantes de la tierra ni les va ni les viene), y que encima nos ha llevado a la actual crisis energética (la guerra de Ucrania es un simple comodín usado para ocultar la realidad, una cada vez más artificial confrontación bélica mantenida y hasta alentada por todo el sucio mundo woke para seguir, detrás del triste escenario de bombas, tiros y muertes, con sus locuras varias, sus negocios, sus comisiones y sus mentiras); una mentira de tal tamaño, la de la emergencia climática, que ha traído consecuencias tan patéticas como dañinas, como la imposición del coche eléctrico (de nuevo solamente obligatorio para la sociedad occidental), cuando la suma del proceso de fabricación de las baterías y su posterior e imposible reciclaje contamina cientos de veces más que seguir usando vehículos de combustión; el paso obligado a las fuentes de energía limpias, que lo único que ha conseguido es arruinar la industria, subir los precios de forma insostenible para los ciudadanos, para que al final los gobiernos europeos hayan tenido que recular y admitir que se han equivocado, pasando a declarar de golpe a la energía nuclear como “sostenible y resiliente” y volver a la cordura (y pagar menos “multas” por usar energías contaminantes, lo que en el fondo es el quid de la cuestión). Menos en España claro, que aquí somos especialistas en hacer todo al revés. Gobierne quien gobierne. Sometidos y acomplejados ante el resto del mundo Occidental, los nefastos gobernantes de uno y otro signo de nuestra querida España siempre son los primeros, los más lanzados, los del “pues yo más”, desmontando centrales nucleares, dinamitando presas, negando trasvases o prospecciones petrolíferas y minerales.

El milenario “Spanish style”, creerse siempre el mejor, el adelantado, el más listo, el innovador, el protagonista, el niño en el bautizo y el muerto en el entierro. Ese ego enfermizo y exagerado. ¿Os suena?

Pero mientras nos dormimos sobre nuestros inexistentes laureles, fanfarroneando en la barra del bar, Marruecos nos adelanta por la derecha y Francia por la izquierda. Como si la Leyenda Negra, inventada por ingleses, holandeses y demás envidiosos bárbaros del norte, siguiera presionando nuestros cerebros cual lápida eterna y tuviéramos que tragar con todo lo que nos imponen desde allende el Pirineo, y ahora también desde el lado oscuro del estrecho de Gibraltar.  Esa “losa del tiempo” que no somos capaces de superar, por muy falsa que sea.

Sigamos con los transtornos.


No daría abasto para listar todas las demencias que nos están imponiendo desde ese nuevo orden nacido en la enferma mente de personas como Soros o Schwab, un nuevo (des)orden criado con mimo en Davos, formado en universidades californianas, madurado en oscuras instituciones supranacionales de las que jamás debimos formar parte y lanzado a conquistar y destrozar lo que queda de Europa con lanchas de falsas oenegés cargadas de jóvenes sanos, iletrados y violentos por un lado y una juventud atontada por el adoctrinamiento llevado a cabo en los últimos decenios en colegios y universidades; todo ello para enriquecer a una pequeña élite que jamás sufrirá las consecuencias de todos estos desastres que estamos viviendo. Y lo más triste de todo, que lo único que desaparecerá de nuestro planeta azul es justamente Europa, la cuna de la cultura y la ciencia, mientras que el resto del mundo se repartirá jocosamente lo poco que quede de la herencia grecorromana y cristiana después de que los pérfidos acaben de pasar el rodillo, dejando nuestra civilización más plana que una pizza romana.

Pensemos solamente en las locuras que hemos vivido y oído en estos últimos y desgraciados meses: desde las estupideces de Ione Pedorra y su “protección” de los animales, imponiendo todo aquello que no tiene sentido, sin conocimiento alguno del mundo rural o animal, culminado este semana con su paranoica y demencial intención de “rebajar el ruido en las piscifactorías para no molestar a los peces”; los nuevos alimentos que nos quieren imponer mientras ellos siguen deleitándose con buena carne y mejor marisco, pasando por la impresentable ley del “Sí es sí” de la despechada cajera y los ya más de 250 afortunados delincuentes sexuales que han visto rebajadas sus penas, hasta la artificial polémica creada y apoyada por todo el mundo woke, desde el PSOE hasta el PP, y aireada con gigantescos titulares por sus serviles medios, de la tan correcta propuesta de VOX de poder ofrecer a una mujer que pretende abortar la posibilidad de oír el latido del nasciturus y verlo en una ecografía 4D, estamos sufriendo un acoso tan exagerado, que no da tiempo ni a digerir y defecar cualquiera de estas sandeces cuando ya te están metiendo otra por la boca, usando el todopoderoso embudo del pensamiento único. Y si te sales de ahí, si no transiges, tragas y callas, te conviertes en un negacionista, en un conspiranoico, en un hereje. Igual que hicieron en su momento Enrique VIII con su rabieta contra el Papa y su odio al Imperio Español, separándose de la iglesia de Roma por despecho e interés, o Lutero y Calvino, que en aras de acabar con las maldades de la iglesia católica crearon sus chiringuitos, que acabaron siendo máquinas de enriquecimiento de una minoría y de aniquilación física de todos los contrarios, de los herejes a su nuevo orden. Hoy en día todos somos hugonotes a punto de ser quemados en la hoguera si no aceptamos las nuevas normas: o comes grillos, o te pasamos por las ardientes y purificadoras brasas.


Brasa es lo que nos están dando con temas de tamaña estupidez como la identidad de género, que no es más que el fomento y la imposición oficial de enfermedades mentales, poniendo por ejemplo a los transgénero como futuro pilar de nuestra sociedad, permitiendo que simples e inocentes niños sean manipulados desde pequeños para destrozarles la mente y el cuerpo. Cuando todos sabemos que todo esto es una mentira, una invención de mentes enfermas con la única intención de acabar con el orden natural y la familia tradicional. Y ya estamos a un paso de permitir la pedofilia, como ha dejado caer la zorra que antes fue cajera, algo por otro lado nada nuevo en el lado oscuro del mundo woke, ya presente en su hoja de ruta desde los años 70, como ya he explicado en alguna otra ocasión, de manos de Cohn-Bendit, Dani el Rojo y sus correligionarios de las revueltas del 68. Si hasta el gobierno del Reino Unido, reino nada normal sexualmente y con muchos habitantes “invertidos” desde su creación, ha tenido que parar los pies al gobierno de Escocia por su pestilente ley transgénero. Algo que se por otro lado se entiende, puesto que en la “city” ya manda el integrismo islamista. Y estos bárbaros medievales si que no transigirán en los temas sexuales. Antes legalizarían la zoofilia, algo tradicional en sus países de origen.

Gentileza de Mr. Jones
Y de aquí viene lo del título “transtornos”. De lo trans. Se prestaba tanto fundir trastorno con la locura transgénero, que no me he podido resistir. Porque simple y llanamente es eso: un trastorno mental. Una demencia.

Idiotez tras idiotez. Relato tras relato. Demencia tras demencia. Transtorno tras trastorno.

Hasta la total destrucción de nuestra civilización.

Si no reaccionas.




En tus manos está. O te informas y reaccionas, o acabarás comiendo grillos vuelta y vuelta, con una prima con el pene más grande que el tuyo y rezando los domingos ante un retrato de Greta Thunberg, a la que parece que también han manipulado genéticamente (y no solo psicológicamente), visto que no le crecen los pechos ni a la de tres. Por el estrés no será, eso seguro.



P.D.

Trastorno: (aunque la RAE debería aceptar ya “transtorno”)

“El vocablo trastorno ya en romance, indica un giro a otro lado o en sentido inverso, que en cualquier obra torneada, provoca un desastre y una disfunción, y de ahí que pase a designar una perturbación en el sentido, la conciencia o la conducta de algo o alguien, que da resultados de anormalidad. Aunque a veces se aplica a la salud en general, en muchos casos designa a la enajenación mental"Fuente.

 

P.D.D.

Todo lo escrito arriba es una simplificación y solo pretende ser un resumen de lo que está pasando, del peligro de la dictadura woke. Si de verdad estás interesado y quieres saber más, obtener detalles, bibliografía, pruebas y evidencias de toda la mierda que nos quieren imponer, tienes grandes libros a tu disposición, desde el “SOMA” de Juan Carlos Girauta, pasando por el “Infodemics” de Mariona Gúmpert, “La fábrica de los niños transgénero” de Masson y Eliacheff o “Contra el totalitarismo blando” de Francisco José Contreras, catedrático de Filosofía del Derecho en la Universidad de Sevilla; hay material suficiente para conocer la verdad. A pesar de la censura y la imposición del pensamiento único, aún hay voces que se alzan contra la posverdad.





lunes, 16 de enero de 2023

Una mañana en la corte del rey Pedro V, “el Demente”

Pedro, también llamado “Antonio” por el populacho, se despereza un lunes más en su mullido edredón que cubre la cama “King-size” que hizo colocar el mismo día en el que tomó posesión como nuevo rey de la “Corona de Nacionalidades Históricas de España”. Y eso que el tamaño “real” en el fondo le parece pequeño. «Merezco bastante más», va pensando, mientras estira sus piernas y agarra el espejo de mano que reposa en la mesita de noche. «Guapo no, lo siguiente», murmura risueño, mientras oye ruidos en el baño contiguo.  “Begoña”, grita, “no te olvides de levantar la tapa del aseo”. «Siempre se le olvida, y luego seguro que me echa la culpa. Igual que cuando llegamos tarde a los conciertos, como si yo fuera el culpable de que nuestro pequeño Falcon no alcance más velocidad. Habrá que estudiar la compra de algún modelo más moderno». Apunta en su Moleskine personalizada con sus iniciales en oro: “Nuevo avión”, salta de la cama y pulsa el botón de llamada al servicio. Hubiera preferido una campana, a la antigua, pero las distancias dentro del palacio hacen recomendable tirar de tecnología punta.
Pocos segundos después le contestan por el intercomunicador, uno de los 234 que han sido instalados en Palacio: desde el dormitorio hasta la pista de baloncesto, en todos lados han colocado los simpáticos y tan útiles botones con los que moviliza a sus lacayos a toque de silbato digital. “¿Qué desea, Majestad?” – “Dos desayunos ibéricos, en la terraza blanca”.  Lo de acabar la frase con un “por favor” se le vuelve a olvidar. «En fin, tampoco se lo merecen», piensa mientras sonríe con ganas.
Begoña se une al rato en la terraza. Como siempre con su guía “Lonely Planet” en ristre. Sus ganas de viajar y conocer mundo son insaciables, si sigue así tendrán que hablar con Elon Musk para salir al espacio exterior. «Tampoco sería mala idea», piensa Su Majestad. Creo que no hay ni un rey que haya salido del orbe. Otra nota a la Moleskine “Urbi, orbi et spatium. Llamar a Elon!!!”.


Mientras degustan los embutidos ibéricos, sus tostadas y los variados zumos de frutas, van comentando el plan del día. Hoy se presenta un duro día de trabajo: Pedro tiene que dar una rueda de prensa a mediodía y Begoña tiene que repasar el PowerPoint de su siguiente presentación en el Máster. Y esta vez es un verdadero tocho, 20 transparencias con muy pocas ilustraciones. Y cantidad de palabras largas y complicadas. “Vaya palo”. Los sudores que corren por su frente lo atestiguan. O quizás sea la grasa del jamón que engulle sin parar y que mancha sus largos dedos. Tampoco es preocupante: a las 10 llegan la esteticista y la maquilladora. Da tiempo a comer y sudar un rato más. Sin prisa pero sin pausa.
Acabado el opíparo desayuno, cada uno se dirige a su vestidor. Un par de pulsaciones en los intercomunicadores y aparecen los encargados de seleccionar el “outfit” para este día de duro esfuerzo que les espera. Pedro se mira en el gran espejo que ocupa toda la pared del vestidor: «¿A ver, guapo, hoy qué toca?». Decide esperar al asistente. Para algo lo trajo a Palacio, a Juanito, el hijo de su primo segundo, que iba para modisto pero acabó bailando en las alegres fiestas que suele montar Iceta. Suerte que le rescató a tiempo, le asignó un generoso sueldo y ahora le tiene a su disposición las 24 horas del día. Que no todo es bailar, oiga. Hay que ganarse el pan.
Elegido un look casual, “acorde con la rueda de prensa en la sede del partido”, como bien subraya Juanito, se despide de Begoña y avisa a su equipo de seguridad. “Al aeropuerto”. Sus guardaespaldas le miran extrañados: “Pero si vamos a Ferraz, majestad”, comenta el más lanzado. Pedro frunce el ceño, pero que se le va a hacer: hoy toca moverse en coche. ¡Y qué poco le gusta! Sin azafatas, sin nevera, sin vistas. Ya podrían montar la rueda de prensa en otro lado algo más lejano. En fin. El trabajo manda.
Mientras avanzan por la A-6 le da un repaso a su lectura de cabecera: “Mentir sin sonrojarse. Una guía para Dummies”. Es sin duda su libro preferido: siempre encuentra algún truco nuevo para decir lo contrario de lo que piensa. Y de lo que va a hacer. Sonríe hacia sus adentros. «Soy un crac».
La rueda de prensa transcurre sin problemas: dos mentirijillas que jamás cumplirá y, como tiene que ser, sin preguntas. Liquidada la ardua jornada laboral en quince minutos, decide acercarse a ver a unos amigos a un bar cercano al local donde conoció al amor de su vida. ¡Qué pena que Sabiniano cerrará la tan coqueta sala Adán! Con lo bien que se pasaban las horas ahí. Tempus fugit. O mejor, “vapores transierunt”. Unas cañas entre amigos comentando el último partido de baloncesto, mientras el chofer y los guardaespaldas esperan sumisos en doble fila, y a casita. Que llega la hora del vermú y de ayudar un poco a Begoña con su discurso. No vaya a tener que enfrentarse sola a la sesuda presentación que le espera.


Como Begoña está aún acabando con la sesión de la esteticien, Pedro se acomoda de nuevo en su terraza preferida: hace un día precioso, ya ha acabado de trabajar, y quedan muchas horas para su pasatiempo preferido, el “dolce far niente”. Un ligero clic en el comunicador y el pedido está hecho: unas gambitas, unos pescaditos y un blanco bien fresquito. El nuevo Ribeiro, si puede ser. Que les acaban de suministrar uno especial recomendado por la querida Yoli: un poco carillo, pero soberbio de sabor. ¡Cuánto ha aprendido la rojilla en tan pocos años! De codearse con el lumpen vistiendo harapos, a compartir mesa con todo un rey, maquillada, bien vestida y con la manicura y pedicura recién hechas. «Si no fuera por su napia», piensa Pedro sonriendo maliciosamente. Y mira que le he recomendado varios amigos cirujanos plásticos. Y que encima ni le cobrarían. Que de esto en palacio sabemos mucho.

(Continuará)

lunes, 2 de enero de 2023

La última fortaleza


Somos un país de castillos, fortalezas y casas cuartel. Fruto de nuestra historia guerrera, de cientos de años de lucha contra los invasores, de conquistas y sobre todo de reconquistas, pero también prueba fehaciente de nuestras interminables luchas internas, de las taifas, de rivalidades vecinas, de nacionalismos golpistas y sanguinarias bandas terroristas. 



Algo que por otro lado no nos diferencia de las demás naciones de Europa. Por algo compartimos historia, cultura, tradiciones, dinastías, territorios, guerras en el mismo bando y guerras entre nosotros. Y antes hasta compartíamos la fe y nuestros valores cristianos, aunque por desgracia esta herencia se ha ido diluyendo en la vorágine materialista, globalista y de falsa unión que nos han impuesto paso a paso. Hasta culminar en la maligna y perniciosa Unión Europea.

Y esta falsa unión, esa dictatorial burocracia de la élite financiera centroeuropea, encabezada por Alemania, Francia, Holanda y demás países forjados y consolidados en la herejía y la envidia al desparecido imperio español; “unión” solamente dedicada a acabar con el mundo occidental tal como lo conocemos, desmontando las patrias para consolidar su pestilente reino del anticristo, de la rendición, del reemplazo de la población, de la negación de nuestras raíces cristianas, de la imposición de la cultura woke y de su maldita agenda 2030; esa dictadura disfrazada de supuesta unión entre iguales, no nos ha defendido ni nos va a defender jamás de nuestros enemigos. Ni de los externos ni de los internos. Es decir, ni de Marruecos ni de los violentos separatistas, ni de los “regres” de la chusma roja, de los socialcomunistas aliados de los narcoestados de Hispanoamérica y de las sanguinarias teocracias islamistas.

Nos toca pues salvaguardar esa última fortaleza, ese castillo de la herencia grecorromana y cristiana que con tanto acierto y sabiduría defendió hasta el final el tristemente desparecido Benedicto XVI, que en paz descanse. El último faro de luz que quedaba en Europa, “el hombre más sabio e inteligente” de Occidente” como lo definía ayer el cardenal, arzobispo emérito de Valencia, Antonio Cañizares.

Pero esta batalla se presenta muy complicada. Por mucho que patrullemos por los adarves de torre en torre, asegurándonos que los arqueros están posicionados en sus aspilleras, poco podremos hacer. Ni podemos pensar en refugiarnos en la torre del homenaje, la última trinchera ante el acoso enemigo. Porque la lucha solamente se ganará si prescindimos de la pétrea protección de los muros de nuestra fortaleza; por muchos víveres que hayamos acumulado en su interior, por mucha agua fresca que tengamos gracias al pozo de agua cristalina que salvaguardamos ante el empuje del enemigo, nuestras voces no se oirán allende las paredes de nuestro exilio interior.


Hay que salir, hay que bajar el puente levadizo y lanzar a nuestros infantes a combatir en terreno abierto, en esa batalla cultural y política que ya están llevando a cabo entidades civiles y hasta un partido político.  Pero, por desgracia, nos falta ese nexo de unión, esa alianza general entre todas esas valientes agrupaciones de luchadores, llámense Unión de Brigadas, S’ha acabat, Valents, Cataluña Suma, Foro Libertad y Alternativa, Unión 78, España Cívica, Convivencia Cívica Catalana, la nueva y esperanzadora asociación “Pie en Pared” o cualquier otra de las centenares de siglas que engloban esa resistencia que al parecer existe en nuestra sociedad, pero que por desgracia se quedan luchando al abrigo de los muros protectores de la fortaleza.

Este año nuevo que se nos presenta muy duro, será quizás la última oportunidad de romper nuestras cadenas, de plantar cara al enemigo, de hacer oír nuestras voces, y desde las calles, plazas, jardines y senderos de España empezar a luchar por la propia supervivencia de nuestra patria, y con ello de Europa y el mundo Occidental.


Una batalla que en otros países, como Italia, ya ha dejado atrás los adarves, las almenas, las torres, y las aspilleras. Países en los que la población, harta de la imposición de un nuevo orden contrario a todos nuestros valores, a la ciencia, a la historia y a nuestra herencia cultural, se ha reunido, en el patio de armas, y, armada de razón, ha bajado el puente levadizo, ha cruzado del foso abandonando la zona de confort de las redes sociales y las columnas periodísticas, y se ha desperdigado por el duro territorio que rodea la fortaleza para luchar cara a cara, casa a casa, calle a calle, pueblo a pueblo y ciudad a ciudad, contra las hordas malvadas, manipuladoras, mentirosas que nos están llevando al abismo.

Empecemos pues esta lucha: ya sea el próximo 21 de enero en la manifestación en Cibeles, ya sea en el bar de al lado de casa intentando convencer a los clientes de lo malo que nos viene y lo bueno que podemos mantener si avanzamos unidos.

Digamos adiós a la fortaleza y con alegría y valentía luchemos en los campos verdes esperanza de nuestra patria por nuestro presente y por el futuro de las nuevas generaciones.