miércoles, 8 de marzo de 2023

Regresión

 

La sardana de la vergüenza,

 del inmenso alipori que provocan en todos nosotros

 los actos y las palabras de estos malditos regres.

 


Dice nuestra tan querida Real Academia (a pesar de la discusión sobre la tilde en sólo, tema en el que ya están reculando, algo esperado pero tardío) que en su tercera acepción regresión es el “retroceso a estados psicológicos o formas de conducta propios de etapas anteriores, a causa de tensiones o conflictos no resueltos”, mientras que progresión es la “acción de avanzar o de proseguir algo”.

Pocas veces he encontrado una definición tan acertada, en este caso para describir las conductas y los trastornos psicológicos de los mangantes corruptos y puteros del PSOE y las locas obsesionadas con el sexo que promocionan Pam, la enferma insatisfecha, Ione la de los pezones enhiestos e Irene, la rabiosa hiena despechada.

Por algo llevo años llamando “regres” a los supuestos “progresistas”: porque todo lo que dicen, hacen, promocionan y, lamentablemente, imponen con sus absurdas y dañinas leyes de pacotilla, es un paso atrás en la evolución el ser humano. Como si estuviéramos volviendo a la escena inicial de “2001: Odisea en el espacio”, al amanecer del hombre, con Pedro Sánchez haciéndose con el hueso del poder (¿de quién depende la Fiscalía?)  y sus congéneres agrupándose alrededor rindiéndole pleitesía, mirando todos como poseídos al extraño monolito en forma de Satisfyer King-Size (no vaya a quedarse insatisfecha nuestra mental y físicamente deforme Secretaria de Estado).

Nada de lo que hacen o dicen estos mendrugos carentes de estudios, de experiencia laboral o de ética, tiene ni pies ni cabeza, son simple y llanamente trastornos psicológicos por un lado, y picaresca y puterío por otro. Que también son trastornos, aunque ante todo sean pecados. Es decir, más de lo mismo, más de esa España rancia, soez, sucia y oportunista que parece que jamás dejaremos atrás. Y mira que hemos tenido épocas gloriosas en nuestra patria, quizás las más gloriosas de toda la historia de la humanidad, a pesar de que herejes y demás calaña sigan tirando de “Leyenda Negra” para negar nuestros méritos y maquillar y ocultar sus maldades, pero lo que estamos viviendo y sufriendo en estos últimos años es de traca.

Desde junio del 2018, fatídica fecha del acceso al poder tramposo y rastrero de la pareja de Begoño, no ha salido ni una verdad por cualquiera de las bocas de toda esta nueva corte de primates en busca del fuego. Dando cada día un paso atrás en cualquier ámbito: económico, social, político o moral.

Esa triste España del trueque de anchoas por chivatazos, de ministerios por favores sexuales, de chiringuitos por silencios, de nacionalizaciones en masa por votos, del trile y demás juegos fraudulentos en los que la casta iletrada basa su poder y su dolce vita.

Mentira tras mentira, aderezadas con estadísticas falsas, subvenciones a empresas amigas, colocaciones de primos, hermanos, padres y madres en puestos de relevancia, culminando todo ello en espectaculares enriquecimientos de los dirigentes y el paulatino empobrecimiento del pueblo llano. De todos los que vivimos extramuros. Seamos empleados por cuenta ajena, autónomos, grandes empresarios, científicos o docentes. 

Mientras tanto en el castillo de estos seres primitivos, comandados por un loco con un hueso alzado, los millones de funcionarios, los comisionistas, los violadores y pederastas liberados, las prostitutas y los inmigrantes ilegales traídos por las mafias ecolojetas, bailan una gran sardana alrededor del falo mayor.

La sardana de la vergüenza, del inmenso alipori que provocan en todos nosotros los actos y las palabras de estos malditos regres. Ni cultura, ni ética, ni moral, ni meritocracia, ni igualdad, ni justicia, ni libertad. Nada, no está quedando ni un recuerdo de todo aquello que España y toda la sociedad occidental habían conseguido hasta el momento. Un erial intelectual y moral. Desde la funesta aparición de estos manipuladores profesionales, el edificio común se ha ido desmontando planta a planta. Desde el ático de la fe, pasando por el dormitorio conyugal, el comedor familiar, hasta la sala de recepción para el cobro de los diezmos o el pago de las comisiones a los Roldán, Ábalos o Berni de turno.

Un rascacielos de valores y avances construido durante siglos con el esfuerzo de todos y la sabia dirección de algunos, desmoronándose como si fuera una de los torres gemelas de Nueva York el desgraciado 11 de septiembre de 2001.

Hoy es el día de la mujer, hito en el calendario patrio de desgracias y desmanes, y no tengo duda de que volverá a ser un espectáculo indecente alejado de la verdadera defensa de la mujer, y dedicado simplemente a entretener a los ociosos y mantenidos primates, sus votantes, y a soltar soflamas, mentiras e insultos a diestro y siniestro. Sobre todo a diestro.

Por algo lo diestro, lo del lado derecho, siempre ha tenido una acepción positiva en las palabras de nuestro idioma.  

Por ello lo odian. Por carecer de cultura, de conocimientos, de experiencia, de iniciativa, de solidaridad, de altruismo, de bondad, de higiene moral y física, de generosidad.

Porque son el lado siniestro.

Son la maldita izquierda regre.

 

 

Ilustraciones gentileza del artista Mr. Jones ©