lunes, 26 de octubre de 2020

Abel

Pasados ya unos días desde la moción de censura de Vox contra el aprendiz de dictador Pedro Sánchez, nuestro Fraudillo por la gracia de comunistas, separatistas, terroristas y los siempre atentos recolectores de prebendas, en especial los racistas del PNV, ahora les toca a los protagonistas del lamentable hecho afrontar sus responsabilidades. Y sus pecados.

Como era de esperar, al día siguiente, tanto ilustres columnistas como "periolistos" a sueldo del mal, publicaron sus análisis, comentarios y columnas al respecto, de todos los cuales me quedo con la siempre acertada aportación de Juan Carlos Girauta y su Caín.  

La historia de las sagradas escrituras, con la que se intenta explicar al pueblo llano lo que es justo y lo que no, lo que es un esfuerzo y lo que no lo es, no tiene vuelta de hoja. Ante un sacrificio exigido por Dios, un hermano, Abel, obra con fe y ofrece lo mejor que posee, en esa época los primogénitos de sus mejores ovejas, mientras que Caín entrega lo primero que tiene a mano, unas frutas y verduras, más por obligación que por generosidad. Pero no fue ese el gran pecado de Caín, que Dios sin duda hubiera perdonado, si no su rabia y sus celos ante la reacción del Señor por preferir la ofrenda de Abel.

«¿Por qué estás tan enojado? —preguntó el Señor a Caín—. ¿Por qué te ves tan decaído?
Serás aceptado si haces lo correcto, pero si te niegas a hacer lo correcto, entonces, ¡ten cuidado!
 El pecado está a la puerta, al acecho y ansioso por controlarte;pero tú debes dominarlo y ser su amo». (Génesis 4:6-7) 

El resto de la historia lo conocemos de sobras: Caín persistió en su mosqueo, asesinó a su hermano Abel, lo negó descaradamente ante Dios y fue condenado a vagar por el mundo, desterrado y marcado de por vida.

Ya deja caer Girauta en su comentario que Abascal “no es el muñeco del pimpampum que se han figurado”, y cuánta razón tiene: no olvidemos que donde hay un Caín por fuerza hay un Abel. Y donde hay un Casado hay un Abascal.

No haré aquí y ahora de hagiógrafo de Santiago Abascal. Carezco de la suficiente información, del conocimiento en profundidad o personal de la persona o de la autoridad moral para santificar a nadie (aunque siendo desde hace muchos, muchos años amigo de varios de los diputados que le acompañan en la lucha por lo que ellos creen una España mejor, me siento inclinado a pensar que es una buena persona, puesto que mis amigos lo son. Y mucho.), pero sí que puedo juzgar los hechos, los modos y las consecuencias de la vil traición perpetrada por Caín, digo Casado.

Una rabieta, un infantil ataque de celos ante el empuje, las verdades, el arrojo, la razón y la valentía de Abascal, llevaron a Casado, a partir de hoy marcado cual Caín como “fraCasado”, a perpetrar la traición, a matar a su hermano, con la enfermiza obsesión de ser el protagonista, de no perder su privilegiada posición, de asegurar su futuro y de apartar celoso y rabioso a la única persona que le puede hacer sombra a este lado del arco parlamentario.

¡Y cuanta sombra le hará a partir de ahora! Esta misma semana Caín se tendrá que retratar de nuevo ante las medidas dictatoriales que quiere imponernos el gobierno de la inutilidad, la mentira, la corrupción y la maldad. Y ahí veremos si Caín / Casado se merece el perdón o si va a tener que seguir vagando por la tierra marcado cual apestado.

En la Biblia a Abel se le considera como aquel que “estaba con Dios”. Yo no voy a llegar a tanto, no vayamos a mezclar religión y política, pero de que Abascal estaba y sigue estando en el lado de la verdad, la corrección y la honradez, no tengo ninguna duda.

“Recuerda que ese rollo de los celos, llevó a Caín a aquello con Abel(Luis Eduardo Aute)