jueves, 18 de noviembre de 2010

Sexo, mentiras y política

Algunos de nosotros recordamos la película “Sex, lies and videotape” del año 1989, no por haberla visto sino por la polémica y la curiosidad que generó en la sociedad. Y bien pensado en esa época tampoco teníamos mucho interés en ver una película “independiente” que versaba sobre los problemas sexuales de otras parejas: ya teníamos bastante con nuestros propios problemas. En cualquier caso muchos que la vieron lo hicieron simplemente para disfrutar de la siempre agradable Andie MacDowell. Pero mi intención no es hablar de dicha película, sino simplemente parodiar su título.
En estos últimos meses hemos asistido a varios episodios en los que la prensa políticamente correcta (la del sistema), el entorno “oficialista” de libertades y alianzas planetarias varias, la izquierda libertaria y otrora tolerante y la masa inculta (que por desgracia es la parte proporcional mayor de la sociedad española), ese “populacho” que se divierte a diario viendo programas cutres que solamente hablan de infidelidades, de sexo sin amor, del tamaño del miembro de tal famoso y de la cantidad de orgasmos que consigue la otra famosa (por no hablar del orgasmo de la votante del PSC del último video de la campaña electoral catalana), se han tirado todos ellos al unísono al cuello, cual perros furibundos, de 2 grandes escritores, por haber dejado caer estos en conversaciones particulares y privadas o como anécdota de su juventud en un libro, comentarios sobre sus preferencias en cuanto a las mujeres.
Válgame Dios. Ahora resulta que la izquierda y sus medios afines, luchadora durante todo el último siglo por conseguir la libertad sexual, abanderada del movimiento LGBT*, es decir, de los enfermos del sexo, promotora del sexo en la tierna infancia y también en la tercera edad con campañas sufragadas con nuestros impuestos, heredera del “flower power”, del nudismo, de los viajes a Perpignan y de la mantequilla del “Ultimo tango en París, del sexo en grupo y de los clubs de intercambio de parejas de los años 60, 70 y 80 del siglo pasado, contra-educadora de nuestra juventud repartiendo en clases de ESO octavillas para “reorientar” a los niños hacia un sexo libre con quien quieras, como quieras y cuando quieras, esta izquierda es la que ha decidido atacar a 2 respetables personas por unos simples comentarios que parecen un rezo o un poema de amor al lado de la bazofia que sale de la boca de cualquier contertulio, político o presentador del régimen socialista y dictatorial actual.
El mundo al revés. La izquierda que se llena la boca de libertad, de justicia y de igualdad, que promueve el aborto libre a cualquier edad, lo que por ende significa por lógica tolerar y promover el sexo de niños y adolescentes, ahora se rasga las vestiduras porque 2 personas intelectual, social y culturalmente superiores a ella sueltan un comentario “sexista” en su vida privada.
Por favor. Menos hipocresía, menos falsedad. O estamos o no estamos, pero predicar una cosa y luego sulfurarse de forma artificial por inocentes comentarios de mentes preclaras simplemente porque no son de los “suyos”, porque son de la “derecha cavernaria”, es simplemente ridículo. Como lo es y ha sido la izquierda en España en general. Carente de ideas, retrograda al máximo, enemiga de la libertad y del ser humano.
Y ya que estamos en época de elecciones, pues eso, el “populacho” a votarlos como siempre y a seguir siendo libres en su incultura. Dominados por falsos profetas e ideologías más caducas que la carta de ajuste del UHF.
*LGBT: "Lesbian, gay, transsexual and bisexual"

miércoles, 10 de noviembre de 2010

La década prodigiosa

Cada persona tiene su década prodigiosa, que por lógica evolutiva suele coincidir con la finalización de la pubertad, el inquietante y difícil paso a la juventud y en muchas ocasiones con el fin de la época escolar o estudiantil. Lo de escolar y estudiantil va por aquellos que consiguieron acabar el colegio y pasaron a la universidad, sin por ello olvidar a todos los demás que también tuvieron su década prodigiosa, aunque en su caso fuera en el momento de abandonar el hogar paterno y pasar al mundo laboral.

En mi caso, la década prodigiosa abarca esos maravillosos años que van desde el 1980 al 1992, más o menos. Son esos 10 o 12 años que siguen presentes en todo momento, son los años en los que fui más feliz, en los que cimenté con buena cal y arena las columnas de amistades que aún perduran, donde forjé mi manera de ser y elegí mis compañeros de viaje y el relleno de las alforjas que sigo llevando a cuestas.

Viene todo esto a cuento de un reencuentro hace unas cuantas semanas con un buen amigo del servicio militar, con el que coincidí en el lejano 1985 en la calurosa y genial Córdoba, y de unas cuantas fotos que acabo de volver a ver y que han conseguido emocionarme y valorar de nuevo todo aquello que quedó atrás.

Atrás en el tiempo pero no en el sentimiento y en el recuerdo.

Después de esa década prodigiosa que vivimos todos el presente pasa a ser una rutinaria realidad, bonita en muchos casos, triste en otros, repetitiva en la mayoría de ellos; pero carente de la emoción, la ilusión, la alegría, la frescura, de la idealización y exageración de los sentimientos, del morir por su amor o por los ideales, del soñar despierto y dormir impaciente para volver a levantarte y disfrutar de todos y cada uno de los segundos del día.

Y conforme pasa el tiempo, recurres a dicha década, a tus recuerdos, para sorber un poco del elixir de la vida que al parecer se agotó en esos 10 años maravillosos que todos hemos pasado.

Y vuelves a encontrarte con viejas amistades, que no han cambiando un ápice en su interior, aunque físicamente hayan envejecido (algo que ni notas). Y abres un álbum de fotos y lloras y ríes de emoción y felicidad recordando ese día tan especial, ese concierto de los Nikis en Madrid, esa excursión a la montaña o esa salida a la playa con toda la vida por delante, los mejores compañeros arropándote y las chicas más guapas a tu lado.

Y todo esto sucede por una simple razón: la década prodigiosa de tu vida no desaparece. Es la base, el soporte, la columna, la roca sobre la que has construido el resto de tu vida. Es la red a la que recurres cuando estás a punto de caer, la manta que te envuelve cuando tienes frío, la brillante luz que te ilumina cuando andas por el oscuro túnel de la madurez en soledad.

Qué bonito es tenerla siempre a mano, a esa década que te marcó y te permite seguir soñando cual joven aprendiz de pintor. Y que te ayuda a no olvidar todo lo bonito que te ha dado la vida y a la gente maravillosa que has conocido. Va por ti, Alejandro, estés donde estés. Y por Antonio, por Paloma, por Chus y por todos los demás que a ciencia cierta leyendo esto saben que son parte de esa década. De nuestra década prodigiosa.


martes, 2 de noviembre de 2010

Las elecciones, un show más

Conforme pasan los días previos a la apertura “oficial” de la campaña electoral en la Comunidad Autónoma del Reino de España llamada Cataluña, el panorama se va volviendo cada vez más alucinante. De entrada no entiendo el porqué de la limitación temporal a las campañas electorales (oficialmente no entramos en campaña hasta el 12 de Noviembre), sabedores todos que la vida de los políticos es una campaña constante, de día y de noche, llueva o haga sol, para seguir manteniendo sus privilegios contra viento y marea. La campaña política de cualquier “elegido” empieza el mismo día en el que los votos de los simplistas ciudadanos le han aupado al poder. A seguir engañando a todos para no perder sus privilegios. A eso se dedica un político, y no a cumplir sus promesas electorales. Si la única diferencia entre la campaña “oficial” y la “no oficial” es que se puedan decorar las paredes, los árboles, los plafones y demás objetos de mobiliario urbano con carteles pagados por todos nosotros, en los que nos sonríen las falsos salvadores de la patria con sus patéticas caras (retocadas en la mayoría de los casos con herramientas de edición gráfica), pues sinceramente no entiendo nuestra ley electoral. Dejémonos de formalismos, de leyes que nadie cumple, de normativas electorales y demás sandeces, cuando aquí todo el mundo hace lo que le rota, cuándo y cómo quiere. Si hay que reunirse con terroristas para arañar votos, pues adelante. Si hay que vigilar al contrario contratando detectives privados, pues por qué no. Si lo útil es tirar de hemeroteca, de hechos acaecidos hace tiempo y hasta prescritos, para echar un poco de mierda sobre el contrario, pues vale. Si hay que irse a comer o cenar con determinados jueces para asegurarse su apoyo en sucias maniobras electorales, pues adelante. ¿La división de poderes, para qué la queremos? Si hay que mentir a diestro y siniestro sabedor que no se demostrarán las mentiras hasta que las elecciones hayan acabado, pues divirtámonos mintiendo, que es gerundio. Esto es la guerra por el sillón, por las prebendas, la obsesión de los “representantes del pueblo” por llegar cuanto antes al mínimo legal requerido para disfrutar de una pensión vitalicia. Lo demás, mentiras como una olla.

Poca diferencia hay, por desgracia, entre nuestro sistema democrático y su sistema electoral y cualquier “reality show” o programa de telebasura. Se trata de vender humo, de soltar mentiras, cuan más exageradas, mejor; de sorprender, entretener y manipular a la gente como si se tratara de un juego más, de un show televisivo, de darles carnaza para que caigan en la trampa de votar, que se sientan partícipes de un proceso que no es nada más que un montaje para que los de siempre, los políticos profesionales, obtengan su certificación, refrendada por el voto de los tontos ciudadanos, y puedan seguir unos cuantos años más viviendo del cuento.

No descubro nada nuevo con todo lo dicho antes, grandes escritores, columnistas, pensadores y filósofos, lo han descrito en el último siglo y medio de esta o de mucha mejor manera. Todo es un cuento para mantener al pueblo atontado y hacerle creer que participa realmente en las decisiones trascendentales que afectan a la sociedad, a la convivencia, al futuro del ser humano, al bien de su patria o a la limpieza física y social de su barrio. Y un carajo. Igual tiene razón el escritor Sergio Fidalgo, que ha decidido dar su voto a un partido de “frikis”, el CORI, ya que en su opinión los “frikis” de verdad ya están en el poder. Igual no. Tiene toda la razón del mundo.

miércoles, 27 de octubre de 2010

La farsa de cada año

Por repetitivo al final casi todo acaba cansando. Salvo temas excepcionales y trascendentales, como pueden ser la fe, el amor, el matrimonio, la amistad, la paternidad (aquí por desgracia hablo de oídas) o la camaradería real, el resto de hechos en la vida de una persona van perdiendo su encanto conforme se convierten en una rutina que se realiza por inercia, sin apetencia de ningún tipo.

Y la peor de estas rutinas, en mi opinión (nada de humilde opinión: es la mía y de humilde tengo bien poco), es la gran farsa de las elecciones: las promesas, las urnas, los sondeos, las papeletas, los debates, los insultos, la publicación de trapos sucios a diestro y siniestro, el gasto en publicidad, la omnipresencia en los medios de frikis, mentirosos profesionales, corruptos de nacimiento, analistas de tres al cuarto, periodistas analfabetos funcionales o completos y popes de la libertad, igualdad y fraternidad, sumado al resto de parafernalia “democrática” que rodea estas repetitivas y totalmente inútiles escenificaciones de un proceso que ni es democrático, ni aporta nada al bien común, ni soluciona los problemas de los seres humanos., me dan cada vez más asco.

Y más aún por suceder en mi patria, en España. El nivel intelectual de esta, en otros tiempos gran nación, ha quedado reducido a un mínimo tan exiguo que sinceramente da vergüenza ser español. Si comparo lo que sucede en el día a día de España con lo que pasa en otros países, por ejemplo en Alemania, en muchas ocasiones me pondría a llorar. No hay ni punto de comparación en nada, pero en absolutamente nada, entre España y un país civilizado, culto y preparado para avanzar en la evolución del ser humano y de los sistemas que rigen nuestra convivencia.

La inmensa mayoría de la sociedad española es chabacana (no por ser esto una lengua que se habla en algunas ciudades filipinas, sino por grosera y de mal gusto; véase la Real Academia), ruin, inculta, viciosa, simplista, analfabeta, egoísta, sucia física y mentalmente y encima mal educada.

Esto queda reflejado en cualquier índice, rating o kpi (como gusta llamarse hoy en día a los ratios de gestión de cualquier tipo) que se publican sobre nuestro país; los programas de televisión que se ven, los rankings de taquilla de los cines, los libros más vendidos, el nivel de nuestras universidades, el porcentaje de aprobados en los colegios, el porcentaje dedicado a la investigación, etc. etc. etc.

Para que seguir. Es algo que sabemos todos (todos aquellos que leemos esto y no somos parte del grupo antes citado). La reserva espiritual e intelectual de España.

Y a pesar de ello, inasequibles al desaliento, amigos, conocidos y camaradas, insisten en la ilusión, en la lucha, militan en partidos, se preparan para las elecciones, asisten a mítines, colaboran en el redactado de programas electorales, en definitiva, sueñan con una España mejor. Benditos ellos que aún creen.

Adelante amigos. Seguid en la lucha. A mí me cuesta cada vez más. Solamente veo la farsa de cada año.

martes, 19 de octubre de 2010

Por la Hispanidad, el Camino

Nota previa: En este artículo combino mis anotaciones tomadas durante el Camino, en cursiva y otro color, con comentarios posteriores. Estas notas son literales, por lo que su “nivel” deja mucho que desear, pero prefiero mantener la espontaneidad de estos apuntes que manipularlos a posteriori en un afán de parecer mejor escritor. Que tampoco lo soy.

Y me permito empezar con estos versos de Alberto Cortez. Como introducción encajan a las mil maravillas:

Prefiero más que llegar,

pensar que ya voy llegando.

Andar por andar andando;

caminar por caminar.

Pues aquí estoy, de nuevo en marcha buscando lo desconocido en mi tramo anual del Camino de Santiago. Y ya van 11 años “andando por andar”, como tan bien expresa el verso anterior. Y mucho ha llovido desde el tramo que hice con mi compañero de siempre en Mayo de este mismo año. De calendario han sido pocos meses, pero vivencias y experiencias, muchas de ellas desagradables, han ocurrido tantas que me siento como si hubieran pasado años, que no lustros. Como si estuviera llegando a un final no deseado, como si el tiempo estuviera corriendo demasiado deprisa, con las agujas barriendo la esfera del reloj en un sin parar y el precipicio de la meta acercándose inexorablemente.

De entrada empiezo el Camino por primera vez solo; las circunstancias no han permitido que me acompañara una amiga y tampoco he sido capaz de atinar con mis compañeros de siempre y compartir con ellos esta experiencia que llevamos viviendo juntos tantos años. Me comprometo a poner un poco más de empeño el año que viene, y si Dios quiere volveré a estar arropado por su ahora tan añorada compañía. A buenas horas.

7-10-2010 Tui-Porriño

Por primera vez voy sólo. El vuelo perfecto, aunque me ha llamado mi padre que está de urgencias. A las 9.15 cojo un autobús del aeropuerto a Vigo. Ya he contactado con un belga, valón. Y me parece que hay otra pareja, pero estos han cogido un taxi. A la aventura.El belga sigue otra ruta en la ciudad con sus “chuletas” de colegio, minúsculos papelitos con anotaciones por ambos lados. Me bajo antes a indicación de un lugareño y llego clavado al bus a Tui. 2,95 Euros y 45 minutos por delante. Está lloviendo bastante y en el bus, que cubre la ruta Vigo-La Guardia, suena por casualidad la canción “Mil Calles”, del grupo La Guardia. Desconozco si se trata de un guiño de la conductora o de una casualidad.

A las 11.45 empiezo a andar bajo una lluvia persistente, y a la 1 paro en Orbenlle, compro por puro impulso una pañuelo de la Asociación de Amigos del Camino local, como un bocata de queso y lomo y ya se monta un grupo. Hay 3 alemanes (parejta y chica), 1 austríaca y otro guiri, americano. Ha sido un trozo bonito, a pesar del mal tiempo. Por el camino me vuelvo a encontrar a la pareja española, creo que son padre e hija, pero no son muy habladores.., ya veremos. Seguimos. Paso casi sin mirar los 7 km de polígono industrial y a las 14.30 llego al Albergue. Hay mochilas de 2 chicos que han ido a comer, según la hospitalera (una chica encantadora, vaya diferencia con la de la tarde). El Albergue está correcto, 5 euros, nuevo precio oficial de la Xunta, que incluye fundas para almohada y colchón desechables. Ducha y a esperar a los demás y a que abran las farmacias. Ya me empiezan a doler los pies, y solamente he hecho 15 km.., tendrán razón los que me llaman abuelo. “Footprints for Peace, Pisadas por la Paz”. Ya sé de qué va el yanqui. Son de una ONG que se dedica a realizar marchas por la paz por todo el mundo, subvencionados con 5 euros diarios, ONG que se fundó para protestar por la guerra de Afganistán. Las conversaciones prometen. A ver cuánto tardo en preguntarles por la Sarah Palin y el Tea Party. Mi pregunta inicial va directa a la yugular: “¿Y esto de andar por la paz, da resultados?” La respuesta, impagable: “A mí me va bien, estoy en paz conmigo mismo”(y vivo como un rey, añadiría yo). Por cierto, el yanqui es clavado a John Lennon, aunque ella más que a Yoko Ono se parece a Miss Piggy. Los alemanes montan cena a base de pasta y me invitan. Aporto olivas y cervezas. Se llaman Jürgen, Chirstine y Lena. La pareja es de Lörrach y Lena de Mainz. Cena clásica de albergue y entre charlas sobre Alemania, el Schwarzwald (la Selva Negra), Freiburg, el Dreisameck (edificio ocupado en el 1978) y la época de ocupación de casas en Freiburg (que diferencia entre dichas ocupaciones y el asqueroso movimiento ocupa actual que pulula por Barcelona.) Lena decide que me apodarán Ernie. Como no.

Sigue Cortez cantando:

Ir conociendo de a poco

al más cuerdo y al más loco

y al que le da por volar.

Volar con el pensamiento,

que al oír cantar al viento,

del viento aprende a cantar.

Después de este primer día empiezo a tener mis dudas. ¿Seré yo el más loco o el más cuerdo? ¿Podré insistir en mi frase clásica de que “soy el más normal de la mesa”, o será todo lo contrario? Chi lo sa.

En cualquier caso el día ya ha traído las primeras anécdotas para recordar. Por ejemplo encontrarme en este rincón del mundo a personas que conocen Freiburg, pequeña y acogedora ciudad alemana en la que pasé 2 importantes años de mi vida. Y el tema de la ONG americana, impagable. Me ha costado bastante no entrar a trapo y enfrascarme en una discusión con el americano. La simpleza e ingenuidad, o mejor dicho, lo caraduras y falsos que son estos nuevos hippies de hoy en día, que confunden y utilizan ideales como libertad, igualdad o paz para vivir del cuento y que son capaces de seguir las flechas amarillas sin perderse, de encontrar bares hasta en las más pequeñas aldeas, pero que luego son negados a la hora de entender un cartel en el que pone “duchas”, me ponen muy nervioso. Me acuesto con la tranquilidad de que la soledad no me va a afectar demasiado. Aunque sigo echando de menos a los míos. Enfrentarte solo a tanto desconocido sin poder comentar nada con alguien de confianza es una tarea ardua, por novedosa.

8-10-2010 Porriño-Redondela

Mala noche, dolor en el pie, picores y ronquidos. A partir de las 6 ya estoy desvelado y en cuanto oigo movimientos me levanto. Tengo el pie izquierdo cascado e hinchado, a ver qué tal se me da andar. Les dejo una nota a los alemanes y a las 7.30 me pongo en marcha. El trozo es asqueroso, por carretera en obras y con la linterna en rojo intermitente todo el rato. Bastante peligroso. Tomo un café, adelanto a todos, y en Mos (5 km) coincido con el de ayer, el deportista madrileño. Pretende seguir hasta Pontevedra, suelta un “ojalá aguante el tiempo” mientas cojo unos higos y a las 10 minutos empieza a diluviar. Vaya con las predicciones del madrileño. Capa y a seguir. A las 10:30 ya entro en Redondela, pero paro en el primer bar a desayunar y a hacer tiempo, ya que está cayendo la del pulpo. Los demás lo tienen claro, ya que en el tramo no hay nada abierto ni sitio para resguardarse. A ver cómo llegan. El diluvio sigue, estoy casi una hora en el bar desayunando y van llegando varios peregrinos, el “raro” señor mayor con los 2 chicos (parecen del proyecto Hombre, el monitor y 2 alumnos en tratamiento) y otra pareja desconocida. A las 11 y media tiro hasta el Albergue, pone que abre a la 1. Espero que sea verdad. Albergue OK, hablo con los 2 del señor mayor, simpáticos, y me voy a comer algo (plato combinado huevos y lomo en el bar de al lado). Ha llegado todo el mundo, menos los 3 alemanes, que igual han seguido. Paso la tarde entre paseos bajo la lluvia, orujos y charlas. Conozco a las hermanitas de la caridad, Pili y Mili (Patricia y Maria José), y por la noche hay un poco de fiesta y discusión con los holandeses (hacemos demasiado ruido, empiezo a largar demasiado y me meto con todos. Sinceramente me he pasado un poco con la bronca). Baja una chica a quejarse del ruido, tapándose como puede, y el alemán obseso se queda clavado mirándola, y diciendo que lleva Viagra. Vaya impresentable. El yanqui tiene 67 años. Casi nada. Los mismos que debe de tener su camisa india americana. Solamente lleva una y cada noche la airea un poco. Y no le hacen falta ni pinzas. Se mantiene en pie sola. Me hacen una foto con él, a ver si me la mandan. Al final, después de la discusión con la holandesa que se cree un ser superior nos vamos a dormir a las 22.30.

Dice Cortez:

Ir en busca de la rosa

más codiciada y hermosa

que me pueda imaginar.

Si no la encuentro enseguida,

me queda toda la vida

para poderla buscar.

Las primeras anécdotas no han tardado en caer. Como suelo comentar a todo el mundo cuando vuelvo del Camino, se trata de una verdadera prueba de fuego. Los que con posterioridad lo han hecho siempre me han dado la razón: el Camino es un reto que consigue sacar de cada uno tanto lo bueno, como lo malo. El esfuerzo, el dolor, la soledad, el hambre, el frío,el ansia de llegar y poder ducharte (exceptuando en este punto al yanqui y a algún personaje más que hemos ido viendo en estos últimos años), consiguen que del carácter de cada persona emerjan los sentimientos más egoístas, de pura supervivencia, en paralelo a los altruistas, a las ganas de ayudar al prójimo. Un difícil equilibrio que vivo en mi propia piel cada año. Soy capaz de lo mejor, de desvivirme por ayudar a un extraño perdido por la montaña, de hacer de traductor para un extranjero que es capaz de ponerse en marcha sin conocer ni una palabra de nuestro idioma, hasta gritar en voz alta a alguien por quejarse de que estaba haciendo ruido. O de pelearme con amigos del alma por sandeces, por lo buena que esta la tapa en el bar de al lado o por el origen o significado de un monumento. Lo que ha colmado el vaso en esta ocasión ha sido el alemán de marras. De entrada, por aquello de la afinidad en el idioma materno, me ha entrado bien, hemos conversado un poco sobre detalles de los albergues, del tramo recorrido, pero al rato ya le he notado su tendencia a mirar a todas las chicas que pasan, hasta que ha saltado con su historia de que viaja con viagras, que aún es potente a su edad y sandeces similares. ¿A mi edad, con mi manera de ser, tengo que aguantar a espantapájaros como este? ¿Los diez o más caminos que ha hecho, por lo que ha contado, se han limitado a calmar su libido y molestar a jóvenes peregrinas con sus impertinencias? Hay cosas que no entenderé jamás. Y esta es una de ellas. Esta obsesión por lo material, por lo físico, por lo perverso, en una persona mayor, de 75 años, me saca de quicio. Vaya manera de mancillar un Camino secular, un recorrido en el que debería prevalecer lo espiritual y que conforme pasan los años se está convirtiendo en una ruta turística más, abierta a cualquier desgraciado que no tiene nada mejor que hacer con su tiempo libre. Con la de destinos que hay en el mundo. Y hasta la Xunta Gallega ha tenido la osadía de proponer que el Xacobeo, el Año Santo, se alargue un año más por intereses económicos. Lo que faltaba. Quitarle el último vestigio religioso y de tradición a esta ruta y convertirlo en un circo comercial patrocinado por alguna marca conocida y exprimirlo para sacar pingües beneficios está a la vuelta de la esquina. Suerte que la Iglesia ha plantado cara y se ha negado rotundamente. Las tradiciones hay que respetarlas. Son lo único que mantiene viva a una nación. A ver lo que nos duran (tanto las tradiciones como la nación, que ambas están en peligro).

9-10-2010 Redondela-Pontevedra

Es sábado. A las 6 ya se empieza a mover la gente, ya las 6.30 estoy listo para salir, y, para variar, sin un duro. Que mal me planifico. Suerte que al final de etapa veré a Antonio. Andamos juntos, Pepe, Sergio y Jaime (canario). En el Viso nos perdemos por la falta de luz, pero al final, a las 9.30 estamos en Arcade-Pontesampaio. Compran bocatas para comer (yo tengo la empanada que dejaron ayer las hermanitas), vino y cerveza y paramos a desayunar. Por ahora aguanta el tiempo. Sale un vecino y nos ofrece vino (por si no tenemos). Gente encantadora. Nos juntamos con las hermanitas y con sol hacemos una bonita etapa. A la 1 en punto hemos llegado sin problemas, ducha y a casa de Antonio. Las chicas quieren seguir.., igual hay suerte y las volvemos a ver antes de Santiago. Paso una tarde encantadora con Antonio y sus hijas, confidencias, soporte económico, Iphone, conservas de Cariño L a Pureza (delikatessen), educación sobre redes sociales a la hija mayor, y luego aún vamos a dar un paseo y tomamos un helado. Vuelvo al albergue y me voy con los 3 a tomar unos vinos. Un buen albariño. Aparece el resto de la familia de Pepe y a las 10 vamos a dormir. Ha sido un gran día.

Pocas notas he tomado en esta etapa. Señal clara de que la he disfrutado tanto que no he perdido tiempo en anotar más detalles. Lo sorprendente y bonito del Camino se ha vuelto a producir. Llevo solamente 3 días andando, a Sergio, Jaime, Pepe y las hermanas los acabo de conocer, y ya se creado una afinidad difícil de encontrar en otras situaciones. Y tiene su fácil explicación: si te pones a pensar cuanto tiempo pasas con tus amigos en la vida normal, en tu casa, te salen muy pocas horas. Como mucho 3 o 4 horas semanales con aquellos a los que realmente sueles ver. Eso daría unas 15 horas mensuales y unas 160 anuales. Pero en el Camino compartes las 24 horas del día, incluyendo las 6 u 7 horas de teórico reposo interrumpido por ronquidos, risas, paseos al baño o impertinentes que no te dejan dormir. Lo que significa que después de 3, a lo máximo 4 días, has estado más tiempo con tus compañeros de Camino que lo que ves a tus mejores amigos durante muchos meses. Aparte de la unión que florece cuando se comparten sufrimientos y placeres, paisajes soleados y chaparrones, conservas y vinos de la tierra, sonrisas cómplices y encuentros sorprendentes. Y es que la llegada a Arcade, la vista de la ría, el cruzar el histórico puente de Pontesampaio recordando la victoriosa batalla contra las franceses, el parar a comprar un poco de pan en una tienda que no abre hasta las 10 de la mañana y en que la señora más bien parece un perro gruñón que otra cosa, el sentarte en un recodo del camino y recibir el ofrecimiento de vino del primer paisano que pasa, todo esto une. Y mucho.

Y Cortez sigue diciendo:

Ir evitando espejismos

y mirar lo que yo mismo

sea capaz de mirar.

Con el ánimo despierto,

no se confunde el desierto

con las arenas del mar.

10-10-2010 Pontevedra-Caldas de Reis

A las 6 en pie, café de la máquina y casi listos para salir. De la noche prefiero no hablar, ha habido mucho jaleo, ruido de grupos con asistencia maleducados, etc. Las cosas que suelen pasar, pero hoy ha sido especialmente desagradable. La etapa muy bien, Sergio y Pepe se la conocen, muy buen tramo y paramos en Sanamaro (aquí han dormido las chicas) y desayunamos la excelente ventresca, pan casero y albariño. Es el mismo sitio donde en el 2004 se paró Protección Civil para ofrecernos ayuda. Seguimos y al rato nos separamos, yo me voy a Caldas y los demás a su pueblo, que está al lado, Baliñas. En Caldas vuelvo a coincidir con las chicas, aunque seguirán, Por el camino me han ido contando las mentiras del venezolano de 23 años. 3 carreras, secuestro, marihuana, etc. etc. Para la edad que tiene ha vivido mucho. Un poco charlatán, diría yo. Me vienen a buscar y vamos a una taberna en Baliñas. En Galicia las tabernas son tiendas de comestibles con barra incorporada. Albariños muy buenos. Luego a su casa, alucinante. Me enseñan donde hacen el vino, explicándome el proceso, y comemos en una rústica sala con la abuela de 90 años, cocido gallego, todo para morirse. Regado todo con su propio Albariño, que resulta ser, según Sergio, el mejor del mundo. A mí me sabe a gloria. Después de horas comiendo, risas y gente increíble, dulces y degustación de diferentes tipos de orujo casero. El no va más. A las 6 Sergio y Jaime me vuelven a acercar a Caldas, y hacemos una sesión de piernas en remojo en el lavadero de aguas termales. Empieza a llover y cargo una secadora con otra gente del albergue, que está a reventar. Cuesta más la secadora que dormir. Hemos quedado al día siguiente a las 7.30. Mañana toca Padrón, pulpo y pimientos, y pasado Santiago. Esto está pasando demasiado deprisa.

Genial. Así resumo este día. La etapa en sí ha sido bonita, con buen tiempo, bellos paisajes, desayuno redondo, pero lo que realmente ha sido espectacular ha sido la invitación a Baliñas, pequeño pueblo o aldea situado a unos 8 km de Caldas de Reis. La sana envidia que he sentido al verme rodeado de una familia al completo, sentado en una rústica sala, con un hogar ardiendo al fondo y disfrutando de un cocido gallego con todos sus complementos, no se puede describir. Para un urbanita como yo, que tiene idealizado el mundo rural, ha sido de nuevo la confirmación de que estamos echando a perder gran parte nuestra vida en la gran ciudad, con el consumismo estéril e inducido, el frío de la masa desconocida que te rodea y la soledad de espíritu

que todo ello genera. Cosas tan simples como que te expliquen el proceso de creación del albariño, como ver gallinas paseando a tu lado, como entrar en una taberna y ser recibido como uno más, sin tener que aguantar preguntas de quién eres o adónde vas, de sentirte cobijado bajo el manto de una familia normal y corriente, sana, saludable, abierta, de escuchar historias de una entrañable abuela, rompen con la pana. Imaginaros lo bien que estuve que al volver a estar sólo por la noche en el albergue me sentí más perdido que Zapatero ante un balance económico o que Bibiana Aido ante un libro de gramática. Un día así compensa muchos meses de trabajo. Y muchos kilómetros caminados. Y por eso acaban así mis apuntes del día, con un “esto está pasando demasiado deprisa”. Señal inequívoca de que ha sido un día inolvidable.

11-10-2010 Caldas de Reis-Padrón

A las 6 me levanto, como casi todos. Café y mensajito a Sergio.., se ha dormido, pero a pesar de ello a las 7.30 llegan y salimos. Se ha incorporado la cuñada de Pepe, creo que se llama Mariló. La Etapa es preciosa. Por suerte adelantamos a la mayoría de turigrinos que van con coche de apoyo, entre ellos 2 locos andando estilo marcha atlética y pareciendo patos mareados. Desayunamos en un sitio encantador, con bancos de madera sobre un riachuelo, atún, sardinas, anchoas, mejor pan y el mejor albariño del mundo. Tenemos al lado a Protección Civil que va sellando a los que pasan, y mientras desayunamos pasan 2 grupos de conservación de la naturaleza a caballo. Llegamos sin novedad a las 12 a Padrón, y nos sentamos delante del albergue para asegurarnos camas y que no se las lleven los cutres maleducados. El Albergue es perfecto, un antiguo corral restaurado que bien parece un parador. Comemos pulpo, pimientos del lugar y bueno albariño. Me invitan a comer, un gran detalle (uno más). Luego nos pegamos una buena siesta, mientras van llegando muchos peregrinos que van desviando a otros sitios. El albergue está a tope desde la 1, y solamente tiene 26 plazas. Aparecen 2 chicas con sus perros, pobres. Ayer mismo leí un artículo de un veterinario sobre lo malo que es para los animales llevarlos al camino. Les comento a las chicas que ellas han podido elegir esto, pero que sus perros no tienen ninguna culpa. Tampoco me hacen mucho caso. Encontramos una tienda en liquidación con ofertas increíbles, compramos polos, camisetas y alguna tontería más. Visitamos el pedrón, el cura con cara de borrachín y con ganas de hablar nos regala una estampita y nos hace besar una reliquia, y luego cenamos en el mismo sitio, jamón asado y esta vez un Ribeiro que no tiene nada que envidiar al Albariño de marras. Nos ha acompañado Paula, hija de Pepe, una chica encantadora. A las 10 nos vamos a dormir, es la última noche.

Poco puedo comentar. El resultado palpable del genial día anterior, tan familiar, tan acogedor, es que me siento bien. Conmigo mismo, con el mundo y sobre todo con los compañeros de Camino que he tenido el placer de conocer. Los dolores en los pies se convierten en anecdóticos, las subidas y bajadas en simples detalles de un placentero avanzar, sin ganas de llegar al destino. El secreto del Camino, ese detalle inexplicable que por mucho que lo relates, o lo describas nadie puede entender hasta que no lo ha vivido en su propia piel.

(Sigue Cortez)

Sin ancla, timón ni remo,

de un extremo al otro extremo

del mundo poder vagar.

No como el viejo molino,

que recorre su camino

siempre en el mismo lugar

12-10-2010 Padrón-Santiago

Hoy es el día de la Hispanidad. A las 5 empieza el ruido y a las 6 ya estamos listos esperando al resto de familiares Rial. La etapa se convierte en la más dura de todas, excepto el gran desayuno en Teo, pan casero, vinos que han traído los nuevos, queso y mejillones en salsa gallega. Seguimos andando y cada vez hay más gente, hasta que rodeados por una masa creciente de gente llegamos bastante cascados a la 1 a la catedral de Santiago. Entrar en la catedral o ir a por la Compostelana es misión imposible, hay colas interminables. 2 se van a por lo coches (entre ellos una prima/tía bióloga que pronto se va a embarcar en el Hespérides para realizar el viaje Rio de Janeiro – Ciudad el Cabo). Vaya diferencia de entrada a Santiago: desde el Camino Francés es bajada, verde, y desde el portugués es todo subida, por asfalto y dando vueltas inútiles a los alrededores de Santiago. Tendrían que repensarse esta entrada. En cualquier caso evitaré en el futuro llegar en cualquier fecha señalada a Santiago. La magia desaparece y solamente de seas irte cuanto antes y volver a estar rodeado de tranquilidad, naturaleza y buenos compañeros. Después de unas cervezas intentando aprender a decir Unha, me vuelven a invitar a su aldea a comer capón (supongo que no será el gallo que despertó a Jaime). Al salir el tema de Allianz otra casualidad de la vida: el marido de Mariló es primo hermano de Rosa Romay , la mujer de José Peiteado Fandiño, delegado de Allianz en Vigo. Qué pequeño es el mundo. La comida, de nuevo flipante. El entorno, la gente, las empanadas, el pollo de corral, pimientos de Padrón caseros…, vinos, de todo un poco, y al final dulces a mansalva, queimada y conjuro que recita la prima bióloga. Mágico. A las 8 me dejan en el aeropuerto. Quien pudiera seguir caminando en vez de pasar ahora (por los retrasos), 6 horas tirado en el aeropuerto, muerto de frío, triste y vacío. Como cada año. La meta del camino es andar. Siempre adelante.

Como siempre, al final, la depresión. Y encima sabedor que los encuentros en el Camino son fugaces como las estrellas en el firmamento y que solamente el destino puede depararte un nuevo encuentro. O no. En mis manos está. Pero lo que queda, lo que perdura, es eterno. Los recuerdos, las fotos que espero recibir pronto, y este pequeño relato. Muy largo para los que no han compartido estos 5 días de Camino y muy corto para describir de forma fehaciente todo lo vivido, sentido y soñado. El año que viene, Dios mediante, volveré a calzarme las botas. Y volveré a andar por estas tierras de España que cada día me enamoran más.

Prefiero más que llegar,

pensar que ya voy llegando.

Andar por andar andando;

caminar por caminar.


P.D..: A Sergio, Jaime, a Pepe y a toda su familia, a las hermanitas de la caridad y a Antonio, muchas gracias por todo. Ha sido un placer conoceros y compartir estos pocos días con vosotros. Que os vaya lo mejor posible en vuestra vida.




viernes, 17 de septiembre de 2010

El principio del final

Todo está oscuro, aún no entra luz alguna en la casa

las ventanas están cerradas, pero no ha cambiado mucho

todo sigue ahí donde estaba antes

aunque sólo y abandonado.


Los malos tiempos también me pueden hacer perder la cabeza

quiero volver a ver el sol

busco pero no encuentro ninguna foto tuya

de otra manera no lo aguantaré


El principio del final es que nada se olvida

el reloj que ya no marca la hora indica que algo ha terminado


Me voy al coche a buscar la maleta

y me doy cuenta que el jardín está muy dejado

entro y cierro la puerta tras de mí

Es casi como antes, pero sin ti.


Los malos tiempos también me pueden hacer perder la cabeza

quiero volver a ver el sol

busco pero no encuentro ninguna foto tuya

de otra manera no lo aguantaré


El principio del final es que nada se olvida

el reloj que ya no marca la hora indica que algo ha terminado


Versión libre de la canción de Nena "Der Anfang vom Ende"

jueves, 2 de septiembre de 2010

El último torero

Por fin había llegado el ansiado día. O por desgracia. Miguel tomaba hoy su alternativa en la plaza de Toros Monumental de Barcelona, apadrinado por el héroe de las dos últimas temporadas taurinas en nuestra ciudad, Serafín Marín y teniendo como testigo a Enrique Guillén. Vaya dos figuras que le habían caído del cielo. Serafín, amigo suyo desde hace años y compañero de fatigas en la Escuela Taurina de Cataluña, era sin duda el exponente máximo de lo que había soñado Miguel desde pequeño. Persona humilde, nacida en Montcada i Reixach, lo dio todo desde su infancia por su máxima ilusión: ser torero y sobre todo serlo en su ciudad natal, en esta Barcelona antes tan taurina y ahora abocada a la decisiones del arbitrario poder de gente inculta, tan poco respetuosa con la historia y la tradición secular de nuestra fiesta y fanatizada por las ruidosas minorías y los políticos de siempre. Cuantas tardes habían pasado juntos en la escuela de Hospitalet, y cuantos buenos consejos le había dado durante su etapa de formación en esa gloriosa escuela que en su día fundaran Luis Alcántara y sus amigos. Y qué decir de Enrique Guillén, el último torero que tomó la alternativa en Barcelona. A Miguel ya le entraban mareos solamente al pensar en que se iba a convertir, con toda probabilidad, en el último torero que debutara en Cataluña, y por lo tanto en el sucesor de Enrique. ¿Daría el callo? ¿Estaría a la altura de lo que significaba esta herencia y de lo que le iba a pedir el público? ¿O acabaría corriendo delante de los fanáticos de siempre sin siquiera tener el derecho a defenderse como sí pudo hacer en su día Enrique dándole un par de mamporros a cuatro chalados de Esquerra?

Todos estos pensamientos daban vueltas y vueltas por la cabeza de Miguel mientras apuraba el almuerzo. En la habitación contigua oía los comentarios de su madre y su hermana, que estaban preparando su traje, y cuando en algún instante callaban, algo harto difícil, le llegaba un ligero rumor del rosario que estaba rezando su abuela en la pequeña terraza que daba a la calle Barcelona. Su padre, como no, había bajado al bar, sede también de la peña taurina del barrio, para “calentar motores”, como lo llamaba él. Es decir, para tomarse un par de cañas con sus amigos y calmar así sus nervios y su sed. Tampoco hacía nada malo. Si no fuera por su ayuda y sus sacrificios durante los últimos años jamás hubiera llegado este momento. Miguel aún recordaba el día en el que sus padres vendieron el coche para comprarle el traje de luces. Por lo que les dieron por su SEAT Toledo compraron lo mínimo, y no todo de primera mano. La chaquetilla, la taleguilla y las medias eran nuevas, pero tanto el corbatín, como la montera y el capote de paseo habían pasado ya por diversas manos, pero a base de remiendos y mucho cariño, sobre todo por parte de su abuela, relucían como si los hubieran traído directamente de alguna tienda de Sevilla o de Pamplona. Y eso que según los políticos no había crisis y Cataluña y España iban muy bien. Sería para ellos, porque en la familia de Miguel habían pasado de vivir relativamente tranquilos a sufrir cada fin de mes y hasta a tener que vender el coche que recibió su padre como parte de la prejubilación de la SEAT. Y todo por comprar su traje de luces. En el fondo Miguel se sentía un poco avergonzado. Ojalá le saliera una buena faena y pudiera devolver a todo su familia los favores y sacrificios con alguna oreja y una opípara cena en Casa Leopoldo, o en el bar de abajo. Que a su familia tampoco se le caían los anillos por comer en un local humilde. Lo habían hecho toda la vida.

Sus pensamientos quedaron interrumpidos al abrirse de repente la puerta del piso y aparecer su padre. “Venga familia, apurad que nos vamos. Que ya tenemos a la Guardia Urbana esperando abajo”. El ayuntamiento de Barcelona se había prestado, sorpresivamente, a cederles una pareja de policías para escoltarles hasta la plaza, y en el fondo estaban bastante agradecidos, ya que en los últimos tiempos, sobre todo al final de la anterior temporada, se habían producido bastantes incidentes con los violentos de la Plataforma Antitaurina. No contentos con haber conseguido la prohibición de las corridas en Cataluña en el 2010, estos se habían dedicado los dos últimos años a atacar cualquier vestigio del mundo taurino en nuestra región, asaltando peñas, liberando novillos y toros de diversas ganaderías y hasta poniendo una bomba incendiaria en las taquillas de la Monumental en la última corrida de la “Feria de la Libertad”, antes llamada de la Mercé, del año anterior. Vaya contradicción, pensaba Miguel. Una feria llamada “de la libertad” atacada por unos energúmenos al grito de “libertad para los toros”. En el fondo era para echarse a reír, si no fuera por la gravedad de la situación. Esto ya eran palabras mayores. De los actos de protesta en los años 2009 o 2010, que se limitaban a cuatro cánticos y a una mínima exhibición de banderas, los “anti” habían pasado a la acción directa y violenta, encima tolerada por la autoridad, asustando, persiguiendo y agrediendo a todo lo que rodea el mundo del toro y que olía a España. Pero Miguel no tenía miedo. Ni a los antitaurinos, ni a los toros. Lo único que le preocupaba en este momento era llegar cuanto antes a la plaza y pisar el ruedo. “Vamos mamá, cierra la ventana y dile a la abuela que deje de rezar, que nos vamos. Ya rezará esta noche en la parroquia, que para eso está”.

Miguel se sentó en el asiento de atrás del taxi junto a sus padres. Los dos motoristas de la Guardia Urbana abrieron la marcha y con las luces encendidas enfilaron el camino hacia el centro de Barcelona. Varios coches de los amigos de su padre les seguían, y en ellos viajaba el resto de la familia. El padre miraba de reojo a su hijo, y Miguel hacía lo mismo con su padre, pero ambos callaban. Vaya nervios que le estaban entrando. Si por lo menos estuviera su abuela podrían seguir el rosario con ella, aunque seguro que les costaría bastante. Aunque seguían asistiendo a misa los domingos el tema de las oraciones les iba un poco grande a los dos. “Si salgo triunfal de esta prometo aprender unas cuantas oraciones” se dijo a si mismo Miguel mientras giraban por la calle Badal para ir a coger la Gran Vía. El poco tráfico les permitió llegar en pocos minutos a la confluencia de la Gran Vía con Marina. Todo parecía bastante tranquilo, aunque en el lado montaña se apreciaba un pequeño grupo de los antitaurinos con sus pancartas y sus tenderetes. En los últimos años habían encontrado el filón de oro y se dedicaban a vender de todo, desde camisetas y banderas hasta toreros en miniatura para hacer “rituales de vudú”, como constaba en las etiquetas. La Guardia Urbana les abrió paso y llegaron sin problemas a la entrada de la calle Diputación. En una de las terrazas del edificio de enfrente se apreciaba una gran pancarta con la inscripción: “Los Toros son Libertad”. Por lo menos uno está conmigo”, pensó Miguel. Al bajar del taxi se le acercó Pedro, su mozo de espadas. Su semblante no era que digamos de gran alegría, aunque intentara disimularlo. “¿Qué te pasa Pedro?” le espetó el padre de Miguel. “Nada señor, un runrún que tengo en el estómago y que no se me pasa”. Se dirigieron juntos al bar para refrescarse un poco. Tenían tiempo de sobra, ya que gracias a los urbanos se habían plantado en la Plaza en un santiamén. Esto de ir con escolta realmente era un chollo, pensó Miguel. Con lo que tardaba normalmente en atravesar Barcelona en el metro. Cuanto tiempo perdido en las entrañas de Barcelona sin ver el sol, que por cierto hoy resplandecía más que nunca. Un buen presagio, seguro. Porque el sol seguía siendo el mismo, pesara a quien pesara, y este sol había iluminado el albero de esta plaza durante más de un siglo. Y hoy le tocaba iluminarle a él en el día de su alternativa. El día más grande en la vida de cualquier torero.


Mientras su padre apuraba unas cañas en la barra, Miguel y Pedro se asomaron al ruedo. Se veía poca gente, aunque pancartas había para dar y regalar. Se veían de todo tipo, desde las ya clásicas de “Desde España con amor” que llevaban ya 2 años presidiendo el tendido cero hasta cosas curiosas como “L’ Europe catholique avec vous” y una en inglés con la frase “Hemingway lives”. Miguel se animó un poco. Seguía con esos temblores y ese frío en la nuca, pero por lo menos sabía que no iba a estar sólo. Si venían de Francia y de los Estados Unidos sería por algo. Sería para verle triunfar a él.

Venga hijo, a la capilla” le gritó su padre sin moverse de la barra. “Que ya toca”. Miguel se giro lentamente echando una última mirada al coso. Tantos años de espera, tantas ilusiones, tantas estrecheces y en estos dos últimos años tantos miedos, tantos insultos, tanta política. ¿Habría valido la pena?


En la puerta de la capilla esperaban su madre y su abuela. Su padre se las llevó del brazo y Miguel entró sólo. Hasta Pedro, su mozo, se quedó expectante en la puertezuela. Se arrodilló ante el crucifijo y las variadas estampas e intentó rezar una Padrenuestro. Le costó un poco empezar, pero al final le salió de corrido, como si de golpe su abuela se lo hubiera chivado por encima del hombro. Se santiguó y salió de nuevo. Pedro seguía ahí, con su semblante serio y cara de pocos amigos. “Pedro, cambia de cara de una vez, que esto no es funeral” le dijo Miguel, mientras avanzaban por el pasillo.

De pronto se oyeron unos gritos. Los dos se quedaron parados, mirando a su alrededor. No se veía a nadie, pero el ruido iba en aumento. “Fora, fora, espanyols assassins”. Mort al torero, visca el bou lliure”. Mierda, pensaron al unísono. Esto se complicaba. Aceleraron su paso para llegar de nuevo al bar. Sabían que ahí seguirían su padre y el resto de la cuadrilla apurando sus bebidas antes del gran momento. Pero al doblar la esquina se encontraron con una muchedumbre que gritaba de todo, histérica, enarbolando banderas de los antiaurinos, y hasta les acompañaban algunos encapuchados con bastones en las manos. ¿Cómo habían llegado hasta ahí? ¿Quién les había dejado pasar?


Miguel y Pedro se quedaron helados. Y de golpe los encapuchados les vieron. Intentaron retroceder por el mismo pasillo pero no había escapatoria. Por detrás de ellos se habían desplegado más elementos del grupo, y en un santiamén les rodeó una jauría de gente gritando, cual perros enfurecidos. “Si por lo menos llevara mi estoque”, pensó Miguel. Un primer golpe le hizo caer al suelo. La mirada se le nublaba y solamente alcanzó a ver como entre varios estaban apaleando a Pedro. “Una espasa, porteu una espasa oyó gritar, y con un ojo entreabierto alcanzó a ver el filo de una espada brillando bajo un rayo de sol que se colaba por una rendija. El rayo de sol le hizo recordar de golpe toda su vida. Ante sus nublados ojos pasaron imágenes del colegio, del trabajo, de su primera novia, de su primera capea en Tarragona, de la Escuela Taurina, de sus padres, de su abuela en la terraza y de las excursiones a Madrid en el SEAT de su padre. Miguel quedó tendido en un charco de sangre, mientras la turba se alejaba corriendo del lugar. “El último torero” pensó, mientras la sangre brotaba de su chaquetilla. De oro y rojo iba a hacer el paseíllo. Oro por el sol, rojo por la sangre.

martes, 24 de agosto de 2010

La verdad es de cada uno (que fácil es mentir)

Todos sabemos que la verdad absoluta existe, pero que cada uno la interpreta, manipula, deforma o cambia a su antojo. Un hecho es un hecho, inamovible, eterno, pero a partir de aquí cada persona, cada colectivo, cada historiador, y sobre todo cada partido o grupo de presión, se recrea girando la tortilla hacia el lado que más le conviene en ese momento. Y tampoco lo hace de forma definitiva, sino que va adaptando el cuento a las circunstancias, intentando sacarle todo el jugo posible.

No hay que rascar mucho para encontrar ejemplos que claman al cielo, basta con abrir cualquier diario, leer aleatoriamente una página web o aguantar alguno de los burdos y simplistas programas de televisión de máxima audiencia (lo de máxima sí que es preocupante), pero en estos últimos días hemos visto unos cuantos ejemplos que sinceramente son inaguantables.

Una de historia e ingleses: Como algunos (o muchos) sabréis el mítico Almirante D. Blas de Lezo y Olavarrieta, ilustre y victorioso marinero español, de las vascongadas, en concreto de Pasajes, ahora Pasaia, también llamado “Medio Hombre”, defendió Cartagena de Indias con solamente 3.000 hombres entre tropa regular, milicianos, 600 indios flecheros traídos del interior más la marinería y tropa de desembarco de los seis únicos navíos de guerra de los que disponía la ciudad, frente a 2.000 cañones dispuestos en 186 barcos bajo el mando del almirante Sir Edward Vernon con 23.600 combatientes entre marinos, soldados y esclavos negros macheteros de Jamaica y alguna tropa más. Pues el hecho fue que ganó Blas, venció España, y que el engreído almirante inglés tuvo que irse con el rabo entre las piernas. Eso sí, el pérfido inglés acuñó unas monedas conmemorativas de su “victoria”, en las que se podía ver a Blas de Lezo arrodillado dándole la mano en señal de entrega. Y así consta en los libros de historia de los ingleses. Pues Blas de Lezo ni se pudo arrodillar, ya que le faltaba una pierna, ni le pudo dar la mano, ya que también le había quedado inutilizada por heridas en anteriores contiendas , ni fue derrotado, ya que ganó la batalla con todos los honores, muriendo poco después a causa de las nuevas heridas sufridas. (lo anterior es un pequeño resumen de un brillante artículo de Arturo Pérez-Reverte en el XLSemanal del pasado domingo).

Una de separatistas y geografía: Como habréis podido leer en algunos medios de comunicación, el programa de TV3, la seva, “Temps d’Aventura”, ha puesto en marcha una acción que consiste en culminar los 25 picos catalanes del Pirineo más emblemáticos para conmemorar su politizada ascensión al Everest realizada hace 25 años. Pues ahora resulta que 2 de los picos que se van escalar, el Aneto, con sus 3.404 metros de altitud y el Vallibierna (3.056), que traducen a Vallhibierna, son aragoneses. Un pequeño “error”. Destapada esta mentira por el Heraldo de Aragón han corrido en cambiar el subtítulo del programa, añadiendo “i el Pirineu” al original, que se llamaba “Puja amb nosaltres un dels 25 principals cims de Catalunya”.

Una de guionistas de televisión: Bastantes de vosotros recordaréis la genial serie inglesa Fawlty Towers, Hotel Fawlty, hilarante comedia dirigida e interpretada por John Cleese, de los Monty Python. En este serial uno de los personajes principales es Manuel, el camarero del hotel, torpe, primitivo, corto y (en el original) de Barcelona. Pues en la versión que se emitió en Cataluña, por acomplejada y necia decisión de algún gerifalte o comisario político nacionalista, Manuel se convirtió por arte de magia en mexicano. Y para no ser menos, en la versión en castellano, desconozco que televisión autonómica la tradujo, lo convirtieron directamente en italiano. Penoso.

Y finalmente, una de fútbol: Estos ejemplos son similares al delito que perpetra la directiva del Español, partido tras partido, en lo que hace referencia a nosotros, los seguidores de nuestro histórico y amado Real Club Deportivo Español: ocultan nuestras banderas de España, silencian nuestros cánticos, nos impiden agruparnos o renovar, en definitiva, nos persiguen hasta la extenuación para vender una historia falsa, un nacionalismo catalán inexistente en nuestras filas, manipulado todo por sus propios intereses, que son egoístas, puramente económicos, rastreros y que tienen poco que ver con el espíritu familiar, deportivo, catalán y español que siempre ha reinado en nuestro Club.

Lo que decía: la verdad es de cada uno, qué fácil es mentir.

jueves, 5 de agosto de 2010

Mi Barcelona, ¿dónde está mi Barcelona?

No nos pilla de nuevo el ataque furibundo y políticamente manipulado a la Fiesta Nacional, es decir, a los espectáculos taurinos con muerte del toro, que hemos sufrido en estos últimos tiempos en Barcelona. No ahondaré demasiado en este tema, glosado ya de mil y una maneras y por ciento y un intelectuales, comentaristas, toreros, artistas, gente de bien todos ellos, en estas semanas que han pasado desde la prohibición decretada por esa inútil institución llamada “Parlament de Catalunya”.

Desde que tengo uso de conciencia o consciencia, sinónimos según la RAE, en mi ciudad natal, en mi querida Barcelona, siempre hemos vivido enfrentados aquellos que la consideramos parte intrínseca de España y de su historia, y los otros, los que sin rigor histórico, sin contemplaciones y sin otra ambición que arañar privilegios económicos, se han dedicado a desmontar una realidad irrefutable enfrentando a Barcelona y el resto de la región con la totalidad de España.

Conseguir beneficios monetarios ha sido y es el único fin de los enemigos de mi Barcelona, de mi Cataluña, ya sea como en otras épocas escalando los peldaños del poder del anterior régimen, en sus sindicatos y demás instituciones, agrupándose en mutuas, cámaras de comercio o círculos de poder variopintos, hasta las fáciles maniobras actuales por obra y gracia del sistema “democrático” y la ley electoral española, que permite el sinsentido que las minorías locales aplasten a la mayoría natural, a la historia y a la verdad absoluta con cuatro votos obtenidos bajo siglas grandilocuentes como solidaridad, libertad, igualdad, socialismo, unidad etc., votos robados al inculto e inocente votante que no llega a más y se cree a pie juntillas cualquier cosa que un político le prometa.

He sufrido en mi propio cuerpo el estigma de ser de un equipo diferente al Barza, de haber nacido en la Zona Alta, de haberme ido voluntario al servicio militar rechazando un “excedente de cupo”, de haber militado en Falange, de haber querido ser militar o Guardia Civil, de haber sido del SEU (el nuevo, se entiende) o de haber ondeado sin complejos la bandera de España, de mi patria, en cualquier ocasión que se prestaba a ello. Y no es de ahora, son ya más de 35 años de los 47 que acabo de cumplir en los que de forma consciente he estado librando día a día, paso a paso, una batalla continua contra una forma de presentar a Barcelona y Cataluña que nada tiene que ver con el amor que siento por ella ni con su realidad histórica.


Mi Barcelona es y ha sido taurina desde siempre, y no porque mi abuelo fuera el encargado con su empresa de construcción del mantenimiento de las Plazas de Toros y cines del Sr. Balañá, sino por una tradición centenaria como ciudad cuna de las mejores estrellas de la tauromaquia.


Mi Barcelona ha tenido siempre más de un equipo de fútbol, pero la sana rivalidad deportiva nunca ha cristalizado y siempre se ha tratado de una guerra abierta entre el deporte de verdad, el del RCD Español, del Júpiter, del Europa o de la Penya (aunque sea de Badalona sirva como ejemplo), frente al interés político, y por ende económico, masón (por secreto, anticristiano y mafioso) y sectario, del FC Barcelona.

Mi Barcelona tenía en su época, por casualidad desde el año que nací, en 1963, una réplica de la carabela la Santa María de Cristóbal Colón anclada en el puerto, junto a las Golondrinas, hasta que un intento de atentado de cachorros de Terra Lliure en 1987 y un posterior y sospechoso incendio acabaran con su existencia, fuera desmantelada, vendida y trasladada a Kobe, en Japón. Ya me diréis que pinta una réplica de la carabela de Colón en esa ciudad japonesa. Aunque quien sabe, con lo insistentes que son los separatistas creando mitos, leyendas y falsas historias igual nos demuestran finalmente que Colón era Colom, antepasado del ínclito Ángel Colom, luchador infatigable por el bien de Catalunya y el favor de mancebos, a poder ser moros, e intenten recuperar la Nao, anclándola de nuevo en nuestro puerto y decorándola con mil y una señeras, sin saber que de esta forma estarían devolviéndole sus emblemas originales, los de la Corona de Aragón de nuestro gran Fernando II , que junto a Isabel permitió que España iniciara la gesta de conquistar el mundo sin derramar ni una milésima parte de la sangre que usaron otras potencias en sus devaneos por el globo.

Mi Barcelona tenía a Copito de Nieve, traído de una de nuestras últimas colonias, Guinea, país que desde que lo dejamos ha ido de mal en peor y en el cual aún hoy, basándose en los relatos de padres y abuelos, nos echan tanto de menos como yo a mi Barcelona que se nos va. Con su conversión en Floquet de Neu llegó su fin, y pocos años duró ya el pobre viendo en lo que se estaba convirtiendo su Barcelona de adopción.

Así podría seguir con mil y un historias más de nuestra querida ciudad, que poco a poco va dejando de ocupar mi corazón y abriendo paso a un ansia loca por alzar el vuelo y largarme de una santa vez…

Mi Barcelona, ¿dónde está mi Barcelona?

martes, 13 de julio de 2010

El sueño de una noche de verano

Un adelanto del futuro que nos espera si no le ponemos remedio entre todos
Pues ya ha llegado el año 2011. No han pasado ni seis meses desde la victoria de la selección nacional de España en el Mundial de Fútbol de Sudáfrica y sin embargo viendo el día a día de nuestra querida España me parece que todo ha sido un sueño. Todo esto me viene a la mente en esta noche vieja, que celebro sólo en mi casa delante del omnipresente televisor, el único y fiel compañero que le queda a mucha gente con el transcurrir de los años (y la gradual pérdida de vida social). Aquí, sentado y viendo el resumen del año, que se centra en los pocos hechos positivos o bonitos vividos en los últimos 12 meses, sobre todo en la brillante conquista del mundial de fútbol en el mes de Julio, me vienen a la mente tantos recuerdos e ilusiones, tantas frases de esperanza y tantas sonrisas compartidas, tantos cohetes lanzados al terrado del vecino y tantas cervezas derramadas para poder pedir otra sin falta para seguir brindando, que se me hace difícil asimilar el fracaso colectivo de nuestra patria que siguió al referido evento deportivo. ¿Quién lo iba a decir? La mágica noche del 11 de Julio acabó en una explosión de júbilo incontenible que desbordó plazas, calles, jardines y bosques, muros y torreones, playas y prados de toda España. Desde Tarifa hasta Cariño, desde Fuentealbilla hasta Cadaqués y desde Jaca hasta Águilas, todo el territorio nacional quedó cubierto por un manto rojo y amarillo cargado de ilusión, de unión, de alegría, un manto tendido por una persona honesta, sencilla, trabajadora, española sin manipulaciones, llamada Andrés Iniesta. Un chico normal, humilde, sin pretensiones de líder mediático ni de icono de falsas patrias, entregado a su trabajo, amigo de sus amigos y de todos los españoles. Pero ese manto con los colores de nuestra bandera duró muy poco extendido sobre la piel de toro. Mientras que los medios de comunicación de toda España siguieron durante bastante tiempo aprovechando el tirón del fútbol haciéndonos soñar con una España en unión, con un renacer del sentimiento patrio, con una reactivación económica y con un baby boom debido al gol de Andrés, las fuerzas políticas tanto separatistas (sobre todo en Cataluña) como separadoras (el PSOE con sus mentiras continuadas y su burda manipulación del éxito deportivo convirtiéndolo en un éxito de su propia gestión), no tardaron mucho en devolvernos a la realidad de una España dividida entre el ciudadano atontado, alelado e iluso y la casta política dedicándose a lo suyo, a manipular, a mentir y a utilizar cualquier medio a su alcance para seguir ocupando su trono dorado del “dolce far niente” disfrazado de abnegada gestión política y económica por el bien de todos. De todos “ellos” será. Porque España siguió hundiéndose en la miseria sin remedio, a pesar de los goles de Villa o de Iniesta. El gobierno central del cada vez más esperpéntico y mentiroso compulsivo Zapatero, apoyado en las bandas por los extremos Pepiño Blanco y Leire Pajín, en esa selección igualitaria, no ya en la representación proporcional de todos los sexos (que desde que manda el PSOE ya no son dos sino bastantes variantes más) sino en la incultura, el analfabetismo funcional y la desfachatez total y absoluta, reculó todo lo que pudo ante la presión de sus socios del PSC, y para no perder votos promulgó varias leyes por el método abreviado del decreto ley que permitieron reducir la sentencia sobre el Estatuto de Cataluña a simple papel mojado. La expresión “nació catalana” fue declarada legal dentro del marco de la asociación al Estado Español, el poder judicial fue asumido con un 100% de competencias por el nuevo Tribunal Superior Catalán, y la inmersión lingüística pasó a ser obligatoria hasta los 16 años, prohibiéndose la enseñanza en castellano en todo el territorio catalán como primer idioma. La amenaza de los socialistas catalanes de abandonar su ligazón con el PSOE y de presentarse de forma independiente en las próximas elecciones generales forzó a Zapatero y sus secuaces a claudicar en todas y cada una de las exigencias del reyezuelo Montilla. En las elecciones autonómica catalanas, y con una burda maniobra similar a la del nacimiento del primer y nefasto tripartito, el PSC se aupó de nuevo al poder, esta vez con el apoyo de Esquerra y con el pujante partido de Laporta, Democracia Catalana, el cual, usando el voto tonto de los seguidores del fútbol consiguió asociar en la mente obtusa de los ciudadanos de Cataluña la idea de que Iniesta es igual a Barça igual a Democracia e igual a progreso y trabajo para todos. Nunca aprenderán. El antes llamado RCD Español, después del ingreso de varios de sus directivos en el partido de Laporta, y en una claudicación a la presión ejercida por el poder nacionalista, cambió su centenario nombre por el de Atlético de Catalunya, celebrándose un multitudinario partido de homenaje a la selección catalana (que según ellos ganó el Mundial de Sudáfrica bajo otra bandera debido a imperativos legales) en el rebautizado Estadi Nacional, con el consejero delegado Collet haciendo de correveidile, palanganero y machaca del conseller de Deportes Laporta. La poca resistencia popular fue ahogada en las calles por batallones de Mossos de Escuadra, que se llevaron por delante a unos cuantos cientos de catalanes que osaron mostrar una bandera rojigualda por los alrededores del campo. Solamente pensar que hace 6 meses más de 150.000 personas llenaron las calles de Barcelona con dichas banderas se me hace muy extraño.
¿Qué ha pasado con esa ilusión colectiva? ¿Por qué los ciudadanos han vuelto a votar a todos estos manipuladores que por un puñado de votos son capaces de vender a su madre, a la de su vecino y hasta de comprar el pueblo de Fuentealbilla, ponerle una parada del AV (al AVE ya le quitaron la E de España pasado el verano) y cambiarle el nombre por Font del Reneixament? ¿Es que no aprenderemos nunca?
P.D. Estamos a tiempo de evitar esto o cosas similares. Allá cada uno con su conciencia.