jueves, 17 de agosto de 2023

Sacrilegio veraniego



En este último mes veraniego estamos viviendo un verdadero sacrilegio: agosto está para desconectar, para disfrutar del descanso, de la familia, de la belleza, de los auténticos chiringuitos y de la tan variada riqueza de nuestra tierra. Como mucho podemos aceptar algún cotilleo veraniego sobre histéricas famosas que se quedan sin gasolina en su barquito de recreo (mientras proclaman la prioridad de dejar de usar nuestros utilitarios para evitar la ebullición planetaria), nietos de famosos que se dedican a descuartizar a su pareja temporal y antinatural, entrenadores llorones del “Trampas y Palancas F.C.” o cantantes venidas a menos que para asegurar sus años pendientes de cotización tienen que enseñar sus pechos. Pero nada más. Dejemos los problemas serios para septiembre. Que nosotros contamos los años por temporadas.

 

Por algo el emperador Augusto instauró las “Feriae Augusti” (vacaciones de Augusto) en el año 18 a. C.  Para descansar de las finalizadas labores agrícolas. Preguntadle a cualquier italiano si aceptaría eliminar el “Ferragosto” de su vida. Os mandaría a freír espárragos con algún gesto tan típico en la expresión no verbal de nuestros vecinos marítimos. Romanos somos.


Pero no: de forma malvada y sacrílega, como todo lo que hace el maldito autócrata, nos colocaron unas elecciones a finales de julio, lo cual aseguraba un ruido innecesario y hasta blasfemo durante el “sagrado” agosto. Y este ruido ha llegado hasta tal punto que ha suplido las noticias amarillas, el tradicional cotilleo veraniego de bronceados, separaciones y fiestas populares, cargando nuestro merecido descanso con el ruin politiqueo, con dimisiones manipuladas, negociaciones “secretas” anunciadas a voces, desplantes y traiciones a España por parte de sus actuales gobernantes y, sobre todo, reales o falsos problemas internos en los partidos. En un partido, sobre todo. En VOX.

 

Y la prensa ha mordido la carnaza cual tiburón hambriento. Algo comprensible, por otro lado, ya que el riego de millones en publicidad recibido del gobierno antes de las elecciones implica sin duda una línea editorial a seguir. Y en eso están: en seguir los mandatos del malvado duopolio, el PPSOE, y complacer a sus amos atacando al único partido que por ahora no se ha plegado al sucio juego partidista, que como único objetivo tiene su propia supervivencia. Y digo “por ahora” porque no será la primera vez en mi vida que creo en un partido, en una mujer o en un entrenador de mi querido RCD Español, y al final me sale rana.

 

Todo el innecesario runrún acerca de los supuestos problemas internos de VOX, tan exagerados como falsos, no es nada más que el miedo de la partitocracia a tener que lidiar con patriotas de verdad, con un partido que cumple lo que promete, que antepone España a sus propios intereses. Algo similar a lo que le sucede a partidos asimilables en el resto de Europa, como la AfD en Alemania, que siendo ya el tercer partido con más intención de voto, está siendo atacado y hasta amenazado de ser ilegalizado por parte de los globalistas, que son los que dirigen a los partidos mayoritarios en casi todos los países de Europa, salvo honrosas excepciones como Hungría, Polonia e Italia (y próximamente en Holanda, Suecia, Noruega… y hasta Alemania, si el eje del mal que reside en Bruselas no impone su dictadura).

 

Es verdad que en VOX se han producido movimientos en sus cargos electos, y de peso, pero esto es algo tan normal como que se te queme la primera paella hecha sobre brasas: los partidos se componen de personas que se unen porque comparten determinados valores. Y ya está. En todo lo demás siguen siendo personas normales, con sus relaciones personales, sus problemas familiares, sus virtudes y sus defectos. Y que existan desavenencias, diversidad de opiniones, tiras y aflojas, y hasta presiones, inquinas y traiciones, dentro de un partido político, es lo más normal del mundo. Como bien cabe recordar, un partido no es una unidad natural a la que pertenezca el ser humano. Eso queda reservado a la patria, la familia y el gremio o profesión. Aunque en España por desgracia tengamos demasiados miembros en los gremios políticos y los chiringuitos subvencionados.

 

Y lo importante aquí es que no ha pasado nada en VOX que no haya sucedido de forma paralela en los demás partidos. Si miramos el porcentaje de diputados electos por cada uno de los partidos que repiten en relación con la anterior legislatura, VOX es el que mayor porcentaje de continuidad tiene. Dato mata relato, como siempre.

 

No hablo por hablar, como si fuera una Gemma Nierga cualquiera, hablo con conocimiento de causa. Tengo el honor de conocer a bastantes dirigentes y diputados de VOX desde hace muchos, muchos años. Y de preciarme de ser su amigo, de varios. Por lo que, conociendo su trayectoria personal, cultural, curricular, laboral y política desde su juventud, y habiendo compartido con ellos momentos buenos y malos en la lucha política, que para todos ellos (nosotros) no es más que la lucha por el bien de la patria, puedo y deseo creer que no ha pasado nada grave en este mes de agosto que ya está llegando a su fin.

 

Salvo el sacrilegio del demente y malvado traidor.

 

Pero como bien dicen los ingleses y me gusta repetir: “everyone meets his Waterloo” (en cristiano, a todo cerdo le llega su San MartÍn).

Más en este caso, en el que el maldito déspota Sánchez depende de un cobarde golpista refugiado en dicha localidad belga.  Y aunque por ahora no tengamos a nuestro duque de Wellington presto a derrotar al enemigo, todo llegará. 

 

Y cuando llegue el glorioso momento de la derrota del autócrata, tenemos nuestra isla de Santa Elena preparada. Aunque sea un islote y se llame Perejil, servirá.


#Hastanuncamaldito


 

Ilustración gentileza del artista Mr. Jones ©



 

3 comentarios:

  1. Jorge C. Juárez8:18 a. m.

    Lo has bordado, magnífica reflexión hispánica. 👍

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  2. Anónimo3:55 p. m.

    Me ha encantado Ernesto!

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  3. Me ha encantado Ernesto!

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