lunes, 19 de febrero de 2018

Acomplejados


Como suele pasar en nuestra santa tierra, cada vez que aflora el patriotismo por algún lado, ya sea por un éxito deportivo, una reacción popular frente al separatismo excluyente o como en este caso por una simple y bien intencionada versión cantada de nuestro himno nacional, se arma la de Dios.

Los alérgicos a cualquier cosa que suene a España que se rebelan cual enfermos psicóticos y buscan ridiculizar el hecho, sea el que fuere, con tal de no tener que comulgar con los “patrioteros”, los “fachas” y los casposos derechistas que según ellos son los que andan detrás de cualquier gesto que demuestre amor por nuestra tierra.

Los “intelectuales” de siempre, los de la “gauche divine”, del diario “El País” o del “Jotdown”,  que en su incomprensible complejo de superioridad se creen los únicos portadores de valores universales y dueños absolutos de la historia, la inteligencia, la cultura y de esa “su” España,  que en el fondo se limita a cuatro frases hechas de filosofía barata, dos o tres poetas idolatrados (de los que igual no conocen ni sus obras completas) , cuatro o cinco oenegés de poca utilidad real (cuando no corruptas y viciosas) pero de mucha y rentable imagen pública, una carrera  universitaria o musical labrada con el dinero de sus padres de alta cuna, un par de discos de Bob Dylan que igual ni han escuchado enteros, sus clases de pilates o de meditación, su comida vegana (aunque a escondidas se atiborren de jamón del caro), sus viajes a la India o el Nepal para tuitear fotos sensibleras con camisetas de Ghandi o Martin Luther King, y la asistencia a algún que otro festival de cine o de teatro de dudoso nivel pero buenos canapés.

Los retrógrados comunistas, los violentos separatistas, los filoterroristas, los terroristas de pleno derecho y demás seres inmundos que por desgracia pululan por nuestra piel de toro, que dentro de su inutilidad total y su nula aportación al bien común, utilizan hechos de este tipo para cargar contra todos y todas, insultar a diestro y siniestro y sacar su envidia, su rabia y su maldad por todos los poros de su cuerpo, en línea con la falta de higiene física y mental que llevan arrastrando desde hace siglos.

Y finalmente los aprovechados, los políticos profesionales, que por carecer de verdaderos ideales se agarran a cualquier clavo ardiendo con el único objetivo de arañar un voto aquí y otros pocos allá. Y si el clavo ardiendo coincide, como en este caso, con una situación de claro auge del patriotismo popular y sensato del verdadero pueblo español, mejor que mejor para sus tan poco nobles intereses. Es decir, para perpetuarse en el poder usando todas las artimañas posibles, usando canciones, éxitos  deportivos, empresariales o culturales para un único y poco patriótico fin. Su partido y las prebendas asociadas.

Y en el fondo todos ellos no son más que unos tristes acomplejados, incapaces de sentir como el pueblo llano, de llorar sin intención sino simplemente por emoción, seres sin la hombría suficiente para mostrar sus sentimientos, reconocer sus culpas, liberarse de sus demonios, de su incultura y de su materialismo y de abrazar, de forma sincera, sana y simple, el amor a España

Que nos es nada más que eso: el amor a la tierra que nos vio nacer, a la que debemos todo y de la que tenemos que sentirnos orgullosos.

Y por la que trabajamos día a día.

¡Viva España!



P.D.: Solamente les ha faltado a Albert Rivera y Mariano Rajoy decir que siempre han sido muy del rugby.

P.P.D: Hoy martes día 20/2/18 el siempre genial José María Nieto publica esta viñeta en el ABC. Complementa y al mismo tiempo resume perfectamente lo escrito arriba.


P.P.P.D.: Gracias Marta por esta letra, que por mucho que la tachen de cursi, interesada o infantil, nos ha gustado a muchos compatriotas tuyos. A mí por lo menos.


Vuelvo a casa, a mi amada tierra
la que vio nacer un corazón aquí.
Hoy te canto, para decirte cuanto orgullo hay en mí,
por eso resistí.
Crece mi amor cada vez que me voy,
pero no olvides que sin ti no se vivir.
Rojo, amarillo, colores que brillan en mi corazón
y no pido perdón.
Grande España, a Dios le doy las gracias por nacer aquí,
honrarte hasta el fin.
Como tu hija llevaré ese honor,
llenar cada rincón con tus rayos de sol.
Y si algún día no puedo volver,
guárdame un sitio para descansar al fin.

No hay comentarios:

Publicar un comentario