miércoles, 25 de marzo de 2020

Confinados

Escribo esto con congestión nasal, malestar general y un dolor muscular bastante intenso. Pero sin fiebre. Pasada anteayer la evaluación en línea de la Comunidad de Madrid (https://www.coronamadrid.com/) , como es lógico me contestan que por ahora no tengo suficientes síntomas para pensar que pueda estar infectado. Y no soy yo persona proclive a salir disparado a visitar a un médico: la última visita a un facultativo creo que fue en el año 2012, donaciones trimestrales de sangre aparte. Y menos aún correré en estos momentos, con los hospitales desbordados y los cadáveres acumulándose en el Palacio de Hielo de Madrid, entre ellos muchos sanitarios, médicos y demás profesionales que están dejándose literalmente la vida por ayudar a los demás (como los políticos, pero al revés). Será un catarro. O la edad. O ambas cosas.

Y aunque haya titulado este comentario “confinados”, podría cambiarlo sin dudar ni un momento por “secuestrados”, “engañados”, “vendidos”, “manipulados”, “olvidados” y hasta “asesinados”. 

Cualquiera de estos verbos sería aplicable en esta nuestra querida patria, perdida en un mar de desorganización, de mentiras, de falta de previsión, de división y, sobre todo, entregada sin remedio a la nefasta gestión de nuestro desgobierno frentepopulista, más preocupado por su imagen, sus pactos secretos y su propio futuro que por el bien de la nación y la supervivencia de la población.

Piden ya los culpables de esta grave crisis que no metamos cizaña, que no polemicemos, que trabajemos unidos, cuando hay que hacer exactamente lo contrario: tenemos que alzarnos y gritar a los cuatro vientos las verdades que tanto les duelen a los malignos dirigentes que tenemos en España y en la mayoría de las ridículas y claramente prescindibles autonosuyas.


Harto difícil es no dejarte influenciar por el constante bombardeo televisivo, radiofónico y sobre todo “social” a través de las redes. Redes que como siempre nos traen tanto lo bueno, el contacto con los tuyos, información y entretenimiento, como todo lo malo, en forma de bulos, timos y ciberataques. La maldad y la estupidez ya sabemos que no descansan nunca. Ni durante un estado de alarma.

Lo malo.

En Cataluña tenemos a los dementes lazis separatistas aprovechando la ocasión para atacar a España y manipular sin pudor toda la realidad de su desidia, su latrocinio y su apestoso egoísmo racista.

En las Vascongadas tres cuartos de lo mismo, con el agravante del apoyo de los terroristas de Bildu a los nazis del PNV, que bien están usando la crisis para llevarse algún premio, ya sea en forma de dinero que no les corresponde o de alcaldías que asaltan en plena cuarentena para colocar a sus peones en puestos clave. Y eso que ellos son los mayores expertos en confinamientos: solamente hay que recordar todos los secuestros que promovieron, apoyaron y llevaron a cabo durante años, encerrando a personas inocentes en inmundos zulos, maltratando, humillando y matando con el único objetivo de conseguir beneficios económicos.

La prensa sumisa al poder, que hoy en día ya es casi toda, despide a grandes periodistas como Fernando Sánchez-Dragó y censura artículos de un notable columnista como Alfonso Ussía, cediendo al chantaje del desgobierno chavista. “O te cargas a estos o te quedas sin subvenciones”. Tal cual. Como si estuviéramos en Venezuela. O en Cuba. O en Nicaragua. O en la antigua URSS, o en la falsamente llamada RDA en la que la pesadilla de Orwell llegó a su máxima expresión con la vigilancia de todos los ciudadanos por parte de todos los ciudadanos. La estrategia perfecta para subyugar y esclavizar un país, mientras los dirigentes viven como reyes en sus palacios y propagan sus mentiras por los medios de comunicación que dirigen con mano de hierro desde sus piscinas y jardines. ¿Os suena verdad? Un aire a chalé en Galapagar.

Los titiriteros a lo suyo, como siempre. Sin aportar nada al bien común, pero saltándose su turno en la petición de subvenciones, con frases huecas, argumentos infantiles y una “hiprogresía” tan conocida como asquerosa. El día que me expliquen que puñetas aportan a la sociedad toda esta banda de vividores iletrados, de bufones incultos, de impresentables títeres que bailan al son de la mierda que sale de los cerebros de los autoproclamados “intelectuales”.

Las malditas oenegés, que aún no han hecho acto de presencia, visto que en estos momentos les tocaría trabajar y ayudar al prójimo, algo que está muy lejos de sus reales intenciones, que son mucho más mundanas y placenteras: vivir de subvenciones, salir en los medios y pegarse la buena vida diciendo sandeces, viajando por el mundo y soltando lágrimas de cocodrilo sin mover ni un solo dedo por el bien común.

Los asquerosos chiringuitos feminazis y su antinatural y anticientífica locura carente de cualquier base biológica llamada perspectiva de género, culpables de gran parte del mal que estamos sufriendo por haber celebrado la manifestación del 8M, no tienen nada mejor que hacer que reunirse para analizar esta crisis desde una su “perspectiva de género”. Mejor me callo. Porque a día de hoy tenemos al gobierno rastreando nuestros teléfonos y a los lacayos de la STASI en la que se han convertido Podemos y sus satélites vigilando las redes sociales, forzando bloqueos de usuarios y propagando mentiras con sus ejércitos de trolls y de bots informáticos.

¿Qué nos queda? Pues mucho.

Lo bueno.

Nos queda todo el resto de la buena España, los humildes trabajadores, los ganaderos, los agricultores, los médicos, los enfermeros, los bedeles, los transportistas, los quiosqueros (bien pensado para lo que sale en la prensa.., pero bueno, también venden gominolas, revistas, coleccionables y tabaco), los militares, los policías, los héroes de la Guardia Civil y todos aquellos que por propia iniciativa están ayudando al prójimo, ya sean decentes empresarios como Amancio Ortega (¿cuánto han donado todos los bocachanclas de “la Ceja”, los Bardem, Wyoming y todo el resto de la piara de pestilentes cerdos instalados en su arrogancia y su inutilidad?), humildes monjas cosiendo mascarillas, estudiantes imprimiendo respiradores en sus 3D, restaurantes de carretera ofreciendo comida gratis a los cansados camioneros o vecinos que se ofrecen a hacer la compra a las personas mayores.

Nos quedan los amigos, nos queda la familia, a los creyentes nos queda la fe en Dios, y, sobre todo, nos queda esa fuerza necesaria para resistir y poder superar esta desgracia con un objetivo primordial: acabar con la maldad que nos está esclavizando, acabar con los gobiernos de analfabetos, de garrapatas, acabar con los populistas, con los amigos de los terroristas, con los naZionalistas, con los racistas, con la mentira, con la manipulación, con el latrocinio institucionalizado, con la mierda en general.

#Stopdemencia

P.D. Y a los humildes, minoritarios y maravillosos pericos nos queda la esperanza de que se anule la Liga y nos salvemos. Aunque todos nosotros preferiríamos bajar a segunda con tal de salvar la vida de uno solo de nuestros compatriotas que ya han fallecido. Descansen en paz.











1 comentario: