jueves, 23 de noviembre de 2023

Aunque tengamos razón

 Allí donde el mando es codiciado y disputado, no puede haber buen gobierno ni reinará la concordia”.

Platón.


Escudo España Girauters

(Escudo del dictador gentileza de @Girauters)

Nada como leer esta frase de Platón para darnos cuenta de lo cerca que estamos del precipicio. Porque si algo caracteriza al autócrata que manda en estos momentos en España (con el beneplácito de gran parte de la mafia de Bruselas, por cierto, y la aquiescencia de esos luchadores por la libertad que priorizan el cambio de logotipo del Senado a dar la batalla en la calle Ferraz), es su enfermizo amor por dos cosas: el poder y a sí mismo. Como le llama la siempre genial y acertada María López-Brea, “jisperson”. O “Me, myself and Begoña”, como suelo escribir. Y lo de Begoña hasta lo pondría en duda: si fuera necesario sacrificarla, que nadie dude de que la echaría a los perros, y a otra cosa, mariposa. A pesar de la inversión en cirugía plástica realizada en los últimos años. Como ha hecho con cualquiera que haya osado interponerse entre su trono y él. Sean enemigos, amigos, aliados, socios, ministros, militares, policías, fiscales o jueces. O reyes. Porque bien sabemos todos que el siguiente capítulo de esta pesadilla va a ser pedir la cabeza del Rey. Las caras de odio, entre lascivas y malvadas, que pone el demente autócrata cuando tiene cerca a algún miembro de la Casa Real, valen más que mil palabras. O que un diagnóstico psiquiátrico.

Pero aunque tengamos razón en todas y cada una de nuestras quejas acerca de la dictadura que está implantando el psicópata, contrarrestar el poder que ha conseguido el maldito perro con sus malas artes, descabezando el poder judicial, atando en corto el legislativo y con plenos poderes en el ejecutivo, no va a ser tarea fácil. 

Llegar a una dictadura es fácil, visto lo visto, solamente se precisa de maldad, complicidad de los poderes gracias a los peones colocados estratégicamente, el soporte de los medios comprados previamente y la falta de una oposición fuerte. Porque, queramos o no, la oposición hoy en día la tendría que encabezar el Partido Popular, pero ese partido de vida sana y educada, de fruta variada y veranos azules, no se mojará. Prefieren la desaparición de España a quedarse sin sus privilegios y se derriten por ser aceptados por la “izquierda”, son igual de progres e inútiles que sus compinches y amigos del PSOE. Aunque se vistan de montería y monten sus happenings, sus picnics al sol, inundando Madrid con la pestilente bandera de una falsa y corrupta Europa que mira a otro lado, no aportan nada a la lucha contra la dictadura. Véanse si no sus actuaciones en el senado o sus constantes maniobras contra VOX.

Pero lo que es harto difícil es salir de una dictadura. Que se lo digan a los cubanos, a los venezolanos, a los nicaragüenses, a los coreanos del norte o a los chinos. Por no hablar de los países europeos que han tardado decenios en librarse del yugo comunista. Porque una vez alzado el MURO, esa separación entre “buenos” y “malos” cuya construcción ha anunciado sin ruborizarse el déspota, derribarlo se convierte en una misión casi imposible. Si encima los países vecinos, tanto al norte como al sur, pueden beneficiarse de esta situación, como por ejemplo la mandamás Ursula von den Ponys, que necesitará pronto los votos de Sánchez para reafirmarse en el poder, o nuestros archienemigos del sur, los marroquíes, que están disfrutando como locos soltando a delincuentes, inundando las islas y la península con sus sucias y bárbaras tropas, mientras su corrupto e invertido sultán tiene cogido al demente por los cataplines con esa información privilegiada conseguida por sus servicios secretos.

Tenemos, eso sí, al valiente pueblo español, que, como siempre ha hecho a lo largo de la historia, se ha alzado contra el felón, contra la pérdida de derechos, contra el desmantelamiento de nuestro sistema político y contra esa fragmentación de España que tanto le interesa a Europa. Pero este pueblo valiente, noble, que tarde tras tarde inunda la calle de Ferraz con espíritu de lucha, con valentía, con ingenio y con optimismo, no será suficiente para acabar con la dictadura. 

Mal que nos pese, aún somos pocos luchando en las calles. Y tampoco podemos esperar mucho de la huelga general convocada mañana por Solidaridad. Mientras existan los falsos sindicatos UGT y CCOO, los “comegambas”, subvencionados y mantenidos por los partidos para simular una lucha sindical que jamás han emprendido, poco podrá hacer un sindicato libre recién nacido gracias al empuje de los valientes de VOX.

Igual tendríamos que invitar a todos los escolares, estudiantes y a los ingenuos votantes del PP, a que visiten la exposición sobre el Muro de Berlín que está abierta en la Fundación Canal Madrid, creo que hasta mediados de enero.

O que aprovechen su Netflix y vean las excelentes películas “La vida de los otros” o “La revolución silenciosa”. Para que se vayan haciendo a la idea de lo que nos espera a todos si no seguimos luchando sin desfallecer.

Y como decía Chesterton: Si de verdad vale la pena hacer algo, vale la pena hacerlo a toda costa.

Hagámoslo pues, a toda costa.

PORQUE TENEMOS RAZÓN. 

“Noviembre Nacional, todos a Ferraz”.



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