Nunca he sido un incondicional de los grandes premios internacionales, llámense Nobel, Príncipe de Asturias o Karlspreis (Premio Carlomagno). Mi instintiva suspicacia hacia la mayoría de centros de poder, lobbies, organizaciones supranacionales, no gubernamentales, supuestamente caritativas, igualitarias, interplanetarias y demás mafias esparcidas a lo largo y ancho de la tierra, me ha hecho dudar desde pequeño, inducido también por la cultura y el ancho de miras de mi madre (RIP), de casi todas aquellas instituciones que en nombre de supuestas buenas intenciones, valores y altruismos varios han premiado a este o aquel personaje por actos, hechos u obras en muchos casos desconocidas para el normal de los mortales e incomprensibles en la mayoría de las ocasiones. Cuando no insultantes y ridículas.
Valgan como muestra estos botones, que digo, premios: los nobel de la Paz para Obama, Al Gore, Willy Brandt, Arafat, Begin o Al-Sadat creo que son harto discutibles, los Carlomagno para Kissinger, Giscard d'Estaing o el Euro (¿un premio a una moneda?) seguro que nos permitirían entablar una larga discusión y los Príncipe de Asturias de las Artes a Tàpies, Woody Allen o Santiago Calatrava a mí personalmente me parecen fuera de lugar, aunque en el espinoso tema del arte todos sepamos que llegar a un consenso es bastante difícil. Igual de espinoso que definir el “Arte” en sí, como hemos visto recientemente con el arte del toreo, que en una parte de nuestra otrora gran nación se ha convertido en delito mientras que en el país vecino se ha elevado a la categoría de patrimonio cultural.
Pero ayer claudiqué y me alegré muchísimo por el Premio Príncipe de Asturias otorgado al escritor, poeta y también cantante canadiense Leonard Cohen. Esta última faceta, la de cantante, es la que conocemos la inmensa mayoría, pero si se repasa su historial creativo veremos que antes de nada fue escritor, y de gran éxito. Me enteré de la concesión del premio de forma instantánea gracias a la red social de los pajaritos pio pio, en inglés Twitter, que se inundó en pocos minutos de mensajes de alegría y convirtió a esta figura de la canción que ha acompañado a la gente de mi generación desde los años 70 en el tema del momento. Por una vez me sentí premiado yo mismo, algo que seguro le habrá sucedido a muchas más personas, dado que mi relación con este artista va más allá de una simple afición a su música, sus letras o sus siempre increíbles comentarios entre canción y canción cuando actúa en directo.
Mis recuerdos de infancia le incluyen a él desde un lejano 1972, cuando aún niño compré mi primer disco, llamado “Songs from a Room”, en ese material hoy desconocido llamado vinilo, elepé que por cierto sigo guardando en algún baúl o maleta en el altillo de casa. Anda por ahí también una biografía del Sr. Cohen con anotaciones en los laterales hechas por mi hermana, de las cuales recuerdo una muy expresiva, en la que dice “No te he visto nunca pero parece que te conozca desde siempre”, y hasta tengo grabaciones en las hoy míticas casetes en las que mi tío, ya fallecido, canta el “Suzanne” o yo mismo me arranco, con mi voz avejentada antes de tiempo, con un “Lady Midnight” o un “The Butcher “ bastante aceptables para mis capacidades musicales.
Creo que pocas veces volveré a compartir el criterio de organismo alguno por la concesión de un premio, por lo que, por primera vez, y sin que sirva de precedente, apruebo esta decisión tomada por el jurado. Y al mismo tiempo me siento un poco dolido de que mi nuevo diario de referencia, La Gaceta, encabece su segunda página con un, en mi opinión, inapropiado y hasta feo pie de foto titulado “Premio inadecuado”. Suerte que en las páginas interiores se hace justicia a este genio de la depresión, la tristeza y la soledad en compañía a los sones de canciones inolvidables. Congratulations Mr. Cohen!
Genial como siempre, lo que has escrito... después de deleitarme, también me quedo con las palabras del Sr. Cohen.
ResponderEliminar«muy agradecido por ser reconocido por los compatriotas de Machado y Lorca, y mi amigo Morente, y los incomparables compañeros de la guitarra española».
Y de "premio inadecuado" nada...!!! sinceramente, me ofende, pero queda en eso en un pie de foto.
Un abrazo Ernesto. ;-)