martes, 17 de septiembre de 2019

La Mercè


Ante la próxima fiesta patronal de Barcelona, Nuestra Señora de las Mercedes, abreviada la Mercè en catalán, me vuelvo a soliviantar ante la falsedad y la estupidez de tantos, tantas y tantes (del cartel de este año no quiero ni escribir, se me hincharía la vena y acabaría insultando a diestro y siniestro).

Al igual que sucede en Navidad, en la Fiesta de los Reyes, en Semana Santa o cualquier simple y llano domingo, muchos nos preguntamos: ¿qué rayos celebráis? O mejor aún, habría que preguntárselo a ellos, a los que celebran por todo lo alto todas y cada una de nuestras fiestas religiosas, sin tener ni puñetera idea del porqué ni el por quién; lo único que saben es el para qué: para descansar, divertirse, consumir o viajar en la mayoría de los casos; para molestar, insultar, blasfemar y delinquir en muchos otros.

Y la contestación de que son “tradiciones” o “costumbres” despojadas de cualquier contenido religioso, se la pueden meter donde les quepa. En su cerebro, por ejemplo, que anda sobrado de espacio.  Porque tradiciones y costumbres ha habido y sigue habiendo de todo tipo, pero ni por asomo celebramos todas ellas. Por lo menos en nuestro amenazado mundo occidental. Otra cosa sería hablar de las primitivas, bestiales y humillantes tradiciones del islam o de tribus primitivas africanas, americanas o asiáticas. Esas ¿tradiciones? que a la chita callando se están recuperando y promocionando en todo el mundo con el apoyo de la enferma progresía y su constante involución que amenaza con llevarnos de vuelta a tiempos oscuros.

Hoy mismo he leído dos cartas al director (en La Vanguardia y en el ABC) en las que el autor se queja de la falta del anuncio de la solemne misa en nuestra preciosa basílica consagrada a la Mercè, acto clave y principal de las fiestas ignorado en los programas oficiales de las fiestas patronales de Barcelona. 

No es la primera vez, ni por desgracia será la última, en la que nuestra sucia, vaga, inculta e impresentable alcaldesa omite a conciencia cualquier referencia religiosa en los festivos ligados a la Iglesia Católica que celebramos a lo largo del año. Claro que no se trata de celebraciones musulmanas, o budistas, ni años nuevos chinos o la conmemoración de la liberación por parte de los Omaticaya de la luna Pandora. Pero no lo hace solamente Inmaculada Colau (¿no habrá pensado en cambiarse de una vez el nombre por algo menos religioso, por ejemplo “Imbécil”?), sino todos los dementes progres que por desgracia pululan por nuestra querida España. 

Del Cabo de Gata hasta Finisterre tenemos a ineptos gobernantes, en todas nuestras múltiples administraciones, que dedican gran parte del tiempo a desmontar, manipular o tergiversar todo lo nuestro, todo lo conseguido, descubierto, creado e instaurado durante siglos y siglos de evolución. Nuestra historia, nuestra fe, nuestra cultura, nuestra ciencia, nuestro arte, nuestras tradiciones, nuestros hábitos (véase en ese sentido la ridícula campaña de El País estos últimos días explicándonos todo lo que hacemos mal desde tiempos inmemoriales), en resumen, nuestra avanzada civilización es, según todos estos retrógrados iluminados, un gran fracaso, y hay que volver atrás, a los sacrificios humanos, la esclavitud (como ya practican cerca de nuestras playas los traficantes africanos y sus cómplices del OpenArms y similares oenejetas), la ablación genital, la idolatría, la poligamia y hasta el canibalismo.

Si no creemos en la aparición simultanea de la Virgen a san Pedro Nolasco, al rey Jaime I de Aragón y a San Raimundo de Peñafort en el año del Señor de 1218, pues no pasa nada. No lo celebramos y sanseacabó.

Yo tampoco me fustigo hasta sangrar cada nueve de septiembre, el día de la Ashura, para conmemorar un ayuno de Moisés, ni me emborracho y me pongo alegre por obligación el día del Purim judío, para celebrar que Haman no matara a todos los judíos en Persia hace no sé cuántos siglos, ni me enlazo los jueves a las plantas de mi jardín para conectar con Eywa.


Pero claro, yo no soy “ImbécilAda” Colau. Esta demente lo celebra todo. Con tal de emborracharse, algo que al parecer es muy común en ella y que el otro día hasta fue filmado en directo en las fiestas del barrio de Gracia en Barcelona.

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