martes, 15 de marzo de 2011

Japón

Por una vez, y sin que sirva de precedente, no voy a hablar de España: y esto a pesar del título de mi blog y mi propósito general de preocuparme primero por mi patria antes que perder el tiempo con cosas menos transcendentales. Aquellos que me conocen bien, grupo de personas por otro lado cada vez más reducido, me habrán oído decir en ocasiones que antes de morir hay algunos sitios que quiero visitar: Chile, Argentina, Israel y el Japón. No estoy hablando de mi “Bucket List” particular, como en la genial película titulada en España “Ahora o nunca” en la cual dos enfermos terminales deciden cumplir todos sus deseos antes de morir, ni tampoco tengo muy claras las razones de esta selección tan poco ortodoxa. Supongo que podría argumentar sin problemas el porqué de cada uno de estos destinos, pero a pesar de ello sigue siendo un misterio del subconsciente al que por ahora no tengo acceso. Igual en un segundo o tercer nivel de sueño, como describen en otra película reciente, podría desentrañar las razones últimas de esta selección, pero me faltan los conocimientos para ello. O las ganas. Lo que cuenta para este comentario es que Japón es uno de mis destinos soñados. Y me viene de lejos. La atracción de esta cultura milenaria, de su forma de afrontar la vida, de su disciplina, de la sensualidad de sus mujeres, de su escala de valores, y hasta de cosas más mundanas, como su alimentación o su brillante historia militar, han creado en mi interior un deseo de visitar el país que estoy seguro que se cumplirá algún día. ¿O quizás no? Viendo lo que está sucediendo en estos momentos en dicho país de golpe me he enfrentado a una idea bastante “absurda”, poco probable pero factible. ¿Va a desaparecer el Japón que conocemos? ¿Hasta dónde llegarán las consecuencias del trío mortal formado por un terremoto, un tsunami y un cada vez más cercano desastre nuclear? Entre la desinformación que al parecer reina en el antaño gran imperio japonés, país por otro lado poco dado a hablar con claridad o a alarmar a los ciudadanos sin causas fundadas y las contradictorias versiones de la situación actual que voy viendo en los diferentes medios de comunicación, en los que lo que se publica por ejemplo en España no tiene nada que ver con la gravedad que explican en la televisión germana, me encuentro bastante perdido. Y triste. No tengo ninguna vinculación familiar o de amistad con dicho país, a lo sumo que llego es a degustar sushis y sashimis en restaurantes de nuestra tierra, sin estar jamás seguro si lo que me están sirviendo es realmente comida japonesa o una recreación simplificada para los “gaijins” como yo que lo poco que conocen del Japón lo han aprendido viendo películas de la segunda guerra mundial y gritando “Hirohito” por los campos de fútbol porque rima con Benito y Japón formaba parte del Eje en dicha confrontación bélica. Pero a pesar de ello estoy triste. Y este en el fondo extraño sentimiento es el que me que me ha llevado a escribir esto. Y a desear a todos los japoneses que este mal trago pase pronto, que el país se recupere con toda la normalidad posible y que este elemento de mi “lista” particular de cosas que quiero hacer antes de morir no desaparezca y reduzca las pocas aventuras que me quedan por vivir en mi vida. Mucha suerte. 
P.D. Al día siguiente de escribir este artículo ha aparecido este bonito y emocionante comentario del siempre sorprendente Erasmo. Considero que es un buen complemento, por lo que me permito reproducirlo.
Japón

Por Erasmo. El Mundo. 16/3/2011
Magnífico pueblo. “Llanto silencioso”, texto inteligente aquí. Ni pillaje ni peste. Sustantivos del Apocalipsis, del Pentateuco. Las lágrimas de una dama en el minuto de silencio del Bernabéu, aterrada por los vídeos del fin del mundo, volcó su llanto tembloroso aún más que las víctimas y habitantes de Sendai. Orden frugal, mandato austero de la vida como milicia, llevada al espíritu, silencio recogido frente al alarido de una plañidera grecochipriota.
Tienen /por eso no lloran/ de jade las calaveras/con el alma de jazmín/ vienen por la carretera

6 comentarios:

  1. Anónimo11:46 a. m.

    ¿¿Brillante historia militar??

    Japón representa la nobleza del fracaso, su héroe tradicional ilustra esa mentalidad al no asociarse con una figura victoriosa, sino con un fracasado cuya misión siempre acaba mal.

    Japón al igual que Alemania ha perdido todas las grandes guerras que han librado, pero al contrario que ellos, los japoneses despiertan simpatías por su arrojo y por los valores que los llevaron a combatir.

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  2. Acepto el "constructivo" comentario a pesar de ser anónimo. Aunque sea difícil de entender una brillante historia militar puede estar plagada de derrotas en el fondo circunstanciales, como bien comentas sobre Japón o Alemania. ¿O acaso no fue brillante la actuación de la División Azul en Rusia, sin que hubiera victoria por medio? ¿O la de Lee en Gettysburg?

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  3. Anónimo12:40 p. m.

    Como asiduo consultor de nuestra querida RAE te quería preguntar acerca de la duda surgida en una tertulia radiofónica ¿en lo mismo maremoto que tsunami?

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  4. Anónimo12:49 p. m.

    No creo que la derrota de Lee en Gettysburg fuera circunstancial, ya que dicha derrota les costó la guerra.

    El desempeño de la División Azul fue excelente para tratarse de una división de voluntarios, sin duda fue una de las mejores divisiones de la Wehrmacht, sobretodo en labores defensivas.

    Aunque tuvieron demasiadas bajas para estar destinados a una zona "tranquila" del frente, en un escenario más duro como Stalingrado seguramente estaríamos hablando de mártires.

    A pesar del uniforme, era una división formada por españoles, y nosotros si que tenemos una brillante historia militar:

    "Pelearon todos, desde el duque de Alba, grande de España a Pizarro, guardador de puercos. Pelearon hidalgos y labriegos, pastores y burgueses, bachilleres y magnates, clerigos y pícaros, escribanos y caballeros. Pelearon los hijos de todas las regiones de España. Pelearon Garcilaso, Ercilla, Cetina, Alcazar, Cervantes, Lope de Vega, Calderón, peleo un pueblo entero sin distinción de clases, patrias, quehaceres, profesiones o riquezas.
    Pelearon sobre los Andes y al pie de los Alpes, en las llanuras del Po y en la altiplanice mejicana, junto al Tiber, frente al Papa, y junto al Mapocho, frente a Arauco, a orillas del Río de la Plata y del Danubio, del Elba y del Tajo, del Orinoco y del Escalda, en Pavía y en Cuzco, en las Alpujarras y en las selvas amazónicas, en Túnez y Amberes, en el golfo de Lepanto y ante las costas de Inglaterra, en Navarino y en las Terceras, en la Goleta y en la Habana, en Argel y en Filipinas, en Lombardia, en Napoles, en los cuatro puntos cardinales de Francia, y en los Países Bajos, en Portugal, en África, en Alemania y en Irlanda...Fueron decenios y decenios de duros y ásperos combates en los mas variados y alejados teatros de batalla, contra los mas diversos pueblos y en todos los climas, culturas y mares de la tierra."

    Saludos.

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  5. Yo diría que el significado es similar, aunque tsunami es una palabra extranjera que no tiene cabida, por ahora, en el DRAE, aparte de ser muy nueva en su uso.
    Aunque sorprendentemente en la Vanguardia ya aparece en 1909 la palabra tsunami como traducción al castellano "ras de marea"


    http://hemeroteca.lavanguardia.es/preview/1909/06/22/pagina-6/33358968/pdf.html?search=tsunami

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  6. Elísabeth3:31 p. m.

    Japón tiene un triunfo que nadie le puede quitar: la victoria de las virtudes por encima del individuo. No es que crea que el individuo en sí no importe, ni mucho menos. Pero, si tengo que escoger, me quedo con las virtudes que perduran en el tiempo y son la gran herencia a las nuevas generaciones.

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