lunes, 29 de mayo de 2023

Imágenes

 El verde es el color principal del mundo, y del que surge su belleza”. 

Pedro Calderón de la Barca.




 
Siempre se ha dicho que una imagen vale más que mil palabras. Algo indiscutible, más aún en estos tiempos aciagos, en los que más de 300 caracteres encadenados se convierten en un Everest de comprensión y concentración para la mayoría de los jóvenes (y los no tan jóvenes, no vayamos a creer que el 60% de la población, que son todas las personas españolas de más de 40 años (datos INE cierre 2022), sea muy proclive a leer y sobre todo capaz de entender lo que lee). Cualquier mensaje que vaya más allá de esa pesadilla de leer 10 palabras del tirón, llega a una ínfima parte de la población. Lo que es utilizado convenientemente por publicitarios, medios de comunicación, charlatanes devenidos influencers, community managers de gigantes tecnológicos, multinacionales y políticos de tres al cuarto, son los mensajes cortos, muy cortos, y, sobre todo, las imágenes. 

Las mentes de los ciudadanos se nutren hoy en día de reels, stories, tiktoks, posts y tuits. Y poco más. Unos pocos ciudadanos muy “culturizados” quizás añadan alguna serie woke de Netflix o una sesuda letra de una canción de Rosalía o un bro del reggaetón, pero hasta aquí llegamos. Más no cabe en los manipulados e infrautilizados cerebros de gran parte de la población española.

Pero tampoco vayamos a pensar que es nuestra época la única en la que la capacidad de compresión del lenguaje escrito cotiza a la baja: pensemos en las pinturas rupestres del paleolítico, los jeroglíficos egipcios, las esculturas griegas y romanas o en los frescos del renacimiento con la Capilla Sixtina como obra cumbre de la comunicación, y veremos que esas imágenes que valen más que mil palabras siempre han estado ahí. Lo que verdaderamente tiene que asustarnos es que la sociedad esté retrocediendo culturalmente. Y socialmente. Y todo-mente. Como tantas veces he escrito, estamos en plena regresión.

Por todo ello me entusiasmó la gigante lona que colgaron los valientes del sindicato Solidaridad y sus compañeros de VOX en la calle Alcalá en vísperas del 1 de mayo. Gigante por su tamaño y por su contenido, una colorida viñeta que describía en detalle a cada uno de los sucios personajillos que están destrozando nuestra nación. (Permítanme felicitar desde aquí y de nuevo al autor, Borja Montoro Cavero y sus asesores por esta magnífica iniciativa).

Mi idea inicial para este pequeño artículo era detallar el contenido de esta didáctica lona, pero en los tiempos que corren, cuatro semanas dan para mucho, por lo que esta viñeta ya ha sido diseccionada por muchos columnistas (por ejemplo esto de Elentir, ) , interiorizada y entendida por algunos y olvidada por muchos otros. 

Pero por suerte o por desgracia, en este intenso mes de mayo que hemos vivido, han aparecido muchas nuevas imágenes que hablan por sí solas.

Hemos visto, con mucho de sorna y algo de alipori, al patético presidente por accidente posar en el parquin de la Casa Blanca, cuando cualquier dignatario internacional es despedido desde el Despacho Oval u otro lugar destacado, en una rueda de prensa conjunta con el presidente de los EE. UU. Claro que dignatario viene de digno. Persona merecedora de respeto. Queda dicho todo.

Hemos tenido que aguantar una vomitiva imagen de 44 terroristas (no existen exterroristas: una vez terrorista, siempre terrorista) en las candidaturas de Bildu, esas siglas manchadas de sangre inocente.

Hemos asistido atónitos a las múltiples y altamente violentas agresiones sufridas por VOX durante la campaña electoral, sin que ningún medio mainstream se haya hecho eco de ello.

Hemos visto día si día también imágenes de mujeres violadas o jóvenes apuñalados por esos “jóvenes” que nos quieren vender como pobres refugiados, cuando son violentos y bárbaros inmigrantes ilegales que están acabando con nuestra seguridad.

Hemos visto decenas de fotografías de las extrañas criaturas del circo en el que se ha convertido la mal llamada izquierda española, que ya no es más que una caricatura poblada de histéricos, inútiles, patéticos y malvados personajes que convierten sus traumas personales en necesidades urgentes para el resto de la sociedad. Desde Echeminga hasta Pam, pasando por el omnipresente Rufián, estos deshechos humanos han producido durante este mes las imágenes del cada vez más amplio bestiario patrio. A su lado el “Bestiario de Aberdeen” hasta parece un libro infantil.

Pero como no todo van a ser malas noticias, en estas últimas semanas también hemos tenido el inmenso placer de disfrutar de imágenes positivas, aparte de la lona nombrada anteriormente.


Hemos disfrutado de los abucheos al maldito autócrata ahí donde aparecía en público sin actores ni limitaciones de acceso.

Hemos visto y oído a valientes de todas las edades entonar con entusiasmo y razón el nuevo grito de guerra patrio: “¡Que te vote Txapote!”.

Hemos disfrutado de las caras de rabia, frustración y miedo de las tres enfermas, el insoportable “trío de la necedad” compuesto por Ione, Irene y Pam.

Hemos visto al sabio y trabajador pueblo español llenar las plazas de España en los actos de VOX, con miradas de ilusión y esperanza.

Y, finalmente, celebradas las elecciones del 28 de mayo, hemos disfrutado de un nuevo mapa de España en el que el color rojo está cediendo ante el empuje del azul y del verde

Del verde esperanza, que esperemos que en las próximas elecciones generales del 23 de julio le coma el terreno al incierto azul, que por muy bonito que sea, no es un color del que podamos fiarnos demasiado.

 

Para azul ya tenemos el cielo sobre nuestras cabezas.

 

P.D. Muchas felicidades a todos los que han trabajado duramente en primera línea o en los fogones en estas últimas semanas. Gracias a su esfuerzo se ha conseguido este arrollador triunfo de VOX. No todo está perdido. Falta echarles de forma definitiva en julio. ¡A por ellos!


Ilustración  gentileza del artista Mr. Jones ©



No hay comentarios:

Publicar un comentario