En tiempos de continuas mentiras
oficiales, encuestas manipuladas y memorias histéricas varias que intentan
cambiar el presente y el pasado (para asegurar el futuro placentero de una minoría
de descerebrados populistas y naZionalistas), quizás toque volver a una pseudociencia,
la numerología, para rematar la demencia que no sólo nos rodea, sino que sobre
todo y por desgracia nos desgobierna.
Nos explica la Wikipedia, esa
enciclopedia abierta en la que todo el mundo puede añadir, corregir, manipular e
inventar contenido (esta cuenta de Twitter, permite por ejemplo seguir todas las ediciones realizadas anónimamente desde instituciones
oficiales españolas… y en horario laboral, por cierto), gigantesca recopilación
del saber que al final ha acabado siendo una fuente fidedigna para la mayoría
de los temas gracias a la supervisión y corrección por parte de abonados, estudiosos,
expertos, prestigiosas instituciones y muchos particulares (y lógicamente también
controlada gobiernos, logias, multinacionales, autoridades religiosas, partidos
políticos y demás asociaciones con fines comunes, ocultos o declarados), dice pues
la Wiki que la numerología es un “un conjunto de creencias o tradiciones que
pretende establecer una relación oculta entre los números, los seres vivos y
las fuerzas físicas o espirituales…”.

Se trata por lo tanto una pseudociencia,
como la astrología, creencias que, a pesar de carecer de cualquier base científica, siguen
muy presentes en todas las culturas y son algo que tenemos interiorizado todos,
heredado de generación en generación. Como los refranes y dichos populares,
pero simplificado con números que supuestamente significan algo. Como la esotérica
cábala judía, a cuyas "verdades" aún sucumben hoy en día famosos, iluminados y
drogadictos de todo tipo. Por otro lado, también tenemos las fechas de hechos
históricos, como el que conmemoramos hoy, o la correlación de números con letras,
algo usado para recrear nombres o frases usando la respectiva posición de una
letra dentro del alfabeto, como el 88 que usan los neonazis para hacer
referencia a la letra hache, es decir, al “Heil Hitler”. Por cierto, aquí
tenemos una reciente y clara demostración de la vigencia de esta simbología
numérica: Austria prohibió el uso de los números 18 (Adolf Hitler) y 88 en las
matrículas hace unos años (también eliminó la combinación de letras IS, en
referencia al ISIS, o de las SS, por las Schutzstaffeln del Tercer Reich). Por
no hablar de la planta 13 en los rascacielos o la relación de victorias de Ángel
Nieto, número eliminado por su asociación a la mala suerte, algo imposible de
eliminar de la mente occidental.
Y como mañana será 12 de octubre,
una fecha clave para nosotros, los españoles, y por extensión para todos los
europeos y los hermanos hispanoamericanos, voy a hablar un poco de fechas, de números,
de su significado y su importancia.
Tranquilos, obviaré incidir en
los números simbólicos más conocidos y utilizados por todos nosotros, como el 7,
el 13, el 21, el 666, el 777 o el 1582 (esos Nikis); me centraré en tres números:
el 1, el 12 y el 52. Pero no desde un enfoque religioso, mágico o adivinatorio.
De eso que se encarguen predicadores, magos, chamanes, imanes, antipapas, médiums, camellos y demás intermediarios entre nuestra mente y el más allá desconocido; lo mío es
más simple y va relacionado con la fecha de mañana, con nuestra organización
administrativa provincial (y también de un grupo de luchadores) y con el uno,
el primero, el principal, símbolo de inicio y, ante todo, de unidad.
Doce de octubre, XII en números romanos, día del
descubrimiento de América por una expedición marítima hacia lo desconocido que
emprendió el Reino de España el 3 de agosto de 1492 desde el puerto fluvial de
Palos (en Huelva, la provincia 21 de nuestra patria, España, número asociado a
tantas cosas que no es preciso que detalle aquí ni ahora. Para eso está Google,
para lo demás, Mastercard).
Doce de octubre, XII en números romanos, una de las fechas
más importantes de la historia de nuestra civilización occidental, o quizás la
que más para toda la humanidad, evento clave para la evolución social, económica
y cultural del mundo de poniente, para el nacimiento del hispanismo, para la existencia
de tantas naciones hermanas en el por entonces nuevo continente y por desgracia
también para la desaparición de las tribus indias del norte del continente, exterminadas
sin piedad por los colonos del norte europeo, en especial por anglosajones,
holandeses y alemanes. Aunque esto empezaría siglos después del desembarco español
en el nuevo mundo. Por mucha leyenda negra creada en oscuras habitaciones del frío,
bárbaro y desapacible norte de Europa, por simple envidia e intereses económicos.
Leyenda negra que, ante la desmemoria histérica que el globalismo de la Agenda
2030 intenta imponer con su indigenismo y demás sandeces, está siendo rebatida
en grandes obras y por prestigiosos escritores a ambos lados de ese océano
atlántico que no nos separa, sino que nos une, como Elvira Roca Barea aquende y
recientemente Marcelo Gullo Omodeo allende los mares. Esos mares que cruzó
Marco buscando a su madre, para que los menos leídos pero teleadictos lo
entiendan.

El cincuenta y dos, 52, LII en
números romanos, algo ya eliminado del currículo formativo de esta nueva
sociedad que están creando. Y destrozando. Número que, sin cábalas, trampantojos
o interpretaciones, simplemente es la suma de cincuenta provincias y dos ciudades
autónomas, unidades administrativas que componen nuestra nación, España. A las
que con añoranza histórica muchos sumaríamos los cinco virreinatos
americanos y
demás provincias de ultramar. Pero la historia, pasado es. Y no se puede
reescribir, cambiar o tergiversar. Aunque tantos y tan variados malvados y
dementes se dediquen a ello noche y día. Allende y aquende, como ya dije antes.
El cincuenta y dos, 52, LII en
números romanos, que por casualidad es el número de valientes que están defendiendo,
unidos bajo las siglas de VOX y desde sus escaños en el Congreso, la unidad de España,
la justicia, la libertad y el futuro de nuestros hijos y nietos. Pero esto es
pura casualidad, que nadie busque ahora asociaciones místicas. Podrían bien ser
50 o 53. O quizás 99 en un futuro próximo. Nunca se sabe.
Y llegamos por fin al número más
importante. Volvemos al inicio.
Al uno, 1, I en números romanos. Al "alpha" numérico,
que no es lo mismo que alfanumérico. A un número que no solamente significa el
principio de todas las cosas, de todas las cuentas, de
todas las historias, sino que simboliza también y sobre todo la unidad. Esa
unidad que es necesaria para que todo funcione. Ese 1 del “todos a una”. El uno
de la solidaridad, de la cooperación, de la unión en una empresa común. Un número
que siempre une y nunca separa, un guarismo indivisible. Y que por lo tanto también
simboliza la unidad de España. Y que nadie se ponga nervioso, tire de
prejuicios y leyendas negras, remueva a los muertos en sus tumbas, tape
verdades y publique mentiras sin base histórica, simples relatos para acompañar
sus malvados planes de futuro, y se atreva a recordar y maldecir con saña el antiguo
lema de “Una, grande y libre” y empiece a llamarme franquista, fascista o cualquier
otro epíteto similar.
Aunque me importa bien poco lo que digan los demás; porque al fin y al cabo se trata
de un lema precioso que no significa nada
más que lo que enuncia (que es mucho, por otro lado), sin tener que elucubrar,
leer las estrellas, consultar antiguas escrituras, pagar a un vidente, sobornar
a un alquimista o pegarse una ronda de peyote: una, grande y libre, simple, llana
y comprensible hasta para iletrados políticos y tertulianos desquiciados,
quiere decir: unidad, grandeza y libertad. Que es lo que queremos todos para
nuestra querida patria. Y por lo que suspiran y luchan tantos españoles en las
50 provincias y dos ciudades autónomas que componen nuestras nación. LII en
números romanos. Cincuenta y dos, como el número actual de diputados de VOX. Suerte
que odio las pseudociencias. Y en especial la numerología. Se trata de una
simple casualidad.
Feliz 12 de octubre, queridos
compatriotas. Feliz 12 de octubre, hispanos de allende los mares.
¡Viva España! ¡Viva la Hispanidad!