jueves, 10 de octubre de 2019

Casposos


Oí el otro día al volver de Vistalegre algún comentario entre jocoso y maleducado llamándonos casposos. Y a pesar de que me entró por un oído y me salió por el otro, cual AVE al máximo de potencia entre Zaragoza y Lérida, algo ofendido sí que me sentí. Me explico.

Aparte de la definición oficial de mi querido DRAE, es decir, “que tiene caspa”, casposo también es una expresión coloquial y despectiva muy común para referirse a una persona u objeto “que llama la atención por estar anticuada o pasada de moda”.

A partir de esta definición, casposas pueden ser tantas cosas, ideas o maneras de actuar, que siempre dependerá de quien use la expresión y en que contexto la utilice para insultar a alguien o describir algo.

En España llevamos ya más de cuarenta años de democracia (o por lo menos así llaman a nuestro sistema político), lo que vienen a ser más de cuarenta años en los que se ha denominado casposos de forma insistente y sistemática a todos aquellos que no comulgan con las ideas y convicciones propias del pensamiento único de la arrogante progresía, la izquierda cavernícola y de los adeptos a las nuevas y tan dañinas “religiones”: climáticas, de género, animalistas, veganas, amigas de las pseudociencias, vegetarianas, seguidoras del Reiki, de la talasoterapia, terraplanistas, adoradores  de Mr. Spock, asaltantes del área 51, furibundos antivacunas o oenejetas colaboradores de mafias esclavistas.

Con el sucio, iletrado y amoral policía “Torrente” como arquetipo del ser “casposo”, los supuestos progresistas han tachado y tachan como “lleno de caspa” a todo lo que no cuadra con su manera de entender la vida, la historia o la sociedad. O que no entienden. Y en su suprema ignorancia se quedan tan panchos insultando a una gran parte de la sociedad.

Ser cazador es casposo, ser religioso es casposo, leer es de casposo, amar a tu patria es casposo, ser heterosexual es casposo, aborrecer el sexo sin amor es casposo, peregrinar es casposo, tener un coche diesel es casposo, ir en Vespa es casposo, leer la prensa (menos El País, claro está) es casposo, respetar al prójimo es casposo, rezar es casposo, regalar flores es casposo, dar las gracias y pedir algo por favor es casposo, trabajar para vivir es casposo, madrugar es casposo, comer carne es casposo, llevar un Fred Perry es casposo, jugar al billar de carambolas es casposo, odiar el reguetón es casposo, no mirar series en Netflix es casposo, en fin, nuestra vida es casposa. Y mucho. Según “ellos”, claro está.

Pero puestos a analizar la realidad, lo verdaderamente casposo es todo lo contrario.

  • Casposo es llevar una camiseta del Che Guevara, un asesino de homosexuales, déspota y violento.
  • Casposo es cantar la “Internacional”, himno del peor sistema político que ha sufrido el ser humano y culpable de cientos de millones de muertos.
  • Casposo es enarbolar la tricolor bandera republicana, símbolo de una república dictatorial, asesina y única causante de la triste Guerra Civil que sufrió España el siglo pasado
  • Casposo es negar los avances médicos y científicos y renegar por ejemplo de las vacunas.
  • Casposo es vivir seis meses a tutiplén a costa de los impuestos de los demás, por trabajar unas ridículas veinte peonadas en Andalucía gracias al PER (que tan bien sabe explotar el PSOE para arramplar con los votos cautivos).
  • Casposo es levantar el puño en una manifestación mientras en la otra aguantas un móvil de última generación
  • Casposo es llamar “bestias con taras en el ADN” a los ciudadanos de otras regiones de España.
  • Casposo es implorar ayuda a Dios desde el monasterio de Montserrat para conseguir una independencia que no desea ni un 30% de la población, y encima rodeado de monjes pederastas o encubridores de ellos.
  • Casposo es exhumar a Franco para contentar a la galería mientras pestilentes estatuas de La Pasionaria, el Che o Carrillo jalonan nuestras calles y plazas.
  • Casposo es militar en UGT o CC.OO. sin haber trabajado en la vida.
  • Casposa es la ley de Memoria Histórica que pretende reescribir la historia a gusto de una izquierda caduca, rencorosa y vengativa.
  • Casposo es tener a terroristas y sus cómplices en nuestras instituciones.
  • Casposo es permitir una exposición con los lamentables cuadros del asesino etarra Bienzobas
  • Casposo es repartir trabajos y prebendas a cambio de votos, como por ejemplo en  Huévar del Aljarafe,
  • Casposo es usar los medios del estado para tu propio placer y beneficio, como hace nuestro presidente por accidente día sí y día también.
  • Casposo es escuchar música que en sus letras humilla a las mujeres.
  • Casposo es tolerar que el sistema explote a una niña enferma como Greta Thunberg.
  • Casposo es defender al retrógrado, machista y violento islam e insultar al cristianismo.
  • Casposos son Monedero, Errejón, la Talegón, Montero e Iglesias.
  • Casposas son La Sexta, Tele5 y Antena 3.
  • Casposo es Iñaki Gabilondo.

Señores y señoras: lo que es verdaderamente casposo es ser un giliprogre de izquierdas a estas alturas de la historia.

Lo que no es casposo es creer en la libertad, la justicia, la patria, el esfuerzo, la igualdad, la solidaridad, la belleza, el amor, la familia, la caridad o la generosidad.

O asistir a un mitin con una bandera de España en la mano y otra en el corazón.

Todo esto no es ser casposo, simplemente es ser una persona cabal. Y de bien. Del siglo XXI.


No hay comentarios:

Publicar un comentario